Contralamentaciones
?lef. Dicen que los cat¨®licos estamos en contra del matrimonio de los homosexuales. Lo han dicho estos d¨ªas con belicosa vehemencia y melod¨ªa de viejas lamentaciones, tan propias, los obispos espa?oles, en colectivo y en particular, a tiempo y a destiempo, reclamando como ¨²nica moralmente recta, tambi¨¦n para la sociedad civil, su concepci¨®n del matrimonio. Yo no lo digo. M¨¢s bien digo que me parece muy bien que por fin no sean discriminadas, denigradas por su inclinaci¨®n sexual las minor¨ªas homosexuales. Y que se les reconozca social y legislativamente sus derechos.
Bet. Dicen los que dicen que los cat¨®licos estamos en contra del matrimonio de los homosexuales que lo dicen en nombre de Dios porque se apoyan en algunos textos de la Biblia y en el magisterio eclesi¨¢stico. Yo no lo digo. Esos mismos afirmaron anta?o que la Biblia (para ellos, Dios, as¨ª, sin m¨¢s) ense?aba que el Sol pod¨ªa pararse, luego ¨¦l era el que giraba en torno a la Tierra. Y encontraron un texto en la infinitud del Libro que apoyaba la experiencia de sus ojos, la cultura tradicional, la tesis de la escasa ciencia de entonces y sus ansias de dominio sobre la ciencia. De modo igual los eclesi¨¢sticos de cada ¨¦poca, a base de hilar argumentos de Biblia y conclusiones precipitadas, le han hecho decir a Dios muchas cosas que eran ellos -su ciencia, su cultura, sus intereses- los que las dec¨ªan. La condena a Galileo, la condena y ajusticiamiento criminal de Giordano Bruno, se hicieron en nombre de Dios.
Me parece muy bien que las minor¨ªas homosexuales no sean discriminadas
Resulta que luego, pasados tres siglos, los eclesi¨¢sticos han tenido que rehabilitar a Galileo (a otros muchos ni se han molestado) porque, al fin, se hab¨ªan dignado aceptar m¨¦todos cr¨ªticos y cient¨ªficos (el Libro es un libro) de interpretaci¨®n y ya la Biblia no dec¨ªa que el Sol era el que giraba en torno a la Tierra. O s¨ª lo dec¨ªa porque no pod¨ªa borrarse la cita, pero ¨¦se era un error cient¨ªfico achacable al autor humano. O sea, que reconoc¨ªan que la Biblia, el mensaje religioso, est¨¢ mediado, vertido, hecho im¨¢genes y conceptos, por autores humanos con su lengua, sus condicionantes sociales, culturales, etc. Y que por esa raz¨®n hay que aceptar la posibilidad de la equivocaci¨®n o la inexactitud. O el desvelamiento progresivo, a trav¨¦s de la sucesi¨®n hist¨®rica de los creyentes y sus b¨²squedas, del mensaje religioso. Esto cost¨® siglos, condenas, quemas, c¨¢rceles y sofocamiento de muchos estudiosos. Ha habido errores y retractaciones posteriores tambi¨¦n en el campo de la ciencia hist¨®rica y en el de las ciencias sociales: muy pr¨®xima a¨²n la condena de la democracia en el Syllabus de P¨ªo IX y su actual marcha atr¨¢s. Condena y bendici¨®n como cat¨®licos de reg¨ªmenes dictatoriales, s¨¢trapas y caudillistas. Hasta ayer mismo.
