Sangre en la cara de los ni?os
?Un deporte cruel? ?Una violaci¨®n de los derechos civiles? Sobre ambos pilares se asienta el enconado debate sobre la caza del zorro, una pol¨¦mica hist¨®rica que tom¨® cuerpo en 1949 y que subi¨® de tono con la llegada al poder del laborismo de Tony Blair, en 1997. Desde entonces, una veintena de propuestas parlamentarias se han elevado desde los esca?os del palacio de Westminster, con nulas posibilidades de prosperar. Pero es una promesa electoral del partido gobernante, apoyada por el 60% de la poblaci¨®n, que esta vez s¨ª se llevar¨¢ a la pr¨¢ctica.
La abolici¨®n de la caza del zorro ha puesto en pie de guerra a las clases nobles y pr¨®speras del pa¨ªs, que amenazan con una extendida campa?a de desobediencia civil. Incluso el pr¨ªncipe Carlos se rebela y, en contra del criterio de su madre, la reina Isabel, ha hecho saber que seguir¨¢ cazando hasta el mismo d¨ªa en que los jinetes y sus jaur¨ªas de perros tengan prohibido perseguir y matar zorros.
"Yo crec¨ª en una familia de cazadores. Hay un aspecto de las cacer¨ªas ciertamente encantador. Rom¨¢ntico, incluso. Es precioso cabalgar al amanecer, con la nieblilla a ras de la tierra y las copas de los ¨¢rboles meci¨¦ndose al viento. Pero la caza del zorro tiene otro aspecto muy cruel y yo estoy en contra de cualquier crueldad en los animales", explica el cantante Peter Gabriel.
"Con once a?os, mi hermana acompa?¨® a mi madre en su primera cacer¨ªa. Se bautiz¨® en la pr¨¢ctica con una ceremonia cl¨¢sica de iniciaci¨®n. Cortan las patas del zorro y untan con su sangre la cara de los ni?os. Son viejos rituales, que ya no tienen sentido. Si estuviera en mis manos, prohibir¨ªa todos los deportes crueles. Me disgustar¨ªa mucho que mis hijos apoyaran la caza, por mucho que sea una tradici¨®n de su abuela", defiende.
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