Una mano de Madrid en Per¨²

En las Ladrilleras de Huachipa, 20 kil¨®metros al este de Lima, los ni?os trabajan desde los cuatro a?os, cuando a¨²n pesan poco, subidos a hileras de ladrillos para girarlos y secarlos al sol. Muchos dejan de crecer a los 15, otros muchos matan el tiempo libre esnifando "terokal" (pegamento). En Nuevo Pachac¨²tec y los poblados del norte, 200.000 personas se hacinan en casuchas de pl¨¢stico y madera, comparten agua contaminada y viajan cada d¨ªa al centro para buscar empleos precarios y sueldos de un d¨®lar. En Iquitos, en plena selva amaz¨®nica, las rutas que llevan a los turistas en barco por el r¨ªo se desv¨ªan antes de llegar a Bel¨¦n, una comunidad fluvial con cientos de familias que viven y trabajan chapoteando en la miseria, bajo la mirada de negros buitres apostados en sus tejados de hoja de palmera.

El Ayuntamiento ha financiado escuelas, centros m¨¦dicos y potabilizadoras de agua

"Me voy muy contenta porque veo que los ni?os aqu¨ª est¨¢n muy contentos", dijo la edil

Hasta all¨ª ha viajado la concejal Ana Botella -"la se?ora Ana" o "Ana de Aznar" para sus anfitriones- acompa?ada por ocho periodistas, incluida una enviada especial de este peri¨®dico. Y all¨ª, donde la pobreza tiene muchas generaciones de vida, ha prometido que la ayuda del Ayuntamiento de Madrid traer¨¢ "el progreso" a miles de peruanos. Ha visitado centros m¨¦dicos, colegios y potabilizadoras de agua cofinanciados por el gobierno municipal y ha anunciado m¨¢s inversiones. "Volver¨¦ en un a?o y ver¨¦ los resultados", repiti¨® confiada en su periplo de cuatro d¨ªas por la miseria.

Los fondos del Ayuntamiento de Madrid para cooperaci¨®n internacional en 2005 apenas superan los 19 millones de euros, un 0,49% del presupuesto global.

La capital ha destinado 4,7 millones a Per¨² en los ¨²ltimos dos a?os, y en su viaje de la semana pasada Botella ha comprometido dos millones m¨¢s en sendos proyectos: uno para un plan de desarrollo productivo en la regi¨®n de Cuzco y otro para construir tres plantas potabilizadoras que llevar¨¢n agua limpia a m¨¢s de 30.000 habitantes de 28 comunidades campesinas en Iquitos, al norte del pa¨ªs.

El agua es el principal enemigo de los peruanos pobres, que son, seg¨²n las ONG, m¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n. Y Botella pudo comprobarlo en su paseo en barca por el r¨ªo Amazonas, tras visitar uno de los proyectos cofinanciados por Madrid y gestionados por Bomberos Sin Fronteras. Como un fantasma apareci¨® ante sus ojos el poblado de Bel¨¦n, un asentamiento de cientos de chabolas y calles de fango a lo largo de cinco kil¨®metros de orilla, un mar de pobreza sobre un r¨ªo de cuento.

A sus 20.000 habitantes, que beben el veneno del agua no potable, les quiere llevar el Ayuntamiento la planta potabilizadora provisional que ahora funciona en Los Delfines, otro poblado de San Juan que recibi¨® a la edil como si fuera la diosa inca de la tierra -Pachamama, la m¨¢s querida-, y donde se construir¨¢ la primera potabilizadora permanente. "Estamos muy agradecidos a Madrid porque trajo el agua", dec¨ªa Carmen Juanama agitando una banderita espa?ola y tratando de avistar a la "primera dama" oculta por un c¨ªrculo de chavales con globos rojos y amarillos. Tres ni?os murieron en abril por enfermedades causadas por el agua.

S¨®lo en esa zona del norte del pa¨ªs hay 58 asentamientos humanos, el 80% en extrema pobreza, seg¨²n el alcalde de la regi¨®n, Juan Carlos del ?guila. Las casas, hechas de ca?a y barro y con tejados de hojas de irapay (palmeras enanas), se incendian en cadena; la lluvia tropical provoca inundaciones permanentes. Pero el Estado no cuenta con un cuerpo de bomberos profesional. Los 10.200 bomberos de Per¨² son voluntarios: no cobran nada. Ellos gestionan algunos de los proyectos cofinanciados por la ciudad de Madrid.

La capital no sobrevive mucho mejor. Lima, con 11 millones de habitantes de los 27 que tiene el pa¨ªs, es un centro antiguo colonial rodeado por infinitos arrabales de miseria. Uno de ellos es el de las Ladrilleras de Huachipa: m¨¢s de 300 familias dedicadas a hacer ladrillos. Cada familia puede fabricar 1.000 piezas cada d¨ªa, y gana por ello 20 soles (seis euros). "Ayudo a mi padre a hacer artesan¨ªa", dice con ingenuidad Katerina, que de mayor quiere "estudiar turismo". La ONG Cesal, con dinero madrile?o, intenta ayudar a los habitantes de Huachipa a que vuelvan a cultivar la tierra.

Pero la zona m¨¢s pobre de Lima est¨¢ en el norte, adonde el ex presidente Alberto Fujimori traslad¨® hace cinco a?os a miles de desplazados del interior de Per¨². Llegaron con pl¨¢sticos y ahora viven entre esteras y maderas. Son 200.000 personas, 32.000 en Nuevo Pachac¨²tec: un arrabal en el que la Iglesia cat¨®lica est¨¢ montando, con ayuda del Ayuntamiento de Madrid, una "universidad". Para que los pobres tengan "pobreza, pero con dignidad", dice Juan Azpiazu, corresponsable del proyecto. En esa universidad s¨®lo se impartir¨¢n carreras "orientadas a la producci¨®n, relacionadas con el mar o la construcci¨®n". Ahora ya ofrece clases de panader¨ªa o peluquer¨ªa. "Ense?anzas te¨®ricas no. Lo que hay que hacer aqu¨ª es garantizar que la gente pueda ganarse la vida", explica Azpiazu.

Tambi¨¦n en Pachac¨²tec, la ONG Coprodeli gestiona un centro m¨¦dico y escolar. Fue el ¨²ltimo alto en el camino para Botella. Miles de ni?os la recibieron con rezos y canciones. La edil se despidi¨®: "Me voy muy contenta a Madrid porque veo que los ni?os aqu¨ª est¨¢n muy contentos". Tras la visita y los aplausos, los chavales se dispersaron por un poblado de casas bajas, desmoronadas unas sobre otras, y calles de arena y basura amontonada.