Suso de Toro re¨²ne las historias de Nano en 'El pr¨ªncipe manco'
El autor gallego se despide de su personaje en un libro homenaje a ese "Hamlet de barrio"
Un hablador voraz y meditabundo de edad incierta, que despacha como al pasar "verdades inc¨®modas", reina en un libro "sin g¨¦nero". "Nano naci¨® a golpes, sin precisi¨®n ni c¨¢lculo; simplemente, se me apareci¨® un d¨ªa cuando buscaba ponerle voz a mi ciudad y se qued¨® para encarnar el ciclo m¨¢s ambicioso de mi literatura", record¨® ayer Suso de Toro (Santiago de Compostela, 1956) al definir a ese "Hamlet de barrio" cuyas andanzas y cavilaciones ha reunido en El pr¨ªncipe manco (Lumen), a modo de "homenaje y despedida".
"Yo dejo que el pensamiento vaya yendo, como el agua... por aqu¨ª, por all¨¢. ?se es mi modo de ser creativo y a veces, desde que Nano existe, creo que ¨¦l me ha colonizado a m¨ª. Ya no s¨¦ qui¨¦n habla de los dos", bromea Suso de Toro, al meterse en la entrevista.
Cumplido el ritual de las fotograf¨ªas ("es parte del oficio, pero no deja de ser violento eso de posar", confiesa), el escritor retoma el origen de ese protagonista nacido en 1989, "mezcla del arrabal con conceptos y contradicciones cultas en las que se cuelan Joyce y Beckett", y del que habla a la vez con cari?o y con un fastidio dulce como de esos amigos que se invitan a cenar sin preaviso.
Tras 22 a?os de oficio, De Toro cree que "el sentido de la literatura es decir la vida" y este libro suyo, entiende, le da forma a esa ambici¨®n. "El pr¨ªncipe manco es una larga reflexi¨®n sobre la existencia, pero sin solemnidad. Nano es puro lenguaje, pura palabra cotidiana. En ¨¦l est¨¢n mi mundo, mi sensibilidad, mi pathos, mis humores; la combinaci¨®n de contrarios que me caracteriza: lo grotesco y lo tr¨¢gico, la crueldad y la piedad".
Puro azar
Premio Nacional de Narrativa 2003 por Trece campanadas, el escritor cree que el azar puede pagar con iluminaciones. "Mucho del arte que me fascina es incidental, nace por encargo, al servicio de otro prop¨®sito. La m¨²sica de Purcell, por ejemplo, la ¨®pera... Con Nano sucedi¨® eso. Yo buscaba una voz, lejos de las gu¨ªas tur¨ªsticas, para hablar de Santiago y encontr¨¦ un personaje que m¨¢s all¨¢ de lo que escriba en adelante, hoy sit¨²o en el centro de mi obra".
"Dif¨ªcil de explicar para la cr¨ªtica, porque es un libro extra?o, sin g¨¦nero", pero placentero para "quien se deje llevar por las historias que cuenta", El pr¨ªncipe manco re¨²ne toda la narrativa que Suso de Toro ha imaginado con la voz de Nano e incluye Tic-tac (1992), aparecida en su d¨ªa en castellano, y C¨ªrculo (1998), que se traduce ahora por primera vez. A ellos, el autor suma unas p¨¢ginas in¨¦ditas de introducci¨®n.
Nano es un monologuista insaciable que parlotea sin tregua. La lluvia y la frustraci¨®n, los fantasmas de la infancia, el amor, la pol¨ªtica y, sobre todo, Santiago de Compostela ("una ciudad que es puro mito, pura leyenda"), caben en su "mundolog¨ªa". De Toro explica ese cosmos de 616 p¨¢ginas: "El libro contiene dentro toda una biblioteca, muchas historias y lenguajes, porque quiere contar en cada p¨¢gina la vida como intensidad", explica el autor de Polaroid.
De envejecer, no obstante, no se salva ni la tinta. Tic-tac (que llev¨® a Nano de la biblioteca a las tablas en 1998 al inspirar un montaje teatral) es la juventud del personaje. "En ella se expresa la visi¨®n de un hombre joven, ed¨ªpica, rebelde, ag¨®nica, enfadada...", resume De Toro. Pero tambi¨¦n los personajes suman a?os. "En C¨ªrculo vemos a un Nano m¨¢s vencido, que acepta el paso del tiempo. El verdadero protagonista en esta parte del libro es la muerte. Suena amenazador y solemne, pero s¨®lo es real".
La inocencia como m¨¦todo de conocimiento es algo que Suso de Toro no descarta. "Nano es un inocente que ve todo de frente y dice cosas inc¨®modas, que nos chocan como las cosas que dicen los ni?os". El autor siente que ¨¦sa "es una mirada m¨¢s cercana a la verdad". ?A la libertad? "Quiz¨¢. La vida es un juego de roles del que te escapas s¨®lo con la vejez. Nos pasamos a?os siendo ni?os enmascarados, metidos dentro de un gigante o de un cabezudo, como en las fiestas de pueblo, hasta que llegas a viejo y te muestras como lo que eres, un ni?o con tus pulsiones, y dices lo que supiste siempre: yo s¨®lo quiero re¨ªr y bailar".
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