Dos obras de Torres-Garc¨ªa, destruidas por un coleccionista
El propietario borr¨® las pinturas para descubrir otras ocultas firmadas por el propio artista
Dos obras de Joaqu¨ªn Torres-Garc¨ªa (1874-1949) fechadas en la d¨¦cada de 1930 han sido borradas por un coleccionista con el fin de recuperar las pinturas, del propio artista uruguayo, que escond¨ªan. Se trata de Gran copa constructiva (1935) y Composici¨®n con hombre y reloj (1939), que fueron exhibidas en la gran antol¨®gica dedicada al pintor presentada con el t¨ªtulo Torres-Garc¨ªa, un mundo construido en la Fundaci¨®n ICO de Madrid, entre octubre de 2002 y enero de 2003.
Cuando a principios de 2004 se present¨® la exposici¨®n en el Museo Picasso de Barcelona, estas obras ya no estaban incluidas. Es bastante normal que en las grandes exhibiciones itinerantes haya cambios, pues no todos los particulares o instituciones est¨¢n dispuestos a prescindir de sus piezas por demasiado tiempo; de hecho, la exposici¨®n de Barcelona vari¨® bastante respecto a la de Madrid, pues se incluyeron muchas m¨¢s obras. Pero da la casualidad de que estos dos cuadros no se expusieron porque ya no exist¨ªan. En realidad, Gran copa constructiva s¨ª lleg¨® a participar, pero de una forma tan inveros¨ªmil que nadie pod¨ªa saberlo, pues de ella solamente quedaban la fecha y la firma.
Los dos cuadros proced¨ªan de la familia Torres-Garc¨ªa de Montevideo y estaban en el mercado madrile?o, pero padec¨ªan de un grave inconveniente comercial: en los dos casos, su autor hab¨ªa pintado una obra encima de otra, y con el tiempo transparentaban. Es algo bastante com¨²n en Torres-Garc¨ªa, que utilizaba t¨¦cnicas mixtas, como la mezcla de ¨®leo con aguada, y soportes humildes, en este caso cart¨®n. Al parecer, un coleccionista barcelon¨¦s adquiri¨® ambos cuadros y procedi¨® a borrarlos para recuperar las obras tapadas. As¨ª, Gran copa constructiva pas¨® a ser Constructivo animista, de 1934, que fue expuesta en el Museo Picasso, y Composici¨®n con hombre y reloj dej¨® paso a un paisaje constructivista de finales de los a?os veinte, que se puso a la venta en la pasada edici¨®n de Arco.
Derecho Moral
Cuando la nuera del artista, Cecilia de Torres, que lleva m¨¢s de 10 a?os trabajando en el cat¨¢logo razonado de Torres-Garc¨ªa, tuvo conocimiento de los dos cuadros descubiertos, constat¨® la evidencia de repintes y se extra?¨® de la forma en que estaban firmados: uno ladeado y el otro dos veces y con fechas diferentes. Consult¨® a sus restauradores en Nueva York -donde reside- y, horrorizada, lleg¨® a la conclusi¨®n de que las obras nuevas eran las que el propio Torres-Garc¨ªa hab¨ªa tapado para pintar encima Gran copa constructiva y Composici¨®n con hombre y reloj. En cuanto a las firmas, en la recuperaci¨®n se hab¨ªan dejado las de los cuadros destruidos, pues precisamente uno de los nuevos nunca hab¨ªa sido firmado por el artista. Cecilia de Torres, que se ha negado a certificar las obras descubiertas, opina que "quien cometi¨® esta acci¨®n radical olvid¨® el derecho moral del artista de pintar encima de otros cuadros suyos, y adem¨¢s cometi¨® fraude, porque para validar la actual pintura borr¨® la fecha de Composici¨®n con hombre y reloj pero dej¨® la firma".
En los informes del departamento de restauraci¨®n del Museo Picasso consta que hab¨ªa muchos repintes en Constructivo animista, pero Mar¨ªa Teresa Oca?a, directora del museo, desconoc¨ªa hasta el momento la radical transformaci¨®n que hab¨ªa sufrido la obra. Emmanuel Guigon, comisario de la exposici¨®n, tampoco sab¨ªa nada cuando decidi¨® incluir el nuevo cuadro en la exposici¨®n barcelonesa. Por su parte Jimena Perera, directora del Museo Torres-Garc¨ªa en Montevideo, opina: "Sin elementos contundentes que demuestren que era absolutamente imposible salvar las dos obras destruidas, nos parece un acto repudiable". "Desde el punto de vista ¨¦tico", a?ade, "deb¨ªa respetarse la voluntad del artista, que decidi¨® pintar sobre ellas en su momento". Perera afirma tambi¨¦n: "Se nos hace dif¨ªcil creer que no hubiera forma de frenar el deterioro y salvar dichas obras".
