Mucho m¨¢s que falta de profesionalidad

De falta de profesionalidad calificaba el editorial de EL PA?S la ausencia de 56 diputados, pero sobre todo de 18 diputados socialistas, en la votaci¨®n de la reforma de la Ley Org¨¢nica del Poder Judicial. En mi opini¨®n, hay mucho m¨¢s que falta de profesionalidad.

Hay, en primer lugar, falta de respeto al principio de legitimidad democr¨¢tica del Estado. El Congreso de los Diputados es el ¨®rgano constitucional a trav¨¦s del cual se expresa institucionalmente dicho principio y es mediante la aprobaci¨®n de una Ley Org¨¢nica como dicho principio alcanza su m¨¢xima expresi¨®n. Si exceptuamos la reforma de la Constituci¨®n, no hay en nuestro ordenamiento una forma m¨¢s intensa de manifestaci¨®n de la voluntad del Estado que la Ley Org¨¢nica.

Hay, en segundo lugar, un fallo clamoroso del Gobierno en el ejercicio de la primera de sus atribuciones constitucionales, "la direcci¨®n pol¨ªtica", ya que caben pocas dudas de que en esa tarea de direcci¨®n pol¨ªtica ocupa el primer lugar la pol¨ªtica legislativa, el conseguir que las Cortes Generales aprueben las leyes y que las aprueben de acuerdo con el calendario que el Gobierno considera apropiado. Pol¨ªticamente no es lo mismo que una ley se apruebe en un momento que en otro.

Hay, en tercer lugar, un fallo no menos clamoroso en la direcci¨®n del Grupo Parlamentario socialista y en la coordinaci¨®n del mismo con el Gobierno.

Hay, por ¨²ltimo, una falta de profesionalidad de los parlamentarios que no estuvieron presentes en el Congreso en una votaci¨®n de tanta importancia. De todos en general, pero de los socialistas en particular.

No creo, en consecuencia, que lo ocurrido el pasado jueves pueda considerarse un simple incidente y que pueda ser resuelto con una multa de 120 euros a los parlamentarios que no justifiquen su ausencia. Lo que ha ocurrido es, pol¨ªtica y parlamentariamente, una cat¨¢strofe. Se ha faltado el respeto a los ciudadanos, se ha descuidado la primera tarea que la Constituci¨®n atribuye al Gobierno, se ha fracasado en la direcci¨®n del Grupo Parlamentario y en la coordinaci¨®n de ¨¦ste con el Gobierno y se ha evidenciado una relajaci¨®n en el cumplimiento de sus obligaciones por un n¨²mero extraordinariamente alto de parlamentarios socialistas.

Todo esto es lo que ha ocurrido. No puede resolverse con 120 euros de multa. El Gobierno y el Grupo Parlamentario socialista tienen, en primer lugar, que pedir disculpas a los ciudadanos y, en segundo lugar, tienen que dar garant¨ªas de que lo sucedido el pasado jueves no volver¨¢ a repetirse.

Han sido demasiados los fallos que se han cometido como para que no se enciendan las luces de alarma en la direcci¨®n del partido socialista. Entre otras cosas porque lo ocurrido el jueves es un aviso ¨²nico. En este caso no es verdad que a la tercera va la vencida. Aqu¨ª la vencida va a la segunda. Una repetici¨®n de lo ocurrido el jueves arruinar¨ªa la legislatura de manera inexorable y liquidar¨ªa cualquier posibilidad de que se pudiera alcanzar el objetivo de reformar la Constituci¨®n, que es uno de los compromisos electorales m¨¢s importantes contra¨ªdos por el partido socialista y, al mismo tiempo, una de las pocas asignaturas pendientes que todav¨ªa le queda por aprobar a la sociedad espa?ola en su dilatada y azarosa experiencia constitucional.

La forma en que se reacciona frente a los errores es el mejor indicador de la salud de un sistema pol¨ªtico democr¨¢tico en general y de sus instituciones en particular. Hay errores que no se deber¨ªan cometer nunca, pero una vez que se han cometido, hay que analizarlos y extraer todas las consecuencias pol¨ªticas y organizativas que eviten su repetici¨®n. Por m¨¢s dolorosas que sean.