Peque?o gran Bach

En s¨®lo 15 d¨ªas, entre Daniel Barenboim y Konrad Jungh?nel han demostrado en Madrid que la m¨²sica de Bach es igual de grande sea cual sea el formato en que se sirva, del gran Steinway del argentino-israel¨ª-espa?ol a la formaci¨®n m¨ªnima del alem¨¢n: 20 instrumentistas y un coro de 10 cantantes.

Konrad Jungh?nel, al mando de Cantus C?lnn, lo ha dejado claro a lo largo de uno de esos conciertos que ponen alt¨ªsimo el list¨®n de una temporada. Jugaba con el inconveniente del tama?o de la sala, desmesurada para unos planteamientos sonoros que cuadran mucho mejor con el templo que est¨¢ en los or¨ªgenes de esta m¨²sica o con su hermana de c¨¢mara en el mismo auditorio, en la que no hubiera cabido tanta gente. El p¨²blico de la serie que organiza un a?o m¨¢s la Universidad Complutense fue consciente de que hab¨ªa que aplicarse, toser lo menos posible para escuchar joyas como la intervenci¨®n del flauta solista en el Benedictus -y no s¨®lo eso: qu¨¦ violines, qu¨¦ oboes, qu¨¦ trompetas-, momentos inolvidables de un concierto que tuvo muchos. Con todo, lo m¨¢s sorprendente de Cantus C?lnn, adem¨¢s del empaste de unas voces excelentes en un conjunto m¨ªnimo en el que nada pasa inadvertido, es la capacidad de Jungh?nel para que el contenido de esta m¨²sica llegue al oyente en toda su grandeza, y eso se mostr¨® especialmente en los cierres del Gloria y el Credo, en el Dona nobis pacem, en el Osanna. All¨ª, pues, donde ritmo y tensi¨®n resultan decisivos, donde no se puede perder el paso por nada del mundo. Qu¨¦ maravilla.