Cambio
La pasada semana se ha presentado una nueva plataforma ciudadana cuyo nombre eusqu¨¦rico significa en castellano "cambio". Y leyendo sus propuestas parece que quieren, en efecto, que se produzca un cambio en la pol¨ªtica y en la forma de hacerla y hablar de ella.
A m¨ª, sin embargo, me parece que su aparici¨®n es m¨¢s bien el resultado de un cambio que ya se ha producido, aunque todav¨ªa permanezca para muchos invisible. Me refiero a la desaparici¨®n de ETA o Batasuna como factor pol¨ªtico en nuestras vidas.
Si quer¨ªan uncirnos a su noria de amenazas, atentados y amnist¨ªa para sus presos, ambas organizaciones han fracasado de plano. Esa noria se les ha convertido en un tiovivo infernal al que ellos mismos est¨¢n uncidos y condenados a girar toda una eternidad. Como en aquella canci¨®n de unos jinetes fantasmales condenados a arrear las vacas sin descanso.
La discusi¨®n sobre si han acabado o est¨¢n acabados carece ya de sentido. Se han convertido en fantasmas. Tal vez sigan d¨¢ndonos alg¨²n susto y alimentando algunas pesadillas pero, al despertar, el dinosaurio se habr¨¢ desvanecido. Por eso digo que el cambio ya se ha producido aunque, aparentemente todo siga igual. Y es que ya no me encuentro con mis amigos en funerales y concentraciones. Ahora me citan a merendar y nos gusta brindar porque no pudieron con nosotros, que no es poco.
Se ha hecho de d¨ªa. Descorridos los visillos, el aire que se cuela por las ventanas abierta nos invita a cambiar el decorado. Vale, que a¨²n hace fr¨ªo. Pero ya no es necesario vivir con las persianas echadas como anta?o. Los m¨¢s fieros y gritones del lugar se nos jubilan. Esto no es a¨²n la primavera, pero es el comienzo de un tiempo de vida.
?Conseguir¨¢n algo los de Aldaketa? Creo que ya lo han conseguido. Son la flor temprana de la nueva ¨¦poca. Pas¨® el tiempo de los grupos pacifistas que mostraban en silencio su repulsa tras cada atentado mientras eran insultados. Luego, con Miguel Angel Blanco surgi¨® un movimiento de ciudadanos cabreados. Esa ¨¦poca tambi¨¦n pas¨®. Hicieron lo que deb¨ªan hacer y como mejor lo supieron. Gracias a ellos y a los servidores del Estado que cumplieron con su deber, iniciamos ahora otra ¨¦poca sin miedo, en la que puede que cambiemos de gobierno, o tal vez no todav¨ªa. Pero algo en nuestra alma ya ha empezado a cambiar. S¨®lo hay que escuchar la m¨²sica de fondo tras la letra de esta aldaketa.
He dado a leer las l¨ªneas anteriores a mi amiga Clara y me ha dicho: "Ya se nota que has encontrado a tu italiano. ?No ser¨¢ esa tu aldaketa?".
Pues no dir¨¦ que no. Seguro que mi vida personal ti?e de un color particular las gafas con que miro el mundo que me rodea. Si eso me permite contemplar un futuro esperanzador, no pienso pedir perd¨®n por ello.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.