Madrugones para conseguir un jersey
Ni el fr¨ªo ni la lluvia amedrentan a los que quieren conseguir ropa, calzado, bolsos, juguetes y hasta peque?os electrodom¨¦sticos gratis del ropero de la parroquia de Nuestra Se?ora de la Estrella, situada en la calle de la Lira. Aunque las puertas no se abren hasta las once de la ma?ana, cada vez son m¨¢s los extranjeros que los jueves, a las siete de la ma?ana, esperan conseguir un n¨²mero. S¨®lo se dan 15, y el que llega primero es el que se lleva los mejores art¨ªculos.
Hasta esta iglesia llegan inmigrantes de todo Madrid, incluso de localidades como Morata de Taju?a. El boca a boca funciona entre los nuevos vecinos, que aventajan con mucha diferencia a los espa?oles que acuden a la beneficencia, seg¨²n Matilde L¨®pez, una de las tres voluntarias que atiende este ropero.
"Antes se serv¨ªa mejor porque ven¨ªa quien lo necesitaba de verdad. Los extranjeros son muy exigentes", se queja Matilde al tiempo que saca del almac¨¦n -donde est¨¢n clasificados los jerseys, las camisetas, los abrigos y las mantas, perfectamente limpios y doblados- una chaqueta de ni?o que se queda Gloria, ecuatoriana, residente en Puerta del ?ngel, y que ya ha visitado el ropero en otras tres ocasiones. Steven, 26 a?os, y Juan, 19, ambos bolivianos, se estrenan en este ropero. S¨ª han visitado otros, pero "no est¨¢n tan bien". "Al principio me daba verg¨¹enza, pero no es nada malo quedarse con lo que a otro no le sirve", explica Steven. Ellos han conseguido toallas, poleras (jerseys) y una campera (chaqueta) en muy buen estado".
A las 12.30, cuando falta media hora para cerrar, una decena de personas espera religiosamente su turno. "Si estamos aqu¨ª es porque nos hace falta", dice una mujer colombiana. Todos son extranjeros, la mayor¨ªa mujeres, a excepci¨®n de una mujer espa?ola, que lleva 20 a?os acudiendo a este ropero. "Es injusto que a ella le den la ropa que est¨¢ bien, y que a m¨ª me dejen lo que ella no quiere", se lamenta Victoria Rosado, ecuatoriana y madre de cuatro hijos: "Yo con las injusticias no puedo, y para conseguir ropa vieja, me quedo con la que tengo en casa".
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