Zotoluco y Ortega, a hombros

Rafael Ortega triunf¨® en el mano a mano que sostuvo con Zotoluco cortando tres orejas y un rabo. Al banderillear espectacularmente al segundo bis, la m¨²sica toc¨® en su honor. En su trasteo domin¨® al andar¨ªn corn¨²peta y al ejecutar con verdad la suerte suprema recibi¨® una cornada cerrada en el muslo derecho. No quiso ingresar a la enfermer¨ªa hasta lidiar a sus otros dos ejemplares.

Con el marmolillo cuarto volvi¨® a lucirse con los palitroques y sentado en el estribo inici¨® su reposada faena en la que lig¨® templados naturales.

Con el bravo y codicioso sexto, los alternantes recibieron la pelea en quites. Ortega lo hizo primero por vistosas caleserinas y despu¨¦s, en la r¨¦plica, por ajustadas chicuelinas, mientras que Zotoluco quit¨® primero por suaves chicuelinas y en su segunda intervenci¨®n dibuj¨® una media ver¨®nica.

Con este astado, que por su extraordinario tranco mereci¨® arrastre lento, y salv¨® el prestigio de la divisa, