Problema
Tengo un problema con la palabra problema. Es un arma arrojadiza, cuando t¨² la recibes se alivia el otro: ya su problema es tuyo. Un famoso empresario cultural habitualmente arruinado le respondi¨® un d¨ªa a un amigo suyo que le preguntaba c¨®mo se las arreglaba para pagar cada semana: "Ah, yo pienso en alguien a quien pueda trasladarle la preocupaci¨®n y desde entonces ya el problema es suyo".
La palabra problema va junto a la palabra preocupaci¨®n; alguien preocupado tiene siempre la tentaci¨®n de trasladarte lo que le pasa, augur¨¢ndote adem¨¢s lo contrario: "No te quiero agobiar con mi preocupaci¨®n, pero...". Por cierto, esa palabra, pero, es otra de las grandes amenazas de nuestro vocabulario. Es adversativa en toda su extensi¨®n, te pone en guardia, es decir, te pone en tu sitio: lo que te han dicho de bueno enseguida se va a deshacer como los granizos en virtud del poder m¨¢gico de la palabra pero, que es la gran goma de borrar de nuestra lengua; es tambi¨¦n la ropa sucia que vuelve de los viajes...
El mundo se divide entre los que reciben los problemas ajenos como propios y aquellos que se descuelgan de sus problemas para que formen parte de tu equipaje. En el vocabulario com¨²n han perdido vigencia las palabras asunto, cuesti¨®n, tema, a favor de la majestad cenicienta de la palabra problema. Goebbels echaba mano a la pistola cuando escuchaba la palabra cultura; no s¨¦ d¨®nde debe uno poner las manos cuando alguien te toca a la puerta con la palabra problema. Pero tengo una idea de lo que se puede hacer. Cuando la escuchemos, preguntemos enseguida: ?me vas a dejar el problema o te lo llevas? El editor Javier Pradera aconsejaba a sus compa?eros que arrojaran fuera de su despacho a los amigos que le vinieran con originales: "?Tambi¨¦n t¨²?", deb¨ªan gritarles.
En la vida cotidiana debemos tener una prevenci¨®n parecida: cada vez que un amigo pronuncie la palabra problema, mir¨¦mosle el fondo del ojo para ver la identidad de sus intenciones, y despu¨¦s ayud¨¦mosle a conjugar cualquiera de los sin¨®nimos, para que nos deje tranquilos. ?sa es la teor¨ªa, pero...
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.