ETA en acci¨®n
A excepci¨®n de Imanol Uribe, que ha tratado el tema de forma reiterada, la banda terrorista ETA no ha sido protagonista de demasiadas producciones espa?olas si se tiene en cuenta la decisiva importancia que (lamentablemente) ha atesorado en la vida pol¨ªtica y social espa?ola de los ¨²ltimos 40 a?os. Por eso resulta llamativo que sea un franc¨¦s (aunque de origen espa?ol) el que se haya atrevido a dirigir una historia enteramente ambientada en el seno de la organizaci¨®n y que, con una mezcla de valent¨ªa y de imprudencia, lo haya hecho introduci¨¦ndose en el terreno del thriller de acci¨®n.
Mikel Lejarza, joven vasco que, entre 1973 y 1975, trabaj¨® para la polic¨ªa como infiltrado en ETA, es el protagonista de El Lobo. Miguel Courtois, como ya hiciese Uribe en La fuga de Segovia, narra en clave de cine de g¨¦nero y se aleja un tanto de la pol¨ªtica para acercarse al puro entretenimiento. Sin embargo, mientras las idas y venidas f¨ªsicas y mentales del personaje interpretado por Eduardo Noriega est¨¢n bien conseguidas, el trazado del inspector de los servicios secretos se queda en una marioneta, en un malvado de c¨®mic, cojera en la que tampoco ayuda la estereotipada actuaci¨®n de Jos¨¦ Coronado.
EL LOBO
Direcci¨®n: Miguel Courtois. Int¨¦rpretes: Eduardo Noriega, Jos¨¦ Coronado, Jorge Sanz, M¨¦lanie Doutey. G¨¦nero: thriller. Espa?a, 2004. Duraci¨®n: 115 minutos.
Lo mejor que se puede decir de El Lobo es que es entretenida y que tiene una factura t¨¦cnica y art¨ªstica casi impecable. Lo malo es que la zambullida de Courtois en el thriller no siempre es acertada. Esos planos a c¨¢mara lenta con los etarras andando en plan Reservoir Dogs y el momento en el que Fernando Cayo irrumpe en la calle disparando con dos pistolas a la vez (tambi¨¦n a c¨¢mara lenta) est¨¢n lejos de la inmersi¨®n en un importante episodio de nuestra vida pol¨ªtica. Adem¨¢s, un par de secuencias provocan sonrojo: la de la chica francesa informando con todo lujo de detalles sobre el organigrama de ETA a un desconocido, y, sobre todo, la de la pandilla etarra haciendo footing por la playa y Lobo separ¨¢ndose de ellos para hablar con su contacto policial. Si estos episodios en verdad ocurrieron, los creadores se han olvidado de un mandamiento sagrado: la realidad no tiene por qu¨¦ ser cre¨ªble; el cine, s¨ª.
Babelia
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