Don Juan Tenorio
Hay quiz¨¢ s¨®lo dos escritores espa?oles canonizados: Cervantes y Zorrilla. La memoria de ambos es celebrada, como en el caso de la mayor¨ªa de las festividades religiosas y de todas las fiestas civiles, en una fecha fija. El 23 de abril, D¨ªa del Libro, creado por la UNESCO, rinde homenaje a Cervantes, junto con Shakespeare y el Inca Garcilaso de la Vega, que murieron, los tres, en 1616. Y el final de octubre siempre nos trae la representaci¨®n de Don Juan Tenorio, de Jos¨¦ Zorrilla. Su primera edici¨®n es de 1844 - o sea, de hace 160 a?os-, y ha adquirido tanta popularidad como el mism¨ªsimo Corpus Christi que celebra la Iglesia cat¨®lica en una fecha chicle o, para decirlo, con lenguaje eclesi¨¢stico, en fecha movible. Y hay que recordar de paso que, por desgracia, se le suele acusar a la Iglesia de oponerse a los avances cient¨ªficos. Pero es incuestionable que las fechas movibles del santoral, como su propio nombre indica, est¨¢n en la ra¨ªz misma de un invento electr¨®nico tan fant¨¢stico como el m¨®vil... que no es precisamente fruto de las elucubraciones de los novelistas. Le pones al mism¨ªsimo Garc¨ªa M¨¢rquez -e incluso jaleado por un batall¨®n de chicas alegres y ya no de prostitutas tristes como las de su reciente novela- a inventar un m¨®vil y ya ver¨ªamos cu¨¢ntas eras de macondos necesitaba para inventar simplemente la carcasa. Por eso hay que valorar, con alegr¨ªa, la utilidad f¨ªsicoqu¨ªmica de las fiestas movibles de la Iglesia.
En Alcal¨¢ de Henares se ha representado el Tenorio, al aire libre, en la Huerta del Palacio Arzobispal. Ha sido su XX aniversario con aires mediterr¨¢neos. Dirigido por Natalia Men¨¦ndez y protagonizado por Marcial ?lvarez e Irene Visedo, a este Tenorio no le ha faltado ni la m¨²sica en directo ni el flamenco. Y en el Teatro Espa?ol, que dirige Mario Gas, cincuenta actores han ofrecido una lectura dramatizada de Don Juan Tenorio. 50 voces equivalen a 50 actores y, por tanto, aqu¨ª no hay espacio para mencionar sus inmortales nombres. La idea de Mario Gas de reunirlos ha sido espl¨¦ndida. El actor Imanol Arias ha declarado que su generaci¨®n desconoci¨® el Tenorio y que la obra le hab¨ªa fascinado. Se comprende que la generaci¨®n de Arias desconociera el Tenorio: como estuvo fascinada por el cine de Arte y Ensayo tambi¨¦n se limit¨® a conocer y disfrutar s¨®lo el teatro de arte y ensayo. Para esa generaci¨®n - criada a los pechos de Valle Incl¨¢n, Lorca, Miller, Beckett, Genet y muchos otros autores de esta estirpe prof¨¦tica y noble -el Tenorio era quiz¨¢ una obra populachera: algo as¨ª como el equivalente teatral del culebr¨®n radiof¨®nico Ama Rosa de los a?os sesenta.
Y ?qu¨¦ tiene esta obra para haberse apoderado as¨ª de nuestra escena? Tiene un elemento clave: Don Juan Tenorio es un g¨¢ngster -en la primera parte de la obra: en la segunda, logra la salvaci¨®n de su alma gracias a la intervenci¨®n del esp¨ªritu de do?a In¨¦s- y el Tenorio nace en un mundo que ya no es rabiosamente cristiano pero en el que Cristo es todav¨ªa un modelo para bastantes ciudadanos. Se vive tal nivel de sopor en ese mundo por el ejercicio de las virtudes que, para poder seguir viviendo, hay que inventarse un Al Capone que, como todos los g¨¢ngsters, entretiene mucho -s¨®lo la comedia y el cine del Oeste compiten en entretenimiento con el cine negro- y, adem¨¢s, cree en Dios y termina yendo al cielo.
Zorrilla, que ejerc¨ªa de rom¨¢ntico de cara a la galer¨ªa, sin embargo, no se equivocaba de m¨¦todo a la hora de trabajar y saqueaba a sus predecesores con la eficacia que, en este terreno, gastaron siempre los cl¨¢sicos. Zorrilla saque¨® a todos los modelos que hall¨® en su camino (Tirso de Molina, Byron, Dumas). Asimil¨® a fondo la m¨¦trica y las t¨¦cnicas po¨¦ticas de los dramaturgos espa?oles de los siglos XVI y XVII. Como poeta l¨ªrico, Zorrilla despierta hoy escaso entusiasmo. Pero basta con leer sus poemas Introducci¨®n y Primera impresi¨®n de Granada, recogidos por Joaqu¨ªn Marco, con su exquisito gusto habitual, en su Antolog¨ªa de la poes¨ªa rom¨¢ntica espa?ola, para ver que Zorrilla es un poeta nada desde?able. El cristiano y tradicionalista Zorrilla incluso escribi¨® estos versos, dedicados a la genocida Isabel la Cat¨®lica, ya muerta, que fascinar¨¢n a George W. Bush: "Esperaba en el cielo o¨ªr la hora / del exterminio de la raza mora".
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