Aceitunas de S¨®ller en una botella

Esta semana el Ayuntamiento nos ha sorprendido con otra idea genial: "Abrir bolsas de basura para multar a los inc¨ªvicos". El ciudadano que deje una bolsa en el suelo o en una papelera puede ser "identificado, expedientado y multado con hasta 120 euros". Para ello, una patrulla de "promotores c¨ªvicos" ya se est¨¢ dedicando a marcar con etiquetas las bolsas depositadas en sitios no legales. Luego, seg¨²n leo, los servicios de recogida separar¨¢n las bolsas marcadas para que sean abiertas en presencia de un funcionario de mantenimiento o de un miembro de la Guardia Urbana.

Este funcionario hurgar¨¢ entre los desperdicios hasta encontrar alg¨²n documento, fotograf¨ªa, carta o recibo que pueda indicar qui¨¦n es el due?o de la basura infractora.

Los paparazzi est¨¢n de enhorabuena. Si quieren saber la marca de la leche que gastan en el Palacete Alb¨¦niz, por ejemplo, o qu¨¦ dent¨ªfrico emplea la locutora Odette Pinto, no tienen m¨¢s que apuntarse a la tarea de promotores c¨ªvicos. Pero yo tambi¨¦n estoy de enhorabuena.

En cuanto termine de redactar estas l¨ªneas, ir¨¦ a tirar una bolsa a un lugar indebido. Espero que los de la patrulla la etiquetar¨¢n y la trasladar¨¢n al despacho del funcionario de turno. Claro que tambi¨¦n pueden optar por que se desplace el funcionario al lugar del crimen, tipo CSI. En este caso, la bolsa ser¨¢ inmovilizada y el recinto en el que se encuentra, acordonado. Ser¨¢ la manera de impedir que alg¨²n due?o de bolsa pillado en flagrante proceda a comerse sus documentos comprometedores. En cualquier caso, es de esperar que no pase mucho tiempo entre el etiquetado de la bolsa y su apertura, porque lo que pienso dejar en su interior es materia org¨¢nica perecedera que huele muy mal.

Pero saltemos los tr¨¢mites y, en un ¨¢gil salto en el tiempo, pos¨¦monos ya en el momento en que el funcionario, provisto de mascarilla, abre mi bolsa. En ella hay documentos, s¨ª, pero est¨¢n en el fondo.

Lo primero que se encontrar¨¢ es el pa?al de un beb¨¦ (con diarrea), espinas de pescado, v¨ªsceras de cerdo y botellas de agua mineral con gas llenas de huesos de aceitunas de S¨®ller, que me encantan. El funcionario, que a diferencia de m¨ª es una persona concienciada, reciclar¨¢ lo encontrado. Eso espero, vamos. S¨®lo faltar¨¢ que sea un inc¨ªvico. Lo normal es que coloque el pa?al (celulosa) en una bolsa y el contenido del pa?al (materia org¨¢nica) en otra. A esta ¨²ltima tambi¨¦n ir¨¢n a parar los huesos de aceituna del interior de las botellas, la espina de pescado y las v¨ªsceras de cerdo. La botella se depositar¨¢ en un cesto aparte (destinado al contenedor del vidrio), una vez se le haya arrancado la etiqueta (papel). Es un trabajo concienzudo, pero nadie dijo que fuese f¨¢cil. Todo esto habr¨¢ valido la pena porque cuando el funcionario llegue a los documentos del fondo habr¨¢ conseguido lo que quer¨ªa: datos. Yo no soy de esas personas desconfiadas que usan trituradores de papel precisamente para evitar que los basureros profesionales lean cosas comprometidas sobre mis h¨¢bitos sexuales. De manera que ya puedo anunciar cu¨¢l ser¨¢ el bot¨ªn: unas cartas guarronas escritas a m¨¢quina y firmadas por un tal Joan Clos. Tambi¨¦n habr¨¢ fotos de hombres en pelotas. Dejar¨¦ la bolsa en la acera de enfrente del puticlub Bail¨¦n 22, cerca de la vivienda de mi alcalde. Supongo que lo primero que har¨¢n es multarle. Luego, tendr¨¢ que demostrar en un juicio que el due?o de la bolsa no es ¨¦l, sino yo. Y yo tendr¨¦ la excusa perfecta: dir¨¦ que esa bolsa es m¨ªa, s¨ª, pero que la deposit¨¦ en el lugar correcto, aunque probablemente alguno de los centenares de sin techo que hurgan en los contenedores la habr¨¢ dejado en el suelo. Y si no, siempre puedo pagar los 120 euros de multa, que ser¨¢n los 120 euros mejor gastados de mi vida.