Guerra 'preventiva' frente a las razones del Gobierno
CUANDO EN 2006 la di¨®cesis de Valencia acoja el V Encuentro Mundial de las Familias, quiz¨¢ la sociedad espa?ola ya no sea la que conocemos. Al amparo de la nueva ley que legalizar¨¢ en breve el matrimonio entre homosexuales, surgir¨¢n nuevos modelos familiares que escapan al esquema actual. Ese escenario futuro puebla de pesadillas los sue?os del presidente de la Conferencia Episcopal Espa?ola, el cardenal Antonio Mar¨ªa Rouco Varela, sorprendido por la celeridad con que el Gobierno socialista ha puesto en marcha algunas de sus promesas electorales. Para el Ejecutivo, la legalizaci¨®n del matrimonio gay era una prioridad porque
viene a poner fin, alega, a una injusticia hist¨®rica, adem¨¢s de colmar las aspiraciones de igualdad de un
sector del pa¨ªs.
Del mismo modo, el regreso de la asignatura de religi¨®n a una condici¨®n subalterna en el curr¨ªculo escolar da satisfacci¨®n a muchos padres espa?oles que vieron como un agravio comparativo que una materia, de alguna forma propagand¨ªstica, tuviera tan elevado rango acad¨¦mico. La jerarqu¨ªa cat¨®lica espa?ola se ha sentido de inmediato agredida por dos iniciativas que golpean en la l¨ªnea de flotaci¨®n a la Iglesia, y ha puesto en marcha una defensa preventiva para evitar nuevas sorpresas desagradables. Y en su lista de agravios con el Ejecutivo ha incluido la futura ampliaci¨®n de la despenalizaci¨®n del aborto a las primeras 12 semanas, la apertura t¨ªmida a la investigaci¨®n con c¨¦lulas madre embrionarias, e incluso una pretendida legalizaci¨®n de la eutanasia. Cuesti¨®n esta ¨²ltima tan importante que decidi¨® a la Conferencia Episcopal a imprimir millones de folletos explicativos de lo que dicha norma representaba, con intenci¨®n de distribuirlos en las parroquias.
El PSOE ha salido al paso de lo que, desde el Gobierno, se considera un ejercicio de victimismo de la Iglesia fuera de lugar. Ante todo, hay que diferenciar, dicen, los proyectos de ley que est¨¢n en marcha (legalizaci¨®n del matrimonio homosexual), de los que no est¨¢n previstos a medio plazo (reforma del aborto), y ¨¦stos, de los que ni siquiera se contemplan (legalizaci¨®n de la eutanasia y reforma de la financiaci¨®n de la Iglesia). "Queremos decir desde el PSOE al se?or Rouco que s¨ª, que s¨ª queremos di¨¢logo, pero desde la verdad de las cosas", se?al¨® hace unos d¨ªas el secretario de organizaci¨®n y coordinador de la Ejecutiva socialista, Jos¨¦ Blanco, en una reuni¨®n de la comisi¨®n federal del partido. Pero la verdad tiene matices y la c¨²pula cat¨®lica ha tomado buena nota de la comprensi¨®n y simpat¨ªa con que el Gobierno socialista contempla la cuesti¨®n de la eutanasia. Ni a Rouco ni a los obispos se les ha pasado por alto la presencia del presidente Rodr¨ªguez Zapatero en el estreno hace unos meses de la pel¨ªcula Mar adentro, una historia que recrea la batalla en defensa de su derecho a la eutanasia del tetrapl¨¦jico Ram¨®n Sampedro.
Y, aunque no est¨¦ de momento en cartera, la posible revisi¨®n de la financiaci¨®n de la Iglesia inquieta a los obispos. El tema lo han aireado algunos l¨ªderes socialistas y hasta sectores cat¨®licos cr¨ªticos con la jerarqu¨ªa. Hace unas semanas, un grupo de te¨®logos de izquierdas publicaron una carta abierta pidiendo a la Iglesia que renuncie a sus privilegios econ¨®micos y opte por la autofinanciaci¨®n. En estos momentos, las sumas que los cat¨®licos entregan a la Iglesia a trav¨¦s del IRPF (un 0,52%) son insuficientes para la subsistencia de esta instituci¨®n y el Estado completa lo que falta. Pero el presidente Zapatero no parece interesado, de momento, en hincarle el diente a esa cuesti¨®n. Al contrario, en una comparecencia parlamentaria, en octubre pasado, el jefe del Ejecutivo dej¨® claro que "el Gobierno socialista no tiene ninguna prisa en alterar esta situaci¨®n de transitoriedad". Zapatero explic¨® que su concepto del Estado aconfesional incluye la "extensi¨®n de los derechos y las libertades individuales, con respecto a todas las confesiones religiosas", y la consideraci¨®n de que "la fe no se legisla, la fe pertenece a la conciencia de cada persona". De momento, la Iglesia espa?ola conserva algunos privilegios que dependen de la buena voluntad del Ejecutivo. Por ejemplo, la exenci¨®n del pago del IVA, cuya supresi¨®n reclama, hasta ahora sin ¨¦xito, la Comisi¨®n Europea. A cambio, aunque el trueque no se especifique, el presidente pide "a todo el mundo, que respete la voluntad que emana de esta C¨¢mara, que es la ley, que es lo que cuenta en democracia".
El cardenal Rouco se mostr¨® esta semana dispuesto a aceptar la rama de olivo que le tiende el Gobierno, pero mantiene al mismo tiempo en la reserva a su ej¨¦rcito cat¨®lico, movilizado con no poco esfuerzo. Ya en su discurso ante los asistentes al Congreso del Apostolado Seglar, el 14 de noviembre, Rouco pronunci¨® frases que sonaron casi a arenga. "?No, no hay que tener miedo a ser testigos, a pesar de todas las incomprensiones y persecuciones que nos sobrevendr¨¢n!". "?El futuro nos pertenece! ?El futuro es del Evangelio!", dijo el arzobispo de Madrid, asumiendo un protagonismo obligado en esta batalla que se contempla atentamente desde el Vaticano.
Pero, ?cu¨¢les son los poderes de Rouco al frente de una Conferencia Episcopal en la que Catalu?a y el Pa¨ªs Vasco van por libre?, ?cu¨¢l es la capacidad de movilizaci¨®n de una instituci¨®n tan dividida? Los socialistas creen firmemente que una parte de la Espa?a cat¨®lica est¨¢ con ellos. "La inmensa mayor¨ªa de los cristianos y los cat¨®licos comparten las medidas del Gobierno, ya que la mayor¨ªa de ellas est¨¢n en la esencia misma del cristianismo", se atrevi¨® a decir Jos¨¦ Blanco esta semana en un acto sobre la Constituci¨®n Europea.
Es un hecho que en la inmensa masa de la mayor¨ªa silenciosa hay un sector cat¨®lico moderado que duda y espera disgustado por el nivel a veces ¨ªnfimo de la pol¨¦mica. Son los partidarios de un Gobierno laico, neutral en cuestiones religiosas, que rechazan tambi¨¦n los excesos del laicismo. Es dif¨ªcil saber lo que piensa este sector de la batalla preventiva del cardenal Rouco. Dif¨ªcil saber si espoleados por las cr¨ªticas llegar¨¢n a convertirse en su ej¨¦rcito, o si se volver¨¢n contra el general desconfiando de su estrategia.
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