Adem¨¢s de la ley
Cuando el a?o pasado se celebr¨® el D¨ªa Internacional para la Eliminaci¨®n de la Violencia contra las Mujeres, hab¨ªan muerto en Espa?a 64 mujeres. Este a?o han sido 60. Y por primera vez en cinco a?os durante casi un mes no ha habido que lamentar una nueva v¨ªctima. No es hora todav¨ªa de que se refleje en las estad¨ªsticas lo mucho que ha cambiado la situaci¨®n, porque la violencia de g¨¦nero es un fen¨®meno complejo que obedece a impulsos muy arraigados en determinada forma de entender las relaciones entre sexos, y no va a ser f¨¢cil erradicarla. Pero hay motivos para celebrar que en este a?o transcurrido se han puesto las bases para que la situaci¨®n cambie.
El endurecimiento de las penas prevista en el C¨®digo Penal, las medidas adoptadas para facilitar la tramitaci¨®n de las denuncias y la mejora de los dispositivos de protecci¨®n de las v¨ªctimas han comenzado a dar sus frutos. Pero el gran cambio debe venir a partir de enero con la Ley Integral contra la Violencia de G¨¦nero, aprobada por unanimidad en el Congreso y que ahora se tramita en el Senado. Con ella se culminar¨¢ un cambio legislativo que era urgente y cuyo debate ha sido una gran lecci¨®n de democracia.
Con la ley en vigor habr¨¢ que conjurar un peligro muy frecuente en nuestra cultura: la de creer que, hecha la ley, el problema est¨¢ resuelto. En absoluto. Ser¨¢ preciso mantener la guardia alta y vigilar muy de cerca el desarrollo del nuevo marco normativo, para corregir con rapidez las carencias que pueda presentar y evitar que la relajaci¨®n permita errores judiciales como los que se han vivido recientemente con la puesta en libertad de un violador que estaba pendiente de juicio, acusado de intento de asesinato. Y habr¨¢ que evaluar tambi¨¦n si se destinan los recursos suficientes para que pueda aplicarse en toda su extensi¨®n.
M¨¢s all¨¢ de garantizar la efectiva protecci¨®n de las v¨ªctimas, habr¨¢ que aplicar tambi¨¦n medidas para cambiar las mentalidades y promover relaciones de igualdad en las que la violencia no tenga cabida. Es importante dotar a las mujeres, desde la edad m¨¢s temprana, de instrumentos educativos que les permitan identificar y evitar las relaciones de dominaci¨®n, en la l¨ªnea de la acertada campa?a emprendida por el Gobierno catal¨¢n, que insta a los j¨®venes de ambos sexos a "cortar con los malos rollos". Una vez instaurada la relaci¨®n de dominaci¨®n, es dif¨ªcil salir de ella: ocho a?os tardan de media las mujeres en denunciar los malos tratos que sufren.
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