?Agencia leal o Agencia Central de Inteligencia?
La CIA vive la tensi¨®n entre el proceso de reforma del espionaje y las tentaciones de la Casa Blanca de meterla en cintura
Desde hace tres a?os, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) est¨¢ en la picota con una intensidad especial. Su doble fracaso -la miop¨ªa para detectar a los terroristas del 11-S y el exceso de vista al valorar los arsenales de Sadam Husein- ha llevado al convencimiento general de que es urgente la reforma de los organismos de espionaje. La tarea es muy ambiciosa y complicada, porque se trata de poner orden y sensatez en la labor de 14 organizaciones diferentes. El Congreso alcanz¨® en la madrugada de ayer un principio de acuerdo para aplicar las recomendaciones de la comisi¨®n del 11-S. Pero la Casa Blanca es reacia a enfrentarse con Defensa, que controla el 80% de los 40.000 millones de d¨®lares anuales dedicados a inteligencia, y los primeros pasos del nuevo equipo de la CIA -bajo las ¨®rdenes de Porter Goss- han desatado un peque?o terremoto porque hay indicios de que el Gobierno quiere en la Agencia lo mismo que en el conjunto de la Administraci¨®n: lealtad por encima de todo.
El nuevo director ha pedido al personal que apoye al Gobierno y sus pol¨ªticas
La mayor¨ªa de los empleados dice que "se trata de una purga", seg¨²n un ex mando
George Tenet dej¨® la direcci¨®n de la CIA en julio, en plena tormenta por los resultados de la comisi¨®n del 11-S. En agosto, Bush nombr¨® director a Porter Goss, congresista republicano de Florida. D¨ªas despu¨¦s, Pat Roberts, que preside el Comit¨¦ de Inteligencia del Senado, sugiri¨® un plan de reorganizaci¨®n global del aparato de espionaje que inclu¨ªa el nombramiento de un superdirector de Inteligencia y que implicaba el desmantelamiento de la actual Agencia y de los ¨®rganos del Pent¨¢gono, el plan que ahora se est¨¢ discutiendo.
Adem¨¢s del revuelo causado por la propuesta, en la campa?a electoral hubo varias filtraciones procedentes de la Agencia contra la pol¨ªtica de la Casa Blanca, especialmente sobre Irak, y la publicaci¨®n de un libro muy cr¨ªtico a cargo de Michael Scheuer, jefe de la unidad anti-Bin Laden entre 1996 y 1999.
Goss, que presid¨ªa el Comit¨¦ de Inteligencia de la C¨¢mara, ha entrado en la Agencia con paso firme y manu militari. Se ha llevado a la CIA a cuatro miembros de su equipo, que han sido muy mal recibidos, y los choques han sido inmediatos. Hasta ahora ha habido una jubilaci¨®n anticipada -la del director adjunto de la Agencia, John McLaughlin- y dos dimisiones de alto nivel: las de Stephen Kappes, subdirector de operaciones, y Michael Sulick, su n¨²mero dos. "Hay dos opiniones sobre lo que pasa", declara a EL PA?S Phil Giraldi, ex mando de la CIA y jefe del equipo de la Agencia en los Juegos de Barcelona, en 1992: "El Gobierno y los que le apoyan dicen que est¨¢ en marcha una reforma de la CIA para que funcione mejor. Otros, entre ellos la mayor¨ªa de los empleados de la Agencia, dicen que se trata m¨¢s bien de una purga".
