El Ajo
El Ajo repite. Como las ideas de dif¨ªcil digesti¨®n, el Ajo se queda en el est¨®mago, se mezcla con los ¨¢cidos pero no se diluye, se niega a seguir el tracto regulado por los b¨ªfidus activos de la televisi¨®n, vuelve una y otra vez a la boca de todos para recordar su sabor: cuando se ha comido el Ajo, lo que repite es el sabor de las ideas. "Las ideas que incendiaron los setenta", reza (ja, ja) la portada del facs¨ªmil conmemorativo de los 30 a?os de la aparici¨®n de Ajoblanco, que hace unos d¨ªas se present¨® en la Biblioteca Nacional de la mano de su directora, una Rosa Reg¨¤s que quiso dejar claro que esta revista emblem¨¢tica naci¨® al arrullo de la gauche divine barcelonesa, pero que la gauche divine barcelonesa no se limitaba al glamour blanquinegro y noct¨¢mbulo del Bocaccio que nos transmiten las fotos de Colita. Hubo mucha juerga, como es natural, pero tambi¨¦n mucho activismo, mucha creaci¨®n, mucha protesta, y la misma juerga era en s¨ª un desaf¨ªo (burgu¨¦s, de acuerdo: muchas buenas ideas y sus consecuentes acciones han sido generadas, recogidas o impulsadas por c¨ªrculos burgueses; con perd¨®n) que plantaba cara a la moral y a la norma represivas. Si la gauche divine necesitaba ¨®rganos herederos de su contestaci¨®n a la otra noche, la negra del franquismo, sus hermanos peque?os les proporcionaron uno de ellos al perpetrar en 1974, "con inquietud y por necesidad", la revista Ajoblanco. Era una generaci¨®n, se autodefinen, "que quer¨ªa cambiar el mundo con flores y sin armas, con amor y sin guerras, con conciencia ecol¨®gica y sin bombas at¨®micas, con valores de distintas tradiciones culturales y sin hipocres¨ªa, con austeridad y sin consumo masivo". La revista y sus manifiestos se convirtieron en un nuevo movimiento social de naturaleza colectiva y libertaria: "?Despertad, j¨®venes de la nueva era!", escribi¨® Toni Puig en el editorial del n¨²mero 1. La vigilia dur¨® hasta 1980.
Pero como el Ajo repite aun en sue?os, Ajoblanco volvi¨® en 1987: "Hoy m¨¢s que nunca hace falta mejorar la informaci¨®n y ampliar las libertades sin servilismos de ning¨²n tipo, (...) se necesita mucha sociedad civil organizada". Hab¨ªa ideas que la sociedad espa?ola no hab¨ªa digerido ni con los mejores ¨¢cidos de la movida madrile?a; hab¨ªa cundido el desencanto. Repitiendo, repitiendo, Ajoblanco resisti¨® y recogi¨® las reivindicaciones ecologistas, feministas, homosexuales, identitarias y pacifistas; se preocup¨® por el neoliberalismo, por ?frica, Am¨¦rica Latina y la construcci¨®n de la nueva Europa, por el totalitarismo de las multinacionales, el sida y el neoconservadurismo. Pero "la supervivencia de un medio de comunicaci¨®n independiente y beligerante con el sistema, como el nuestro, se hizo dif¨ªcil". De hecho, la necesidad de sobrevivir llev¨® circunstancialmente a la revista a perder su legendaria independencia estableciendo un v¨ªnculo con el diario El Mundo que result¨®, como habr¨ªa de serlo por definici¨®n, un fracaso. En cuanto a los lectores, est¨¢bamos todos muy ocupados siendo ricos y famosos. As¨ª que Ajoblanco sigui¨® repitiendo supervivencia a duras penas hasta que en 1999 se ech¨® otra vez a dormir el sue?o de los justos.
Y el sue?o result¨® ser una siesta. Pues aqu¨ª est¨¢ de nuevo el Ajo, repitiendo. Como las ideas incombustibles, las necesarias. Si hacemos un repaso a las que impulsaron la iniciativa editorial de 1974 ("incendiaron los setenta") y, despu¨¦s, de 1987, nos sorprender¨¢ comprobar lo cercanas y vigentes que resultan. Si, adem¨¢s, miramos y leemos el Ajo, nueva revista, con cara y esp¨ªritu de fanzine, que acompa?a al facs¨ªmil cumplea?ero e inicia la nueva etapa Ajoblanco con el gustoso lema "contra el sabor a mentira", reiteraremos su actualidad: cuando el Ajo repite es por algo. Ah¨ª est¨¢ porque aqu¨ª estamos. Con los fundadores Pepe Ribas y Toni Puig en Barcelona y con Javier Esteban en Madrid, quien tiende entre ambas ciudades un puente imprescindible y dota al Ajo de j¨®venes cocineros y degustadores a trav¨¦s de su experiencia como director de la revista universitaria Generaci¨®n XXI, que a la saz¨®n cumple ocho a?os. Ah¨ª est¨¢ el Ajo, repitiendo, porque aqu¨ª estamos, disconformes e intolerantes, y optamos "por los encuentros, los intercambios, las redes, las culturas, la no dominaci¨®n, la no soledad, la pasi¨®n, la innovaci¨®n y los movimientos (...) para compartir otra vida y otro mundo". Porque el Ajo es salud.
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