C¨®mo esquivar la rutina sexual
Estudios cient¨ªficos revelan que el efecto del amor en el cerebro conoce varias fases: lujuria, enamoramiento ciego y apego. Es en la tercera cuando aparecen las diferencias de gustos y apetencias y la disminuci¨®n del deseo. Los expertos aconsejan prevenir a tiempo.
La ciencia dice que el enamoramiento dura lo que dura. Y pasada esa etapa, en el mejor de los casos, surgir¨¢ el sentimiento de apego, no exento de correr riesgos o altibajos. La antrop¨®loga norteamericana Helen Fisher, de la Universidad de Rugers (Nueva Jersey), fue pionera en impulsar una investigaci¨®n con esc¨¢neres para localizar el amor en el cerebro. Y ha encontrado tres emociones: la lujuria, el enamoramiento ciego y el sentimiento de apego. Cada una tiene su propia qu¨ªmica cerebral, que act¨²a cuando nos sentimos atra¨ªdos por alguien. La primera fase, la lujuria, es la atracci¨®n f¨ªsica. El enamoramiento ciego ser¨ªa cuando la persona elegida no se nos quita de la cabeza. En esta fase, los elementos qu¨ªmicos que se liberan causan esa sensaci¨®n de alegr¨ªa y euforia. Pero es un sentimiento pasajero y con una duraci¨®n de entre 3 y 12 meses. El mayor peligro que se?ala Fisher en esta fase es la creencia equivocada por ambos miembros de la pareja de que sus deseos sexuales se encuentran en perfecta armon¨ªa. La diferencia de apetencia sexual se empezar¨¢ a evidenciar cuando empiece la fase de apego. Puede que aqu¨ª termine la historia, o que se pase a la tercera fase, que se centrar¨¢ en establecer un v¨ªnculo de colaboraci¨®n para criar a los hijos. Suena un poco demoledor, y algunos se sentir¨¢n injustamente incluidos en estas fases. Pero el grado de satisfacci¨®n con la situaci¨®n sexual parece estar ligado a la frecuencia con la que se hace el amor (que declina con los a?os de relaci¨®n) y a la antig¨¹edad de la misma, seg¨²n un estudio de 2003, sobre h¨¢bitos sexuales de los espa?oles, de la Federaci¨®n Espa?ola de Sociedades de Sexolog¨ªa.
Motivos de desencanto. Sea por la qu¨ªmica del cerebro, por el ritmo de vida o por lo que sea, el caso es que, seg¨²n pasa el tiempo, en la pareja podr¨¢n crecer y desarrollarse nobles sentimientos, pero entre las s¨¢banas, por regla general, la cosa va a menos (menos frecuencia, menos dedicaci¨®n, menos pr¨¢cticas?). "Esto, por desgracia, es lo m¨¢s frecuente, pero no tiene que ser forzosamente as¨ª", explica Antoni Bolinches, psic¨®logo cl¨ªnico, sex¨®logo, m¨¢ster en sexualidad humana y todo un experto en el tema que nos ocupa. Su conocimiento est¨¢ en Sexo sabio. C¨®mo mantener el inter¨¦s en la pareja estable (Grijalbo). ?Por qu¨¦ ocurre esto? "La disminuci¨®n del deseo y de la frecuencia est¨¢n relacionados con la rutina sexual. Las parejas que hacen siempre las mismas cosas, a la misma hora y en el mismo sitio, llega un momento en el que ya no desean hacer nada", dice Bolinches. Y la rutina no se vive del mismo modo: "Afecta por igual a ambos sexos, pero se instala en la pareja de forma distinta porque sus preferencias a la hora de incorporar novedades no son coincidentes, ya que, por regla general, las mujeres prefieren variar de lugar, mientras que los hombres desean cambiar de rituales".
Prevenir, no curar. No obstante, en numerosas ocasiones la din¨¢mica de la vida en pareja acaba asumiendo esa nueva condici¨®n, y se repite como un mantra aquello de que con el amor basta. Claro que, citando al escritor franc¨¦s Alphonse Karr en el siglo XIX, "el amor nace de nada y muere de todo", y el truco ser¨ªa que para que no se deteriore hay que alimentarlo. Pero ?c¨®mo se hace esto teniendo en cuenta las obligaciones laborales, dom¨¦sticas o de desarrollo personal? "Es cierto que el estilo de vida actual dificulta un sexo gratificante y que la soluci¨®n no es f¨¢cil. Tanto es as¨ª que muchas parejas no encuentran el clima adecuado para una sexualidad l¨²dica. Por eso hay que crear espacios y momentos privados. Los principales alimentos del amor son la comprensi¨®n, la complicidad y un buen acoplamiento sexual, pero para que la f¨®rmula funcione debe implicar a ambos miembros de la pareja". Aunque hay casos m¨¢s dif¨ªciles que otros, el experto no da nada por perdido y apunta que lo mejor es la prevenci¨®n.
Dec¨¢logo para evitar las crisis de pareja
Ser sincero desde la sensatez.
Pensar que lo que sucede entre dos nunca es responsabilidad de uno solo.
Pensar que el ego¨ªsmo del otro s¨®lo se puede detectar desde el ego¨ªsmo propio.
No esforzarse para que te entienda, sino para entenderle.
No confundir una pareja para siempre con estar siempre con la pareja.
No confundir la estabilidad con la rutina.
Recordar que la pareja funciona mejor con refuerzos que con esfuerzos.
Recordar que la pareja no puede funcionar s¨®lo con sexo, pero tampoco puede hacerlo sin ¨¦l.
Procurar tener presente que convivir implica conceder.
Recordar que la pareja que dura es la que madura.
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