Autonom¨ªas y disciplina partidista
Las incertidumbres que est¨¢n rodeando la preparaci¨®n de la Conferencia de presidentes auton¨®micos -convocada por Rodr¨ªguez Zapatero para ma?ana- no se disipar¨¢n seguramente hasta el ¨²ltimo momento. Aunque los consejeros del PP expresaron ayer serias discrepancias sobre el contenido de la agenda, no rompieron, sin embargo, la baraja; el lehendakari Ibarretxe se empe?¨®, por su parte, en mantener hasta la noche de ayer el suspense sobre su asistencia. La utilidad de la Conferencia se halla fuera de duda; el propio Fraga -presidente fundador del PP- pidi¨® su creaci¨®n en 1994. Todos los Estados compuestos -federales, auton¨®micos o regionales- necesitan espacios de comunicaci¨®n para los presidentes de los mesogobiernos territoriales, entre s¨ª o con el jefe del Ejecutivo com¨²n: Estados Unidos, Alemania, Canad¨¢ y Austria tienen dispositivos de ese tipo. La tardanza en llevar a la pr¨¢ctica el mandato del art¨ªculo 69 de la Constituci¨®n confiere especial relevancia a la iniciativa; definido como "la C¨¢mara de representaci¨®n territorial", el Senado contin¨²a reducido a la tarea subalterna de realizar una segunda lectura de las leyes: sus enmiendas pueden ser tenidas en cuenta o no por el Congreso.
La ausencia de un mandato constitucional que establezca claramente la composici¨®n, las atribuciones y el calendario de la Conferencia de presidentes auton¨®micos constituye una dificultad menor. El funcionamiento de los reg¨ªmenes pol¨ªticos no se rige s¨®lo por las normas escritas sino tambi¨¦n por los usos que adquieren fuerza prescriptiva en funci¨®n del paso del tiempo. Las comunidades aut¨®nomas han mantenido desde 1980 dos tipos de relaciones verticales dentro del Estado: de car¨¢cter estrictamente bilateral, cuando los interlocutores son el presidente del Gobierno central y el jefe del Ejecutivo auton¨®mico concernido; y de car¨¢cter multilateral, cuando se trata de conferencias sectoriales dirigidas por el ministro correspondiente con la presencia de los consejeros titulares de la misma competencia. Esa relaci¨®n a la vez vertical y bilateral con los presidentes auton¨®micos fue utilizada por Aznar durante su segundo mandato como una m¨¢quina para premiar lealtades y castigar discrepancias: si Zapatero vio prohibida su entrada en el Palacio de la Moncloa como d¨ªscolo l¨ªder de la oposici¨®n tras un viaje no autorizado a Marruecos, el lehendakari Ibarretxe tambi¨¦n qued¨® alejado -como Luzbel de la visi¨®n de Dios- de las complacencias de Aznar. Pero las relaciones del presidente del Gobierno con las comunidades aut¨®nomas no est¨¢n regidas por caprichos personales sultanescos sino por obligaciones constitucionales.
La anunciada Conferencia multilateral de presidentes auton¨®micos de ma?ana ser¨¢ vertical por la presencia de Zapatero pero podr¨ªa tener en el futuro un formato horizontal, reservado s¨®lo a los mesogobiernos territoriales. La empecinada resistencia de las comunidades con mayor¨ªa nacionalista -ahora el Pa¨ªs Vasco y hasta 2003 tambi¨¦n Catalu?a- a ser equiparadas con las dem¨¢s autonom¨ªas se halla en el trasfondo de las dudas met¨®dicas del lehendakari Ibarretxe; desde su punto de vista, las nacionalidades del art¨ªculo 2 de la Constituci¨®n -presuntas titulares de privilegiados derechos hist¨®ricos- ser¨ªan las comunidades vasca, catalana y gallega, acogidas -las tres- a la Disposici¨®n Transitoria Segunda de la Constituci¨®n por haber plebiscitado su Estatuto durante la II Rep¨²blica.
Como se pudo apreciar en las conferencias preparatorias de ayer y del pasado septiembre, las interferencias de la pol¨ªtica partidista con el funcionamiento del Estado de las Autonom¨ªas no se limitan a los nacionalismos. Los dirigentes de las autonom¨ªas con mayor¨ªa absoluta del PP est¨¢n tironeados por una doble lealtad: al partido de ¨¢mbito estatal de oposici¨®n parlamentaria en cuya disciplina militan; y a los intereses territoriales de la comunidad cuyos ciudadanos les eligieron en las urnas. La esquizofrenia no afecta s¨®lo a los populares: ese mismo dilema acos¨® tambi¨¦n a los socialistas con poder auton¨®mico durante la anterior legislatura.
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