Acosados
Confieso sentirme acosado y perseguido por los jerarcas de la Iglesia Cat¨®lica. Confieso que si las leyes no me amparan, obispos, seglares y prelados saldr¨¢n en mi busca para disponer mi salvaci¨®n y devolverme al redil de su vieja moral. Lo dijo Rouco ante sus huestes el pasado domingo: "Movilizaci¨®n en defensa de las ra¨ªces cristianas"; "?El d¨ªa ha llegado!"; "?El futuro nos pertenece!"; "Ha llegado el d¨ªa ardiente como un horno", exhort¨® el Cardenal citando a Malaqu¨ªas, "en que los malvados y perversos ser¨¢n la paja, en el que no quedar¨¢ de ellos ni rama ni rastro...".
Me siento acosado por un ej¨¦rcito de fieles empe?ado en salvarme, en perturbar a los infieles que procuramos vivir en paz, respetar al pr¨®jimo y edificar un futuro sembradito de igualdad, de libertad, de justicia y tolerancia. La voluntad apocal¨ªptica y revanchista de unos cuantos cat¨®licos amenaza con tomar la calle y salir a mi encuentro, pero yo s¨®lo pido que me dejen vivir, que me permitan escoger mi salvaci¨®n. Ya organizaron mi infancia, se metieron en mi escuela y lo acat¨¦ con mansedumbre, pero no quiero que mis hijos se examinen por dogma y por decreto de sus dogmas. Si nadie impone a nadie la forma de morir, llegado el caso, yo quiero elegir un modo digno de dejar este mundo sin que ellos me lo impidan, amparado por la ley. No me afecta lo m¨¢s m¨ªnimo que dos hombres se amen, que dos mujeres decidan quererse y que el Estado reconozca ese derecho; s¨ª me enoja que ellos proclamen, en nombre del bien com¨²n, que hay uniones imposibles. La descristianizaci¨®n progresiva de los cat¨®licos les ha llevado a esa guerra declarada contra usted y contra m¨ª. Pretenden que sus deficiencias internas las paguemos entre todos. Sus profundas divisiones son la causa de ese ensa?amiento con el pr¨®jimo. Buena parte de sus congregaciones vela por s¨ª misma, por sus privilegios e influencias, y poco le importa los problemas morales. Lo digo y lo repito: me siento acosado por esa legi¨®n de cristianos falsos e incoherentes que ignora a Cristo, que no respeta mi derecho a vivir y que arenga a la movilizaci¨®n cuando ve peligrar sus bienes materiales, su patrimonio injusto y terrenal.
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