La crisis se ha reavivado con un correo electr¨®nico interno de Goss -harto de filtraciones y de la guerra de guerrillas contra su equipo- a todo el personal, diciendo que los empleados deben "apoyar a la Administraci¨®n y sus pol¨ªticas", aunque a?ad¨ªa: "Suministramos la informaci¨®n como la vemos, y dejamos que los hechos hablen por s¨ª solos a los que deben elaborar la pol¨ªtica". La tormenta ha sido monumental. Giraldi la analiza as¨ª: "Usted sabe y yo s¨¦ que una organizaci¨®n as¨ª no apoya pol¨ªticas; recoge informaci¨®n. Despu¨¦s, los pol¨ªticos la examinan y toman decisiones; hacen la pol¨ªtica. Si se insiste en que los organismos respalden pol¨ªticas, dejan de ser independientes. Hay que averiguar si lo que Goss est¨¢ haciendo es pol¨ªtica o reforma, y creo que no lo sabremos hasta dentro de tres meses, cuando veamos qui¨¦n ha sido sustituido, qu¨¦ cambios se hacen y c¨®mo funciona la CIA. Yo me inclino a pensar que es pol¨ªtica, que es como una purga".
El senador republicano John McCain, gran defensor de la reforma, ha dicho a Goss que la CIA es "una organizaci¨®n disfuncional que hay que limpiar por completo", incluyendo su equipo de direcci¨®n. El comentarista conservador Robert Novack escribi¨® que McCain le confi¨® adem¨¢s: "Vistas las filtraciones de la CIA que trataron de perjudicar la campa?a del presidente, no es s¨®lo que sea disfuncional, es que es una organizaci¨®n descontrolada". Novak entiende que las dimisiones y la bronca que ha habido lo confirman.
Will Marshall, presidente del Instituto de Pol¨ªtica Progresiva (PPI) -el think tank que llev¨® a Clinton al poder- no lo ve as¨ª: "Creo que la reforma trata de resolver los problemas de la Administraci¨®n, no los de los ¨®rganos de inteligencia. En otras palabras, parece un esfuerzo para meter en cintura a una agencia rebelde y bajar los humos a la gente de la CIA que critica al Gobierno". La comunidad de espionaje, dice Marshall, "necesita una buena sacudida, una reorganizaci¨®n b¨¢sica, pero la cuesti¨®n es si lo ¨²nico que quiere el equipo de Goss es intentar garantizar la lealtad a la pol¨ªtica oficial en lugar de resolver los problemas".
Cuando desde la CIA se filtran documentos contra Bush, ?se hace pol¨ªtica partidista o se intenta no ser el chivo expiatorio de los errores del 11-S e Irak? Y en ese intento, ?no se quieren difuminar, de paso, las equivocaciones de veteranos analistas y esp¨ªas? Quiz¨¢ hay un poco de todo, pero no debe confundirse, dice Marshall: "Creo que la CIA deber¨ªa ser criticada por no haber actuado m¨¢s agresivamente contra la amenaza de Al Qaeda que desemboc¨® en el 11-S y por exagerar los datos sobre las armas en Irak. No creo que est¨¦ exenta de culpa, pero es incuestionable que la decisi¨®n de ir a la guerra la tom¨® la Casa Blanca y que hubo una intensa presi¨®n para conseguir datos que la justificaran p¨²blicamente. Y ¨¦sa es la queja de la gente de la CIA".
Giraldi revela que, de acuerdo con las conversaciones mantenidas con sus antiguos compa?eros, "hasta ahora los cambios no van en la buena direcci¨®n", pero eso podr¨ªa modificarse, a?ade, "si Porter Goss dijera, 'bueno, ha habido una mala interpretaci¨®n, lo que de verdad queremos hacer es esto y esto...'. A¨²n puede ocurrir, pero cuando uno dice que apoya a la Casa Blanca y su pol¨ªtica... Hist¨®ricamente, eso no es lo que hace una agencia de inteligencia; cuando se dicen esas cosas, una luz roja se enciende en la cabeza de la mayor¨ªa de sus profesionales, que dicen: 'si actuamos as¨ª, no vamos a ser independientes'. Al tiempo, todo el mundo acepta que debe haber profundas reformas en la CIA, no hay ninguna duda. Es una situaci¨®n dif¨ªcil, un momento complicado", a?ade, y revela un caso muy reciente, que pone de manifiesto las contradicciones y la tensi¨®n entre el poder pol¨ªtico y los servicios de espionaje: "Hace unas semanas, el vicepresidente Cheney pidi¨® informaci¨®n a la CIA sobre el terrorista jordano Al Zarqaui para conectarle con Sadam Husein; la CIA concluy¨® que la conexi¨®n, antes de la guerra, era indirecta. La Casa Blanca quer¨ªa una cosa, la CIA se?alaba otra, y Cheney se enfad¨® mucho y dijo que la Agencia estaba intentando que Kerry ganara las elecciones contradiciendo la afirmaci¨®n presidencial de que Sadam hab¨ªa apoyado el terrorismo y era una amenaza".
