El barroco universal se define en siete momentos, sin obras de arte
El Conde Duque, de Madrid, expone reconstrucciones culturales
El Centro Cultural Conde Duque, del Ayuntamiento de Madrid (Conde Duque, 11, www.munimadrid.es/condeduque, hasta el 30 de enero), presenta una exposici¨®n sin objetos art¨ªsticos. El proyecto es de Pedro Aull¨®n de Haro, catedr¨¢tico de Teor¨ªa de la Literatura de la Universidad de Alicante, que presenta un "barroco universal" en siete reconstrucciones culturales capaces de unir teor¨ªa, contemplaci¨®n y experiencia.
"La idea era hacer una exposici¨®n sin objetos de arte", declara Pedro Aull¨®n de Haro, que ya en el mismo Conde Duque realiz¨® la exposici¨®n El signo y el espacio a base de ideogramas sobre las paredes. Ahora ocupa todos los espacios de la sala de b¨®vedas con la exposici¨®n Barroco: teor¨ªa, contemplaci¨®n, experiencia, que comienza en el mismo patio con la entrada a trav¨¦s de un laberinto transparente.
"Los objetos art¨ªsticos son magn¨ªficos y forman nuestro patrimonio; muchos est¨¢n en el Prado y hay que verlos en el museo. Ahora hay que hacer otras cosas, construcciones o interpretaciones, como esta ideaci¨®n cultural sobre el barroco", declara Aull¨®n de Haro, investigador y comisario
de la muestra, con Javier Chirinos como director art¨ªstico. "La exposici¨®n reconcilia el lado material y espiritual del hombre. Ideamos el barroco y se puede ver como una reflexi¨®n o con la mirada limpia de un ni?o. Ya dec¨ªa Hegel que el arte era una cosa del pasado. El Prado es nuestro pasado y ahora tenemos que interpretar y crear nuevas expresiones".
El laberinto es el primero de los siete momentos en que se divide la exposici¨®n, una consecuencia de la investigaci¨®n de los ¨²ltimos cinco a?os que aparece en la monograf¨ªa-cat¨¢logo (editorial Verbum), con art¨ªculos de 42 especialistas en 1.275 p¨¢ginas. Una de las claves del barroco es el movimiento de la l¨ªnea, descubierto en la prehistoria con la l¨ªnea ondulada que crea la "l¨ªnea de belleza", como aparece en la silueta de cuerpo de mujer ac¨¦fala y en un retablo rupestre de animales, con alguna relaci¨®n con la caligraf¨ªa china. La cultura hist¨®rica del barroco, entre los siglos XVI y XVIII, se encuentra en la biblioteca antigua y moderna, un espacio para el "encuentro con los hombres de genio", como Cervantes, Vel¨¢zquez, Rembrandt, G¨®ngora, Calder¨®n, Bernini, Rubens, Ribera.
El vac¨ªo
El alma tr¨¢gica se expresa en el Laocoonte, visto desde una gr¨²a con fotograf¨ªas desde todos los lados, incluida la espalda. Aull¨®n de Haro cree que la gran cuesti¨®n es Asia-Europa y lo plantea en El Escorial como un mandala, con "la voluntad del Estado en la pol¨ªtica occidental y la b¨²squeda de uno mismo".
En otro momento se entra por un lateral de la reconstrucci¨®n de Las meninas para ver el interior del cuadro y descubrir la disposici¨®n de los personajes y lo que pinta el artista en la tela. "Desde ni?os siempre hemos so?ado con entrar dentro del cuadro. Es una abstracci¨®n, con los personajes de esculturas de alambres, con una planimetr¨ªa de la obra. La gran cuesti¨®n del barroco es el vac¨ªo y Vel¨¢zquez quiere olvidarse del vac¨ªo y del abismo, y para ello llena de elementos toda la composici¨®n". A?ade que se suele identificar el barroco con una acumulaci¨®n de cosas, para no caer en el abismo.
El final se plantea con una mezcla del mundo hist¨®rico y actual, con la naturaleza y el artificio. El visitante sube a la popa de un barco para recorrer el Orinoco a trav¨¦s de la selva de Los pasos perdidos, de Alejo Carpentier, y ver el teatro filmado de la pieza Horror Vacui, de Miguel Romero Esteo, con "mundos dentro de otros mundos".
Babelia
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