Sorpresas europeas
Milos Forman ha dicho en el renovado festival de Sevilla que no cree que exista un cine europeo, ya que las pel¨ªculas de este continente no tienen un estilo unitario ni una lengua com¨²n. Asegura que tampoco se puede hablar de que haya un cine norteamericano m¨¢s all¨¢ de su coincidencia en hablar el mismo idioma. Para Forman, las pel¨ªculas son hechos aislados, buenas o malas seg¨²n quien las dirija, y no se las deber¨ªa clasificar por pa¨ªses o continentes. Es curioso que sea Milos Forman quien mantenga esta tesis, cuando precisamente ¨¦l fue uno de los magn¨ªficos renovadores del cine h¨²ngaro all¨¢ por los sesenta, m¨¢s tarde convertido en triunfador de Hollywood, donde, de la noche a la ma?ana, cambi¨® de estilo y contenido con respecto a aquellas pel¨ªculas europeas que hab¨ªa realizado en mayor libertad.
Diga lo que diga el admirado Forman, en Sevilla se est¨¢n comprobando algunas de las diferencias entre el cine norteamericano y el europeo. La preocupaci¨®n por temas sociales, la ausencia de efectos tramposos, la b¨²squeda de lenguajes nuevos, entre lo positivo para Europa. En lo negativo, su debilidad en la promoci¨®n comercial, la falta de estrellas carism¨¢ticas, su dificultad para calar en otros mercados..., aunque al p¨²blico sevillano que est¨¢ abarrotando las salas de este festival europeo no parece importarle tales deficiencias. Pel¨ªculas sin padre ni madre conocidos despiertan el mismo inter¨¦s que las costosas producciones hollywoodienses. Y encendidos aplausos y debates vivos...
Es lamentable que estas pel¨ªculas no tengan f¨¢cil acceso a las pantallas comerciales, ni tan siquiera las que vienen precedidas de premios en festivales internacionales. El p¨²blico se entusiasma con ellas al calor de una manifestaci¨®n cinematogr¨¢fica como la de Sevilla, pero el resto del a?o no tiene ocasi¨®n de seguir disfrut¨¢ndolas. Hay excepciones, naturalmente. En Madrid, por ejemplo, una pel¨ªcula italiana dividida en dos partes -La mejor juventud, de Marco Tullio Giordana- lleva meses en cartel a pesar de que su distribuidor no se haya molestado en publicitarla convenientemente. Se arriesg¨® a estrenarla y luego se olvid¨® de ella. En este caso no importa gracias al boca en boca, que est¨¢ siendo m¨¢s eficaz que los anuncios m¨¢s caros. No hay en esta pel¨ªcula europea actores conocidos, aunque s¨ª espl¨¦ndidos, ni ¨¦pica, ni m¨²sicas ni truculencias y, por si fuera poco, dura seis horas. ?Seis horas! Pues ah¨ª la tienen ustedes, con colas diarias para conseguir una entrada. Probablemente no ser¨ªa la ¨²nica en lograr semejante ¨¦xito si existiese una cadena de distribuci¨®n apropiada.
El vigoroso festival de Sevilla hace lo que puede, dando premios en met¨¢lico a los distribuidores espa?oles de las pel¨ªculas ganadoras. Diversas instituciones europeas derrochan euros para que estas pel¨ªculas se hagan un hueco en las carteleras dominadas por el cine norteamericano, ese que Milos Forman dice que no existe m¨¢s all¨¢ del hecho de estar hablado en ingl¨¦s.
Y a¨²n hay quienes discuten la necesidad de que existan unas normas de protecci¨®n, la llamada excepci¨®n cultural, como forma de conseguir que estas pel¨ªculas lleguen al p¨²blico.
Babelia
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