Tomates y coles entre autopistas

De todos los huertos urbanos de Barcelona, una idea sorprendente en s¨ª misma, los del nudo de la Trinidad, en una punta del parque, se llevan la palma de la singularidad. En medio del scalextric de v¨ªas r¨¢pidas, toneladas de asfalto y emisiones contaminantes, gentileza de coches y camiones, hay 26 parcelas que son trabajadas por otros tantos jubilados. Tomates, lechugas y coles lucen espl¨¦ndidos. Como las cebollas y habas reci¨¦n plantadas que comienzan a asomar entre la tierra.

"Esto es media vida", se?ala Francisco S¨¢nchez sin dejar de hacer lo que le llevar¨¢ media ma?ana: plantar habas. "Antes jugaba a la petanca y paseaba", evoca sin gota de nostalgia. Los huertos del parque de la Trinitat, que est¨¢n ubicados detr¨¢s de las canchas de tenis y el front¨®n -visibles por el azul chill¨®n del suelo-, llevan casi un a?o en marcha y son fruto de un proyecto que tuvo una repercusi¨®n positiva y de amplio alcance.

Lo cuenta uno de sus responsables, Ignasi Parody, director de la entidad Trini Jove. Para hacer realidad los huertos trabajaron codo con codo con la empresa municipal Parques y Jardines. "El acondicionamiento de las tierras lo hizo un grupo de j¨®venes inmigrantes como parte de una estrategia de integraci¨®n en el territorio a partir de proyectos colectivos. Trabajaron en periodo de pr¨¢cticas dentro de su formaci¨®n de jardineros", explica Parody. M¨¢s repercusiones: la ubicaci¨®n de los huertos, en un parque que tiene pocos visitantes, se eligi¨® expresamente "para darle nuevos usos". Los jubilados son la guinda del proyecto. "Se ofrece una alternativa de ocio a los mayores", concluye el responsable de Trini Jove.

Tanto estas parcelas como las otras 142 que hay en la ciudad se adjudican a los jubilados por sorteo y por un tiempo m¨¢ximo de cinco a?os, con el compromiso de trabajarlas como ¨²nico requisito. Si hay m¨¢s demanda que oferta, los aspirantes permanecen en lista de espera hasta que alguna parcela quede libre.

Est¨¢ comprobado que la salud de los abuelos que trabajan la tierra mejora, un beneficio que se traduce en menos visitas al m¨¦dico. "Pues es verdad. Voy menos al ambulatorio", sonr¨ªe S¨¢nchez cuando se le pregunta qu¨¦ tal anda. Conversar con su compa?ero de fatigas -agradables, eso s¨ª, pero vaya si sudan la camiseta- Jacinto Calder¨®n es m¨¢s dif¨ªcil. Por cuesti¨®n de decibelios.

La parcela de Calder¨®n, de 68 a?os, es la ¨²ltima, o la primera junto a las autopistas, seg¨²n se mire. "Te acostumbras a todo", dice levantando la voz, y explica que el Ayuntamiento les ha prometido plantar ¨¢rboles junto a la verja para que amortig¨¹en el ruido.La red de huertos urbanos que gestiona Parques y Jardines naci¨® en 1998, con las 58 parcelas que hay junto a Can Mestres, en el distrito de Sants-Montju?c, en la Zona Franca. Antes, en 1985, ya se hab¨ªa creado en el barrio del Coll, en Gr¨¤cia, L'Hort de l'Avi, con 20 parcelas. De estos dos embriones se ha llegado hasta las 168 parcelas actuales. Las ¨²ltimas 15 se inauguraron el pasado 9 de noviembre en Sant Mart¨ª, dentro del Centro Experimental de Agricultura Biol¨®gica ubicado en Can Cadena.

A la larga, el Ayuntamiento quiere que todos los distritos tengan huertos urbanos, pero no ser¨¢ f¨¢cil en tramas como la de Ciutat Vella. "Es cuesti¨®n de ponerle imaginaci¨®n", seg¨²n la teniente de alcalde y presidenta de Parques y Jardines, Imma Mayol.