De Bruijn se queda sola
Con 26 a?os, la bella Franziska van Almsick, plusmarquista de los 200 metros libres, pone fin a una carrera llena de altibajos en las piscinas
A partir de ahora Inge de Bruijn ya puede considerarse la reina de la belleza de la nataci¨®n mundial: Franziska Van Almsick, su gran rival, ha dicho adi¨®s a las piscinas. A sus 26 a?os, la nadadora alemana, la ni?a prodigio, la adolescente rechoncha que maravill¨® al mundo desliz¨¢ndose como un pez en la pileta de Barcelona 92, ha decidido que su pr¨®xima competici¨®n ya la librar¨¢ en otras aguas.
Ser¨¢ quiz¨¢ sobre una pasarela o tal vez en un plat¨® de televisi¨®n, los lugares hacia los que la ha ido conduciendo un cuerpo escultural y un palmar¨¦s que se encuentra entre los m¨¢s brillantes de la nataci¨®n mundial femenina, pero que no pudo culminar en la pasada cita ol¨ªmpica de Atenas. Van Almsick abandon¨® la capital griega decepcionada, sin el oro ol¨ªmpico, el ¨²nico metal que no luce en su colecci¨®n, la medalla que toda Alemania esperaba.
Porque Van Almsick es uno de esos productos que, de vez en cuando, se escapan al f¨¦rreo control del deporte germano y cuyo talento y desmesura acaban convirti¨¦ndolos en una suerte de h¨¦roe nacional. Un diamante en bruto, a lo Boris Becker o Katrin Krabbe, la velocista que lleg¨® a ser campeona del mundo en los a?os 90, antes de que el clembuterol la apartase de la competici¨®n, y cuya historia no hace sino agrandar la leyenda.
Nacida en la parte este del muro que durante casi tres d¨¦cadas separ¨® Berl¨ªn, Van Almsick se erigi¨® en la deportista s¨ªmbolo de la reunificaci¨®n cuando, en Barcelona 92, tan s¨®lo tres a?os despu¨¦s de que Alemania se convirtiese en una, y siendo una adolescente de 14 a?os a¨²n por desarrollar, sali¨® de la piscina ol¨ªmpica con cuatro medallas: dos platas (200 metros libres y 4x100 estilos) y dos bronces (100 libres y 4x100 libre).
El mundo de la nataci¨®n se frot¨® las manos: Van Almsick ser¨ªa la nueva reina. Talentosa, ganadora, bella, muy bella. Un a?o m¨¢s tarde, en el Europeo de Sheffield, sus seis oros parecieron confirmar las expectativas y todos los focos se concentraron en ella. Fotos, portadas, plat¨®s de televisi¨®n. Y se ahog¨®. De Atlanta, los Juegos que deb¨ªan coronarla, sali¨® sin el esperado oro en los 200 libres, su prueba predilecta, y en Sidney 2000 no logr¨® subirse al podio ni en una sola ocasi¨®n.
La responsabilidad, la presi¨®n, la obligaci¨®n de aparecer siempre bella hab¨ªan destruido su sistema nervioso y la hab¨ªan conducido a la anorexia. Pero eso s¨®lo se ha sabido ahora que la nadadora alemana se ha reconstruido y, como muchos astros precoces del deporte que ni siquiera han cumplido la treintena, ha recogido sus j¨®venes memorias en un libro titulado Emergiendo.
Un t¨ªtulo que resume el proceso al que Van Almsick pareci¨® apuntar en 2001, cuando en los Europeos celebrados en su ciudad se colg¨® cinco oros y estableci¨® el r¨¦cord del mundo que a¨²n hoy domina los 200 libres: 1,56m 64s. Fue un nuevo pico en una carrera de altibajos, a la que ahora ha decidido poner fin con una frase muy elocuente: "Ha llegado el momento de empezar a vivir", ha dicho, como si estos 26 a?os hubiese pasado un infierno.
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