"El reto es la ense?anza de la lengua y la literatura"
Jos¨¦ Manuel Blecua (Zaragoza, 1939) ha vivido los tres congresos de la lengua. El de Zacatecas, en el que actu¨® como secretario general; el de Valladolid, y el de Rosario. En Zacatecas tuvo que trabajar mucho; en el de Valladolid, apenas pudo estar 24 horas, y el de Rosario lo ha disfrutado enormemente porque, como dice, "no ten¨ªa responsabilidades". Es catedr¨¢tico de Lengua en la Universidad Aut¨®noma de Barcelona, donde dirige un doctorado sobre la tecnolog¨ªa de la palabra, que le apasiona, pero que, afortunadamente, la universidad le ha permitido posponerlo para 2005, porque ahora est¨¢ inmerso en la preparaci¨®n de los actos para celebrar el cuarto centenario de la publicaci¨®n de la primera parte del Quijote desde la comisi¨®n que ¨¦l preside. Habr¨¢ important¨ªsimas exposiciones en Madrid y en Barcelona, y Castilla-La Mancha tiene un programa completo, congresos, simposios... Todo anuncia un a?o absolutamente cervantino. Blecua pertenece a una familia de notables ling¨¹istas. Su padre, Jos¨¦ Manuel Blecua, fue el legendario maestro de generaciones; su hermano, Alberto, tambi¨¦n trabaja en el noble arte de ense?ar la palabra.
"Es fundamental el reconocimiento del espa?ol como una lengua mestiza, aceptar que no hay idiomas qu¨ªmicamente puros"
"Los medios deben ense?ar que el dominio de la lengua, oral y escrita, permite una mejor vida profesional y que la lectura aporta gran riqueza"
Pregunta. ?Qu¨¦ es lo m¨¢s importante que ha pasado entre Zacatecas y Rosario?
Respuesta. Se han producido varios fen¨®menos. El primero y decisivo ha sido la incorporaci¨®n de Am¨¦rica. La Asociaci¨®n de las 22 Academias de la Lengua se ha organizado y trabaja conjuntamente de una manera impresionante. Se ha de tener en cuenta que los espa?oles propiamente dichos s¨®lo somos el 10% y poco tenemos que decir si actuamos solos. Otra cosa fundamental es el reconocimiento del espa?ol como una lengua mestiza; aceptar que no hay idiomas qu¨ªmicamente puros. Y otra cosa muy importante es que los medios de comunicaci¨®n cada vez sienten un mayor inter¨¦s por los problemas de la lengua.
P. En el Congreso de Zacatecas hubo pol¨¦mica por las haches y las jotas de Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez.
R. Lo bueno de esa pol¨¦mica es que demuestra que los congresos no son s¨®lo cosa de expertos y acad¨¦micos, que son vividos y sentidos por la gente. Lo de la pol¨¦mica de Garc¨ªa M¨¢rquez fueron s¨®lo tres l¨ªneas de su discurso, adem¨¢s lo hizo de manera muy simp¨¢tica. Luego, cuando viaj¨® a Espa?a, lo primero que hizo fue visitar la Real Academia.
P. La conferencia de Camilo Jos¨¦ Cela en Valladolid trajo cola. Por lo visto era la misma que ley¨® en Zacatecas.
R. ?Pobre don Camilo! No he visto las actas completas del Congreso de Valladolid, porque est¨¢n en CD-ROM y a menudo resulta dif¨ªcil hojear las p¨¢ginas de un CD. Lo que pasa es que muchas veces, por la proximidad del tema, todos nos repetimos un poco. Lo que s¨ª puedo decir es que Cela, con el tema del Instituto Cervantes, se port¨® con una extraordinaria generosidad. Lo otro son problemas de cr¨ªtica textual.
P. En Rosario ha habido calma chicha.
R. Calma chicha, calma chicha, no s¨¦... Tal vez es necesario en la historia de los congresos que haya momentos de paz y tranquilidad que permitan tratar los problemas ling¨¹¨ªsticos con mayor calma.
P. ?Le ha gustado el congreso de Rosario?
R. S¨ª. Adem¨¢s, al haberlo celebrado en una ciudad peque?a, como ya pas¨® en Zacatecas, la poblaci¨®n se ha volcado. Si se hace en una ciudad grande, tiene otra resonancia, pero en Rosario los acad¨¦micos, los expertos, los escritores, hemos visto que los rosarinos, los medios de comunicaci¨®n de todas partes, sent¨ªan la misma pasi¨®n por el idioma que nosotros. Ha sido estupendo.
P. Acabado el congreso, ?cu¨¢l es el principal reto?
R. No hay s¨®lo uno, pero para m¨ª el fundamental es la ense?anza eficaz de la lengua y de la literatura. Como dice Francisco Ayala, no hace falta ser fil¨®logo ni poeta para amar la lengua. Los medios de comunicaci¨®n, que est¨¢n mucho m¨¢s pr¨®ximos a los ciudadanos, tienen una responsabilidad grande en animar a los ciudadanos a la lectura y en estimularlos en el respeto por la lengua, por todas las lenguas. Pero, insisto, la ense?anza es primordial.
