La ¨²ltima batalla de Arafat

Se apaga la vida de Yasir Arafat, entre rumores, lejos de la patria que ¨¦l mantuvo viva, cuando todos la daban por muerta.

A ¨¦l tambi¨¦n le han dado por muerto antes de tiempo los que quieren su tierra o los que ans¨ªan el poder.

Arafat siempre ha sido el nexo de uni¨®n, el s¨ªmbolo de una patria que agoniza, entre las balas de un Sharon criminal, mientras los dem¨¢s miran hacia otro lado. Se apaga el "padre de la patria", el eterno luchador, la cara amable y comprometida hasta el final. Su vida es el reflejo de una naci¨®n aplastada, encerrada y demolida como la Mukata, el min¨²sculo gueto donde Israel le encerr¨® con el fin de acabar con su vida.

Y as¨ª, se apaga la estrella, en un hospital militar de Par¨ªs, de quien deb¨ªa haber disfrutado sus ¨²ltimos d¨ªas descansando en su tierra, contemplando un Estado palestino libre y un pueblo vivo y en paz. El destino suele ser injusto con sus h¨¦roes. Pudo morir, pero a¨²n era demasiado pronto. Los dirigentes palestinos, bajo su todav¨ªa t¨¦cnicamente viva mano, se apresuran a buscar los equilibrios que ¨¦l encarnaba, intentando mantener unido aquello que muchos se empe?an en destruir. As¨ª, Yasir Arafat, como nuestro Cid -a quien no olvidemos pusieron el apodo los musulmanes contra quienes luchaba-, est¨¢ luchando su ¨²ltima batalla despu¨¦s de muerto.

Sharon dijo de Arafat que era el principal obst¨¢culo para la paz en Oriente Medio, y ahora... ?qui¨¦n ser¨¢ el siguiente?