Goles entre la nada

La Real Sociedad necesita una inyecci¨®n de v¨¦rtigo para sacar la cabeza. Cuando ya resbala monte abajo, a punto de despe?arse con todo, el equipo donostiarra se pone en pie y milagrosamente se evade del atolladero. El episodio lo escenific¨® hace una semana en su estadio de Anoeta, en el duelo vasco contra el Athletic, en el que se impuso por 3-2 tras ir perdiendo por 0-2, y ayer casi lo repiti¨® al dedillo en el de Riazor.

Otra vez necesit¨® la Real sociedad dos goles en contra, producto de la inagotable benevolencia de su defensa, para enchufarse al partido. La remontada no culmin¨® porque el equipo de Jos¨¦ Mar¨ªa Amorrortu tampoco hizo nada para intentarlo. Podr¨ªa hab¨¦rselo propuesto ante un Deportivo que, tras su tempranera y hu¨¦rfana de goles eliminaci¨®n europea, volvi¨® a ofrecer su versi¨®n m¨¢s triste, m¨¢s desangelada.

El conato de reacci¨®n que protagoniz¨® el Deportivo en las dos jornadas anteriores se qued¨® finalmente en nada. Aunque los tantos animaron un poco la tarde, el choque fue un desprop¨®sito que confirm¨® el proceso de involuci¨®n en el que est¨¢ inmerso el grupo que dirige Javier Irureta.

Cayeron cuatro goles como pod¨ªan haber ca¨ªdo ocho y ni as¨ª se hubiera salvado un lance pintado con el m¨¢s melanc¨®lico de los tonos grises. En muchos aspectos, el Deportivo y la Real Sociedad dieron la impresi¨®n de ser almas gemelas. Dos conjuntos que a?oran el pasado vivido, disfrutado; con futbolistas que han dejado atr¨¢s sus mejores d¨ªas y, hoy por hoy, sin ninguna frescura para insuflar ¨¢nimos nuevos en su vida.

Ni la buena cosecha de goles ni la reacci¨®n de la Real Sociedad cuando parec¨ªa ya tumbada tuvieron la menor emotividad. Todo lo que ocurri¨® en el partido estuvo envuelto en un aire desordenado, moh¨ªno y de corte peyorativamente burocr¨¢tico.

Que el Deportivo se pusiera dos goles por delante tras una primera hora sin el menor atisbo de f¨²tbol pareci¨® un hecho sobrenatural. Tan sobrenatural como que uno de los tantos lleg¨® tras un cabezazo de... ?Munitis! La hospitalidad de la defensa realista result¨® tan conmovedora que, sin alcanzar los 170 cent¨ªmetros, a Munitis le sobr¨® para cazar aquel testarazo.

De la esterilidad futbol¨ªstica del Deportivo habl¨® tambi¨¦n su ¨²nico recurso para alcanzar el ¨¢rea, un pelotazo tras otro desde su propia defensa, casi siempre canalizados por C¨¦sar, que no es Beckenbauer precisamente. Y, aun as¨ª, cayeron dos goles. En el primero, el portero Riesgo meti¨® la mano fuera del ¨¢rea y dej¨® una falta para que Luque transformase con un buen remate cruzado. Luque volvi¨® a aparecer para dar el centro del que naci¨® el inveros¨ªmil tanto de Munitis y que le ocasion¨® un tir¨®n del que ya no pudo recuperarse. Entr¨® Pandiani, tras alg¨²n tiempo de ausencia, y mejor le habr¨ªa ido qued¨¢ndose en el banquillo.

La Real Sociedad reaccion¨® de inmediato con el mejor momento de toda la tarde, un imponente lanzamiento de falta de Nihat que hendi¨® el ¨¢ngulo de la porter¨ªa.

A la vuelta del descanso, el Deportivo intercambi¨® favores y consinti¨® el cabezazo de Kovacevic que supuso el empate. La entrada de Mauro Silva reanim¨® a los locales, pero Pandiani estrope¨® concienzudamente cada bal¨®n que le cay¨® en el ¨¢rea.

Del partido s¨®lo qued¨® la amenidad final, obsequio de Karpin, expulsado cuando sal¨ªa del campo para ser sustituido tras responder con aplausos sarc¨¢sticos a las pullas de un p¨²blico que le hab¨ªa martirizado toda la tarde por su pasado c¨¦ltico.