P. ?Qu¨¦ pueden hacer los medios respecto a la ense?anza?
R. Es importante hacer comprender que el dominio eficaz de la lengua, oral y escrita, permite una mejor vida profesional y que el gusto por la lectura aporta una riqueza excepcional.
P. ?Qu¨¦ le falta a la ense?anza?
R. No se ense?a el acceso a los cl¨¢sicos, no se ense?a que ¨¦se puede ser un modelo para escribir. Es grav¨ªsimo. No se ense?a que la literatura es divertida y decisiva, que permite vivir grandes experiencias. Cuenta una escritora que ella llor¨® cuando muri¨® uno de los mosqueteros, y otra, que la muerte de Amad¨ªs la hizo llorar.
P. Da la sensaci¨®n de que se ha perdido exigencia en el manejo de la ortograf¨ªa, de la sintaxis.
R. Los franceses y los italianos, por ejemplo, mantienen un control f¨¦rreo en el aprendizaje de las cuestiones formales.
P. ?Y en Espa?a?
R. De vez en cuando se producen vaivenes. Se insiste en la lengua oral, cuando antes se primaba la lengua escrita. Tampoco se presta atenci¨®n a la historia de la literatura. Reconozco la dificultad de la ense?anza, la masificaci¨®n de los estudiantes, pero eso no es excusa.
P. ?De qui¨¦n es la responsabilidad?
R. Tenemos que crear un clima capaz de convencer a padres e hijos de que escribir y hablar bien y eficazmente es un gran valor. Cuando Carlos Fuentes empez¨® a hablar el otro d¨ªa en el congreso, el teatro entero qued¨® preso de su voz. El vocabulario, la entonaci¨®n, la modulaci¨®n... fue el triunfo de la palabra. Creo que podemos convencer a la gente de que eso se puede lograr. Ahora que, con los ordenadores y los correos electr¨®nicos, se escribe tanto, convencerles de que hacerlo bien es un valor que no tiene precio. Es un problema de mentalidad social. Somos todos, padres, hijos, maestros, profesores... quienes tenemos que estar convencidos y convencer de que algo tan intangible como el aprendizaje de una lengua tiene un valor incalculable. El problema en Espa?a es que todo eso se ha ido degradando, y m¨¢s a¨²n de cara al futuro.
P. ?El futuro?
R. En M¨¦xico hay 38 millones de chavales estudiando secundaria. En Brasil se van a necesitar 250.000 profesores de espa?ol. Ense?ar espa?ol a extranjeros es peor que cavar. Hay que dedicar horas y horas. Cualquiera que sabe un poco de lengua cree que ya puede ense?ar el idioma. Y no es eso. Es necesario prepararse mucho y, sobre todo, tener ese amor por la lengua y por la literatura de que habl¨¢bamos antes.
P. El otro d¨ªa una joven periodista argentina me pregunt¨® por qu¨¦ habl¨¢bamos tanto de espa?ol cuando ellos le llaman castellano. En qu¨¦ quedamos, ?espa?ol o castellano?
R. Es la misma lengua con nombres distintos. Son palabras intercambiables. En Catalu?a, todo el mundo la llama castellano, y en Madrid, espa?ol. Es lo mismo, claro que en los planes de estudio se habla de lengua y literatura castellanas, no espa?olas.
P. Estamos en 2004 y ya parece que estemos inmersos en pleno A?o Quijote.
R. En los ¨²ltimos d¨ªas de 2003 ya se incluy¨® en el Presupuesto una partida para el centenario del Quijote. Un decreto de julio pasado deja claro que la conmemoraci¨®n acabar¨¢ en 2006. Pues s¨ª, todo indica que estamos en planea celebraci¨®n.
P. ?C¨®mo ser¨¢?
R. Don Quijote es una figura democr¨¢tica, que mueve pasiones. Que todo el mundo haga lo que quiera. Coincide tambi¨¦n con el A?o Iberoamericano de la Lectura. A m¨ª lo que realmente me gustar¨ªa es romper con ese modo de hacer habitual en que un centenario es un conjunto de fastos en los que se gasta el dinero del contribuyente. Prefiero una celebraci¨®n discreta, pero con resultados permanentes: que por fin se acceda a los cl¨¢sicos en la ense?anza, que se incremente el respeto por el libro y la lectura, que los valores intelectuales sean un bien apreciado por la sociedad. Que recordemos y volvamos a aprender los valores ut¨®picos del Quijote, su fantas¨ªa y su ilusi¨®n por lograr imposibles, valores de los que hoy carece la sociedad. Que aprendamos del Quijote que la realidad puede ser modificada. Falta en nuestra sociedad una actitud cr¨ªtica ante los grandes problemas que se est¨¢n viviendo.
P. ?Y adem¨¢s?
R. En mi mesa del Ministerio de Cultura tengo 200 proyectos sobre Cervantes y el Quijote, desde concursos para ni?os a un tren que recorrer¨¢ Espa?a por las rutas de Don Quijote... Lo m¨¢s importante: que se lea el Quijote y, sobre todo, que quede permanentemente, y me repito, el amor por la lengua, por el libro y por la lectura.
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