Gu¨ªmel. Dicen los que dicen que los cat¨®licos no podemos aceptar el matrimonio de los homosexuales que lo hacen porque tienen la autoridad y responsabilidad eclesi¨¢stica. Yo, sin esa autoridad, s¨®lo bajo el mandato de mi conciencia responsable, y desde luego "con temor y temblor" de equivocarme, me atrevo a exponer mi opini¨®n disidente:
Lacerado por ese rosario de condenas, quemas y manipulaciones religiosas del pasado, pero sobre todo obsesionado por los posibles errores y da?os presentes a tantos de fuera y de dentro de la Iglesia por esa uniformidad, insistencia y aguerrida campa?a, me atrevo a decir que este caso de la condena moral de la homosexualidad en los textos b¨ªblicos y en la tradici¨®n es uno de esos asuntos en los que se confunde el mensaje religioso con la concepci¨®n cient¨ªfica y la valoraci¨®n filos¨®fica. A¨²n relativamente recientes, pero numerosas, las aportaciones de las nuevas ciencias est¨¢n cambiando copernicanamente la comprensi¨®n y valoraci¨®n biol¨®gica, psicol¨®gica, ¨¦tica y social de la homosexualidad. ?C¨®mo seguir aceptando el juicio moral de la Biblia y el consiguiente magisterio, si la ciencia nueva -y sobre todo las experiencias vitales, ahora por fin p¨²blicas, de las personas homosexuales- impele a nuevas valoraciones humanistas positivas de esa tendencia y su desarrollo! ?No habr¨¢ llegado el momento de reconocer, como en tantos otros casos, que la condena de la homosexualidad en nombre de Dios ha sido un error porque se basamentaba en una ciencia y filosof¨ªa incorrectas? Yo pienso que s¨ª. ?No hay posibilidad de una experiencia del Dios creador y del Dios amor a trav¨¦s de una relaci¨®n homosexual? Son muchos los homosexuales cristianos que lo afirman. En cualquier caso, ¨¦sta ser¨ªa una cuesti¨®n a discutir entre cat¨®licos. No a imponer a una sociedad plural.
Dalet. Y si dicen que los cat¨®licos hemos de decir que estamos en contra del matrimonio de los homosexuales y yo no lo digo, ?ser¨¢ que yo no soy cat¨®lico? Si ser cat¨®lico es ver la huella del Creador en las variadas y multiformes manifestaciones de la naturaleza, tambi¨¦n en todas las manifestaciones diferentes de la sexualidad y no s¨®lo en algunas, yo soy cat¨®lico. Yo soy cat¨®lico si consiste en indagar con humildad, no en repetir y repetir, el significado y aplicaci¨®n hoy de las ense?anzas religiosas -no las culturales- recibidas de otra ¨¦poca, tantas veces dif¨ªciles de precisar y traducir. Si es recibir con agradecimiento la herencia cristiana sabiendo que en ella hay oro y ceniza, luz y sombras, mensaje de Dios y tergiversaciones e ignorancias. Y cr¨ªmenes. Si es buscar individual y comunitariamente. Si es escuchar a otros buscadores yo intento ser cat¨®lico, aunque medido y condicionado tambi¨¦n.
Si ser cat¨®lico es respetar al pr¨®jimo en sus derechos, amarlo y no despreciarlo como se ha hecho y se hace con los homosexuales. Si es recoger al pr¨®jimo robado y vejado en el camino de la vida y de la historia. Si es aceptar que de muchas cosas de la vida uno no sabe nada, o poco, o sabe contradictoriamente, y a saltos, incluidas las cosas religiosas, yo soy cat¨®lico.
He. Dicen los peri¨®dicos que han dicho los obispos espa?oles (supongo que algunos) que desde sus p¨²lpitos van a lanzar a sus bases cat¨®licas a la calle para protestar por la persecuci¨®n religiosa que est¨¢n sufriendo. Yo no creo que sean justas estas lamentaciones. Y por lo mismo no usar¨¦ el p¨²lpito de mi comunidad para defender los intereses de los obispos espa?oles -no los ideales cat¨®licos- en forma de leyes sobre la ense?anza religiosa cat¨®lica; sobre el matrimonio civil para que se ajuste a la visi¨®n cat¨®lica; sobre los privilegios de financiaci¨®n de la Iglesia cat¨®lica; sobre los beneficiosos acuerdos Estado espa?ol-Estado vaticano. Intentar¨¦ usarlo para indagar "con temor y temblor", y con la fuerza del Esp¨ªritu, el rostro amoroso de Dios, revelado en Jes¨²s de Nazaret. Y la calle la usar¨¦ para alegrarme de que las minor¨ªas excluidas vean reconocidos sus derechos por los representantes leg¨ªtimos de los ciudadanos.
Quint¨ªn Garc¨ªa, sacerdote dominico, es cura rural.
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