Siempre Baptista

Salt¨® el Sevilla al blando c¨¦sped del estadio Petrovski con planta y pose. Tambi¨¦n tuvo actitud. Pero todo eso se fue diluyendo a medida que pasaban los minutos y acab¨® por entregarse al ritmo primitivo del Zenit. El equipo de San Petesburgo recuerda a los equipos de los pa¨ªses de la Europa del Este de hace casi por lo menos dos d¨¦cadas. Un tim¨®n alto y elegante en la parte m¨¢s retrasada del centro del campo y alas r¨¢pidos, de los que vuelan sobre zancadas cortas, con el cuello inclinado y la nariz apuntando hacia el suelo. Poco m¨¢s.

Se consideraba a la defensa como la parte m¨¢s erosionable de los rusos. En el minuto 9, Mart¨ª puso un saque de banda en el ¨¢rea chica, Javi Navarro pein¨® hacia atr¨¢s y Baptista cabece¨® a placer, pero contra el poste derecho de la porter¨ªa de Malafeev. Todo parec¨ªa ce?irse a una l¨®gica favorable a los de Nervi¨®n. Sales aportaba dinamismo a su ala y los rusos corr¨ªan sin demasiado criterio ni tampoco mucho bal¨®n. Pero el Sevilla no lo aprovech¨®. Su presumida jerarqu¨ªa de juego sobre el Zenit se empeque?ec¨ªa mientras que a los m¨²sculos de los rusos parec¨ªan crecerles las fibras de la velocidad. Denisov y Arshavin avisaron de que no le iba a bastar al Sevilla con estar guapo en el campo. Aplicando conceptos b¨¢sicos se fue haciendo con el partido hasta que, en el minuto 30, Arshavin fue m¨¢s pillo que Aitor Ocio y cruz¨® a la red un despeje demasiado blando del central vitoriano. El Sevilla no hab¨ªa sabido hasta entonces darle sofisticaci¨®n al juego. Su centro del campo no elabora nada que sea superior a un par de pases. As¨ª, adelantar la defensa se vuelve inofensivo e incluso peligroso cuando uno se enfrenta a jugadores tan r¨¢pidos. Cada p¨¦rdida de pelota amenaza con convertirse en una carrera desesperada hacia la meta propia y los delanteros no reciben casi ninguna pelota en condiciones.

Pero el Sevilla sabe que cuenta con Baptista, a veces hasta en exceso. En la primera mitad tan s¨®lo tuvo un amago de ocasi¨®n -aparte, claro est¨¢ de su temprano remate al poste-, en el minuto 24, tras un magn¨ªfico control. En la segunda parte, ya con el acompa?amiento de Carlitos, volvi¨® a sacarle las casta?as del fuego a Caparr¨®s y marc¨® a placer, de cabeza, solo, a un par de metros del portero.

El gol pareci¨® echarle la galga a los trotadores rusos y los sevillistas recordaron lo que era hacer un tri¨¢ngulo con una pelota. Ya en el descuento, Carlitos corri¨® como se le recordaba y centr¨® desde la l¨ªnea al brasile?o, que no pudo rematar la jugada y el partido. Daba igual, ya hab¨ªa colocado al Sevilla un pelda?o m¨¢s cerca de la clasificaci¨®n en esta liguilla. Un tipazo.