Fuentes cercanas a la propiedad de las obras aseguran que se ha actuado con buena intenci¨®n, por el af¨¢n de recuperar dos obras de calidad, dado que las otras dos, adem¨¢s de transparentar, presentaban serias patolog¨ªas de conservaci¨®n. Asimismo se ha documentado detalladamente el proceso. Para Cecilia de Torres, en cambio, el m¨®vil ha sido mercantil.
Fernando Castillo, especialista en Torres-Garc¨ªa, fue quien propuso la inclusi¨®n del nuevo Constructivo animista en la exhibici¨®n de Barcelona, pues considera que se trata de una obra muy buena, de un periodo de transici¨®n del artista; reconoce, sin embargo, que Gran copa constructiva era un cuadro excelente, sin entrar en si se deb¨ªa o no haber borrado. Con relaci¨®n a Composici¨®n con hombre y reloj, piensa que es mejor la obra recuperada. Castillo tuvo conocimiento de los hechos una vez ya iniciado el proceso de reconversi¨®n de los dos cuadros de forma irreversible y no cree que se haya obrado por mero af¨¢n de lucro. La pol¨¦mica reabre la herida de Torres-Garc¨ªa en Barcelona abierta cuando fue despedido por la Mancomunitat y se le impidi¨® terminar su obra m¨¢s ambiciosa: la decoraci¨®n del Sal¨® de Sant Jordi en el Palau de la Generalitat, unos murales que fueron tapados en tiempos de la Dictadura de Primo de Rivera. Este hecho traum¨¢tico provoc¨® en el artista uruguayo de origen catal¨¢n el exilio voluntario, la renuncia a su patria paterna y un rencor que le amarg¨® el resto de su vida.
Del modernismo al vanguardismo
Joaqu¨ªn Torres-Garc¨ªa nace en Montevideo en 1874, de padre catal¨¢n y madre uruguaya. A los 17 a?os cruza el Atl¨¢ntico con su familia para instalarse en Matar¨®, donde inicia sus estudios de arte. Pronto se traslada a Barcelona y participa de su ambiente cultural. Se inscribe en el Cercle Art¨ªstic de Sant Lluc, entidad cat¨®lica que agrupa a algunos de los principales artistas modernistas. En 1903 empieza a trabajar con Gaud¨ª en la Sagrada Familia y en la catedral de Palma de Mallorca.
Influido por la obra del pintor franc¨¦s Puvis de Chavannes, inicia una etapa simbolista, cl¨¢sica y mediterr¨¢nea, que ser¨¢ la base del noucentisme. Comienza a dedicarse a la pintura mural, pero su obra crear¨¢ pol¨¦mica y a menudo acabar¨¢ siendo destruida. Se interesa por la pedagog¨ªa art¨ªstica en la escuela experimental Mont d'Or, impulso que cristalizar¨¢ en su Escola de Decoraci¨®, una de las actividades m¨¢s representativas del noucentisme. Es aplaudido por Eugeni d'Ors, aunque pronto rivalizar¨¢n a ra¨ªz de su vertiente como te¨®rico del nuevo arte catal¨¢n. Se casa con Manolita Pi?a, alumna suya de Sarri¨¤. En 1911, Enric Prat de la Riba, presidente de la Mancomunitat, le encarga la decoraci¨®n del Sal¨® de Sant Jordi en el Palau de la Generalitat. Conforme avanza este proyecto se van generando enconadas cr¨ªticas, que culminan con el despido del pintor en 1917. Torres-Garc¨ªa, humillado y arruinado, decide abandonar el pa¨ªs. Empieza as¨ª un interminable periplo por Estados Unidos, Italia y Francia. Cada vez se acerca m¨¢s al arte de vanguardia y en 1930 funda en Par¨ªs el grupo Cercle et Carr¨¦. En 1932 se instala en Madrid y al cabo de dos a?os parte hacia Uruguay, donde termina sus d¨ªas en 1949.
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