Aqu¨ª mismo
Ha pasado aqu¨ª, entre nosotros, cerquita, cerquita, de gente que ha callado. No se pueden esconder cien personas as¨ª como as¨ª, por muy grande que sea la finca en la que est¨¢n esclavizadas. Cien personas son tantas que deb¨ªa ser un secreto a voces la terrible situaci¨®n en la que cien inmigrantes rumanos y b¨²lgaros trabajaban y viv¨ªan en un lugar entre Brenes y Carmona.
Eran cien, nada menos que cien, entre 21 y 56 a?os, explotados por un m¨ªsero salario que variaba seg¨²n lo que fueran capaces de recoger cada d¨ªa, seg¨²n lo que le dieran de s¨ª las fuerzas a cada uno de los cien, porque la jornada laboral no ten¨ªa l¨ªmite. No s¨®lo eso, sino que del m¨ªsero salario que consegu¨ªan, a base de matarse a trabajar, eran obligados a pagar comisiones al tipo que hac¨ªa de intermediario y al manijero que contactaba con ellos.
As¨ª, Operaci¨®n manijero se llamaba la que han llevado a cabo la Guardia Civil y la Inspecci¨®n de Trabajo y que ha llevado a la detenci¨®n tanto del due?o de la finca como de sus "colaboradores". Los cien esclavos, porque a las cosas hay que llamarlas por su nombre, dorm¨ªan en una nave a cuatro metros de altura del suelo, sin ventilaci¨®n, sobre cartones y los m¨¢s "afortunados" en camas de 90 cent¨ªmetros de cuatro en cuatro.
Hay ahora por parte del Gobierno un intento de adecentar lo que est¨¢ ocurriendo con miles de trabajadores extranjeros, explotados por empresarios que los ocupan, que no contratan, de manera clandestina y los explotan por salarios de miseria, un intento de poner orden y aclarar legalmente la situaci¨®n de todos esos inmigrantes tratados no ya sin piedad, sino sin lo ¨²nico que vale en una relaci¨®n laboral que es la justicia. Para que aflore todo lo sumergido, las contrataciones sin compromisos ni obligaciones legales a personas dispuestas a cualquier trato con tal de comer, es para lo que tienen que servir de verdad el reciente acuerdo del Gobierno con empresarios y sindicatos sobre el nuevo Reglamento de la Ley de Extranjer¨ªa. Ya se ve que es necesario y urgente. No es posible que las noches de nuestra aparente decencia sigan ocultando a seres humanos tratados como perros, en este caso, aqu¨ª mismo, donde fuimos tan pobres que tuvimos que hacer lo mismo que hacen esos que ahora son o corren el riesgo terrible de ser condenados a la esclavitud.
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