En los pr¨®ximos meses se despejar¨¢n las dudas, y se sabr¨¢ si tienen raz¨®n los que creen que el Gobierno ha iniciado una gran operaci¨®n para domar a la CIA o si estamos ante una reforma seria. "Creo que ser¨ªa un enorme error que la Casa Blanca intentara tener una CIA controlada; lo puede hacer, porque se puede despedir a toda la gente que dice no y traer a gente que diga s¨ª, pero ¨¦sa no es necesariamente una buena soluci¨®n", concluye Giraldi.
A corto plazo es f¨¢cil predecir que seguir¨¢ el oleaje en la CIA; las dimisiones recientes no ser¨¢n las ¨²ltimas. En su mensaje interno, Porter Goss avisa: "En los pr¨®ximos d¨ªas y semanas anunciar¨¦ una serie de cambios en procedimientos, organizaci¨®n y ¨¢reas de trabajo". Y en el informe que hizo en junio, cuando era congresista, ya dijo que el departamento de operaciones de la CIA se ha convertido en "una burocracia acartonada incapaz del menor ¨¦xito", que "cada d¨ªa que pasa es m¨¢s dif¨ªcil de resucitar".
Esp¨ªas que piensan por su cuenta
"Todo el mundo est¨¢ de acuerdo en que algo hay que hacer, porque la informaci¨®n [en el 11-S y en Irak] fue terrible", cree Phil Giraldi, especialista en antiterrorismo. "Pero cuando se pasa a ver qu¨¦ se hace y c¨®mo, la gente de la Agencia dir¨ªa que habr¨ªa que coger la organizaci¨®n actual y cambiar lo que tiene de malo para que funcione bien; Porter Goss y otras personas, como John McCain, dicen: 'No, no todo el sistema est¨¢ podrido, lo que hay que hacer es una transformaci¨®n de arriba abajo, un cambio total'. Es pronto para saber por d¨®nde van a ir a las cosas, pero la eficacia es contradictoria con el control". Giraldi, que dirigi¨® el equipo de la CIA en la Barcelona de los Juegos Ol¨ªmpicos, habla por experiencia: "S¨¦, por haber sido mando, que el control puede ser un problema; sinceramente, ?no es f¨¢cil controlar a la gente de la CIA!" ?Por qu¨¦? "Porque es gente que tiende a pensar por su cuenta, no son como la mayor¨ªa de los otros funcionarios. Estoy seguro de que usted conoce a los espa?oles que trabajan en Inteligencia; yo trabaj¨¦ mucho con gente del CESID y de la Guardia Civil y era lo mismo con ellos; tienen una mentalidad de bulldog, y es muy dif¨ªcil decirles haced esto o haced lo otro". ?Qu¨¦ es entonces lo que hay que hacer? En su opini¨®n, "aplicar la reforma recomendada por la comisi¨®n del 11-S". Pero Giraldi teme que el escenario poselectoral no sea el m¨¢s apropiado: "El Congreso no sigui¨® las recomendaciones de la comisi¨®n antes de las elecciones, cuando ten¨ªa cierta presi¨®n, no s¨¦ qu¨¦ se puede esperar ahora. La cuesti¨®n es si la necesidad de superar las diferencias entre las dos C¨¢maras llevar¨¢ a una reforma de m¨ªnimo com¨²n denominador que no ser¨¢ adecuada para los desaf¨ªos que existen".
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