Medicamentos
En el en¨¦simo intento de poner freno al desbocado gasto farmac¨¦utico, que este a?o superar¨¢ el 9%, la ministra de Sanidad ha anunciado una bater¨ªa de medidas, entre las que sobresale una reducci¨®n de los precios en un 7% de aqu¨ª a 2006. Esta rebaja se suma a la tasa del 2% de la facturaci¨®n que los laboratorios est¨¢n obligados a satisfacer, con la que el Gobierno sustituy¨® unilateralmente un pacto, propiciado por el anterior Ejecutivo, con el que la industria farmac¨¦utica se encontraba especialmente c¨®moda. Consist¨ªa en que los laboratorios se compromet¨ªan a retornar al erario p¨²blico una parte del exceso de gasto para destinarlo a investigaci¨®n, lo cual ten¨ªa un efecto perverso, pues la mayor disponibilidad de recursos para la ciencia depend¨ªa de que se engordara la factura farmac¨¦utica.
La industria ha acogido siempre con aspavientos cada intento de poner coto al incremento, alegando que afectar¨¢ a la investigaci¨®n e incluso a las plantillas. Pero tan negros augurios nunca se han cumplido y, en cambio, los pactos han dejado maniatados a los sucesivos Gobiernos y han impedido que se aplicaran medidas realmente eficaces, no s¨®lo para contener el gasto, sino tambi¨¦n para mejorar la prescripci¨®n. Ahora, por primera vez, lo que se anuncia no es un mero recorte del gasto, sino un plan que incluye medidas mucho m¨¢s importantes para la salud p¨²blica, como la regulaci¨®n de la actividad de los visitadores m¨¦dicos de los laboratorios y la adopci¨®n de mecanismos para garantizar informaci¨®n independiente y fidedigna a los facultativos sobre las propiedades de los medicamentos.
Es conocido que la mayor¨ªa de los congresos est¨¢n pagados por la industria, que las sociedades m¨¦dicas dependen cada vez m¨¢s peligrosamente de la financiaci¨®n de los laboratorios y que muchos de los ensayos cl¨ªnicos que ¨¦stos subvencionan no tienen otro objetivo que fidelizar a los m¨¦dicos. Una somera revisi¨®n de la prescripci¨®n indica que muchos de los medicamentos m¨¢s recetados y caros no son los de mayor valor terap¨¦utico. Hay un amplio recorrido por hacer en la mejora de la prescripci¨®n, que coincide con el trecho de ahorro que, sin afectar a los beneficios, le queda a la industria farmac¨¦utica reduciendo las astron¨®micas partidas que dedica al patrocinio y promoci¨®n de sus productos. A la ciudadan¨ªa le importa que no haya despilfarro en el gasto p¨²blico, pero sobre todo, tener la seguridad de que los medicamentos que usa son los mejores, no los que tienen m¨¢s promoci¨®n.
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