"La falsificaci¨®n forma parte del mundo del crimen internacional"
Louis Vuitton abri¨® un taller de maletas en las cercan¨ªas de Par¨ªs hace 150 a?os y tuvo la ocasi¨®n de servir a los primeros grandes viajeros de la historia, desde la emperatriz Eugenia de Montijo, esposa de Napole¨®n III, hasta el rey de Dahomey o el emperador de Jap¨®n. Varias generaciones despu¨¦s, su marca es un paradigma del lujo.
Yves Carcelle, de 56 a?os, preside la firma desde hace 15 y combina el respeto a la tradici¨®n con el crecimiento del negocio. Carcelle acudi¨® el pasado fin de semana a Valencia para asistir a unas regatas entre los aspirantes a disputar la Copa del Am¨¦rica en 2007, competici¨®n previa al trofeo que patrocina la marca.
La firma nunca ofrece cifras de negocio. Ni rebajas a sus clientes. Pero el lujo vende cada vez m¨¢s. Y no es necesariamente conservador. Carcelle opta por John Kerry, "sin ninguna duda", frente al republicano George Bush en las elecciones presidenciales en Estados Unidos.
"El lujo es un objeto que se compra, se regala y se recibe con emoci¨®n"
Pregunta. ?Distingue una falsificaci¨®n?
Respuesta. A diez metros.
P. ?Qu¨¦ esfuerzo supone combatir las falsificaciones?
R. Mucho. Tenemos 25 personas trabajando en despacho, 70 investigadores y un presupuesto de 15 millones de euros al a?o. Lo m¨¢s importante es ganar el apoyo de los gobiernos. Espa?a es el segundo pa¨ªs, despu¨¦s de Francia, donde la falsificaci¨®n es un delito penal. Poco a poco en EE UU, Europa, incluso en Asia, los gobiernos est¨¢n descubriendo que la falsificaci¨®n forma parte de un mundo subterr¨¢neo ligado al crimen internacional que mueve el mismo dinero que la droga, el terrorismo o la prostituci¨®n.
P. ?Qu¨¦ compra el cliente de Louis Vuitton?
R. Una emoci¨®n. El lujo es un objeto que se compra con emoci¨®n, o se regala con emoci¨®n o se recibe con emoci¨®n. Compra el mito del viaje del siglo XIX. Ya no se tardan tres semanas en llegar de l'Havre a Nueva York, pero el mito perdura. Compra el mito del artesano que abri¨® su f¨¢brica a mediados del siglo XIX, en los principios de la revoluci¨®n industrial. Compra las im¨¢genes del ¨²ltimo desfile de nuestro dise?ador Mark Jacobs en Par¨ªs hace unos d¨ªas...
P. ?Es imprescindible vender muy, muy caro?
R. No tenemos una expresa voluntad de vender caro. Pero queremos vender una calidad y no estamos dispuestos a comprometerla. Cuando se habla tanto de deslocalizar, nosotros tenemos el orgullo de conservar 13 f¨¢bricas en Europa, 11 en Francia y dos en Catalu?a. El orgullo de mantener a 3.000 artesanos que hacen nuestro producto con calidad y perdurabilidad. ?Por qu¨¦ comprar un objeto que se destruye en seis meses? Tenemos clientes que, tras veinte a?os, traen un bolso para reparar una pieza. El lujo tambi¨¦n es eso. Si se considera el valor exacto de uso, no es tan caro.
P. ?Compran lo mismo en Nueva York, Shangai o Par¨ªs?
R. S¨ª. Es una de las cosas m¨¢s sorprendentes que comprobamos. Responde a la vocaci¨®n de universalidad, que fue una de las ideas fuerza de Louis Vuitton. Cuando empez¨®, sus clientes eran las ¨¦lites del mundo que viajaban. La universalidad de la marca est¨¢ en nuestras ra¨ªces. La incorporaci¨®n de un americano, Mark Jacobs, en 1997 como responsable del dise?o fue muy cuestionada, pero nuestro equipo tiene ahora profesionales de una docena nacionalidades. Tenemos presencia en cincuenta pa¨ªses y los best sellers son los mismos en Valencia o S?o Paulo.
P. Acaban de abrir una tienda en El Corte Ingl¨¦s, en Madrid.
R. El gran almac¨¦n ofrece una oportunidad de contacto m¨¢s f¨¢cil a gente que teme el lujo, que tiene miedo al precio, a la que le intimida nuestra tienda en la calle Ortega y Gasset. Nuestra llegada, junto a Loewe o Gucci, ha creado una zona de lujo muy atractiva. Hemos estado a?os negociando. Nos cost¨® a?os llegar a un acuerdo. Claro que con Harrods, negociamos durante diez a?os, o tres con Lafayette. No somos f¨¢ciles.
P. ?Cu¨¢nto crece el negocio?
R. Hace quince a?os que estoy a la cabeza de la empresa y hemos conocido un crecimiento medio anual en porcentajes de m¨¢s de dos cifras. No es f¨¢cil. Hay momentos dif¨ªciles, cuando hay una guerra en Irak, una epidemia en Asia o movimientos cambiarios que juegan contra nosotros.
P. ?C¨®mo crece un negocio que vende exclusividad?
R. Hay tres oportunidades para crecer. Nuevos territorios, nuevos productos y creatividad representan un tercio, un tercio y un tercio de nuestro crecimiento.
P. El territorio ?se conquista?
R. Hemos abierto muchos mercados. En 1992 abrimos la primera tienda en China, cuando era una tonter¨ªa porque all¨ª no hab¨ªa nada. A final de a?o tendremos 13 tiendas en China y la clientela all¨ª, incluyendo Macao y Hong Kong, es la tercera del mundo despu¨¦s de los japoneses y los estadounidenses. Hace a?o y medio abrimos la primera tienda en la India y ahora tenemos una segunda en Bombay. Hace dos, abrimos en Rusia. La semana que viene, abrimos en Johanesburgo.
P. ?Qu¨¦ productos ampl¨ªan la marroquiner¨ªa original?
R. Primero fueron los bolsos de viaje. En 1997 fue una revoluci¨®n empezar con los zapatos y el pr¨ºt-¨¤-porter. Luego llegaron los relojes y la joyer¨ªa. Hace una semana hemos estrenado unas gafas de sol.
P. ?Controlan toda la fabricaci¨®n de los nuevos productos?
R. En pr¨ºt-¨¤-porter tenemos dos talleres en Par¨ªs donde hacemos todos los modelos y la producci¨®n la contratamos. Pero hemos comprado tres f¨¢bricas de zapatos en Italia, una en Ferrari y otras dos cerca de Venecia. Levantamos una f¨¢brica de relojes en Suiza. Nunca trabajamos con licencias.
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