El mundo entero deber¨ªa votar
Son demasiado serias las elecciones presidenciales de EE UU como para dejarlas en manos de los norteamericanos. Todo el mundo, en todas partes, deber¨ªa de tener el derecho a votar por la persona que ocupa el cargo m¨¢s poderoso en la historia del planeta. ?De qu¨¦ hablamos? La capacidad del comandante en jefe de la fuerza militar m¨¢s potente de la historia de influir en las vidas, y las muertes, de personas m¨¢s all¨¢ de las fronteras norteamericanas es enorme. Mientras que el impacto real que tiene sobre los habitantes de su propio pa¨ªs es reducido.
Por la naturaleza del sistema norteamericano, el presidente s¨®lo es una pieza pol¨ªtica m¨¢s de las muchas que inciden en el d¨ªa a d¨ªa de la familia Thomson en Toledo (Ohio). Y no es la pieza m¨¢s importante. Por un lado porque las dos c¨¢maras del Congreso en Washington acotan severamente la capacidad del presidente de imponer sus proyectos de ley; pero segundo, y m¨¢s importante a¨²n, porque en Ohio, como en todos los Estados, hay un sinf¨ªn de cargos pol¨ªticos locales que la gente elige por votaci¨®n. Desde el gobernador hasta el alcalde, el sheriff, y el fiscal del pueblo y (no es broma) la autoridad encargada de atrapar a perros sueltos por las calles.
Pero el mismo sistema le otorga un gran poder, iniciativa y rapidez de reacci¨®n en cuestiones de pol¨ªtica internacional. Especialmente en tiempos de crisis, cuando se percibe que est¨¢ en juego la seguridad nacional; pero tambi¨¦n en tiempos de paz, por el simple hecho de que los senadores y diputados del Congreso no suelen interesarse demasiado por lo que ocurre fuera de las fronteras de su pa¨ªs. Y el motivo por el cual no se han interesado es que los votantes no se interesan, con lo cual, invertir tiempo y energ¨ªa en los pormenores de la pol¨ªtica sudanesa, por ejemplo, no resulta muy rentable para la reelecci¨®n.
A los congresistas norteamericanos se les recuerda por las posiciones que adoptaron frente a leyes que afectaron a la construcci¨®n de carreteras o el precio de los medicamentos en los Estados o ciudades que representan. A los presidentes la historia les recuerda por sus acciones en el ¨¢mbito internacional. La presidencia de Bill Clinton tuvo mucha m¨¢s importancia para los ciudadanos de Kosovo que para los de Kansas City. La de Ronald Reagan influy¨® de manera mucho m¨¢s determinante en los pueblos salvadore?os y nicarag¨¹enses que en los ciudadanos de su propio Estado de California.
En cuanto a George W. Bush, est¨¢ claro que por m¨¢s que se hayan convencido los buenos ciudadanos de Iowa y Arkansas de que viven bajo la amenaza constante del terrorismo, las consecuencias de la pol¨ªtica global que est¨¢ llevando a cabo EE UU las sufren incomensurablemente m¨¢s los iraqu¨ªes, los afganos y los ciudadanos del mundo ¨¢rabe en general. En Ir¨¢n, posible futuro blanco de Bush, estar¨¢n mirando qui¨¦n gana con m¨¢s ansiedad, por no decir temor, que en Tejas. Tambi¨¦n se podr¨ªa argumentar que la identidad del futuro presidente de la Casa Blanca resultar¨¢ al menos igual de significativa para Estados Unidos que para Europa, donde la amenaza del extremismo isl¨¢mico es geogr¨¢ficamente m¨¢s pr¨®xima que en Washington. Si Al Gore hubiese ganado a Bush en 2000, ?habr¨ªa ocurrido el ataque a los trenes en Madrid, vivir¨ªan hoy los londinenses con el miedo de que el pr¨®ximo objetivo sean ellos?
Y m¨¢s all¨¢ de "la guerra contra el terrorismo", el poder del presidente norteamericano de influir para bien o para mal en las fr¨¢giles econom¨ªas de los pa¨ªses de Am¨¦rica Latina y ?frica es tremenda. Una ayuda financiera insignificante para el Estado de Ohio puede determinar si mueren o no miles de ni?os en Malawi o Ruanda.
La terrible iron¨ªa de que s¨®lo voten los norteamericanos es que gente que, en su gran mayor¨ªa, no se interesa en absoluto por lo que ocurre m¨¢s all¨¢ de sus fronteras (s¨®lo el 22% de los americanos tiene pasaporte) decide los destinos de personas de pa¨ªses tan lejanos y desconocidos para ellos como si fueran de otra galaxia.
Por todo esto, y m¨¢s, es una injusticia que los ciudadanos de Idaho, Montana y Florida vayan a votar en estas elecciones presidenciales mientras que los palestinos y los iraqu¨ªes, entre otros s¨²bditos de facto de EE UU, y tambi¨¦n los ruandeses y los espa?oles y hasta los pobres brit¨¢nicos (cuyos Gobiernos siempre siguen los dictados del presidente en Washington, sea quien sea) no puedan hacerlo.
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