El sue?o americano
Mel Mart¨ªnez habla del presidente de EE UU y de la primera dama refiri¨¦ndose a ellos como "George y Laura". Dejar entrever su relaci¨®n fluida con la Casa Blanca le ha ayudado sin duda en la campa?a al Senado, aunque el aut¨¦ntico secreto de su triunfo se remonta a la adolescencia, cuando reci¨¦n llegado de Cuba en 1962, sin familia y sin hablar ingl¨¦s, se propuso eliminar la palabra fracaso de su vocabulario.
"Mel es la encarnaci¨®n del sue?o americano", ha dicho el presidente Bush. Sus padres le enviaron a EE UU a trav¨¦s de la Operaci¨®n Pedro Pan, una misi¨®n caritativa de la Iglesia cat¨®lica a trav¨¦s de la cual salieron 14.000 ni?os de Cuba despu¨¦s de que Fidel Castro asumiera el poder, a los que ubicaron con familias de acogida.
Lleg¨® con tres mudas en 1962 y se considera un gran defensor de los valores de EE UU
Melquiades Rafael Mart¨ªnez lleg¨® a Orlando (Florida) a los 15 a?os con tres mudas de ropa en una peque?a maleta y hace una semana ha hecho historia al convertirse en el primer cubano en lograr un esca?o en el Senado de su pa¨ªs adoptivo. Y en el quinto de origen hispano en m¨¢s de dos siglos.
"Hace casi 43 a?os llegu¨¦ a Florida huyendo de un tirano brutal, y en esta traves¨ªa de mi vida he conocido la grandeza de Am¨¦rica, la genuina bondad de su gente... Sin importar de d¨®nde uno venga, la lengua que hable o el color de su piel, si uno comparte el sue?o de libertad y oportunidad y se esfuerza en conseguirlo trabajando y con fe en Dios, entonces todo es posible". As¨ª comenz¨® Mart¨ªnez el discurso de victoria, tras una agria campa?a en la que sus rivales le han tachado de depredador pol¨ªtico.
El instinto de supervivencia y la competitividad feroz han marcado toda su trayectoria profesional. Primero como abogado y despu¨¦s en la arena pol¨ªtica, como alcalde del condado de Orange, presidente de la junta de vivienda de Orlando y ministro de Vivienda de Bush. Este ¨²ltimo cargo lo ocup¨® hasta que Karl Rove, el ultrapoderoso jefe de personal de la Casa Blanca, le pidi¨® en enero que se postulara al Senado por Florida con la esperanza de que movilizara el voto hispano y el cubano, vitales para Bush. Y as¨ª ha sido. En gratitud por esos cientos de miles de sufragios, Mart¨ªnez se ha comprometido a abanderar la causa hispana en el Senado. "Es muy importante poder representar mi herencia. Siento una gran responsabilidad, es parte de lo que me motiva".
Siempre ha hecho gala de sus ra¨ªces. De las que dej¨® en su natal Sagua la Grande o de las que ech¨® despu¨¦s en EE UU. La nueva vida comenz¨® en casa de Eileen Young, la madre postiza que le asign¨® la Operaci¨®n Pedro Pan a la que hasta hoy llama "t¨ªa". Se adapt¨® r¨¢pidamente. Para cuando sus padres y hermanos llegaron de Cuba, en 1966, Mel ya le hab¨ªa encontrado trabajo a su padre y hab¨ªa ahorrado algo de dinero. La vida comenzaba a estabilizarse. En la universidad donde estudiaba derecho, Florida State, conoci¨® a la que hasta hoy es su esposa, Kitty, y madre de sus tres hijos. Durante 25 a?os se dedic¨® a la abogac¨ªa y las obras filantr¨®picas en Orlando.
Tiene un car¨¢cter f¨¦rreo, sin espacio para las medias tintas, que se refleja en su plataforma pol¨ªtica, id¨¦ntica a la de Bush: en contra del aborto y los matrimonios gays y a favor de los ataques preventivos, la guerra de Irak y la reducci¨®n de impuestos. Sin embargo, las prioridades que ha descrito para cuando asuma su puesto en enero son de otra naturaleza: "Construir puentes entre culturas, partidos y religiones, luchar por la libertad de la patria que me vio nacer y, ante todo, pagar mi deuda a Am¨¦rica salvaguardando el sue?o para futuras generaciones".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.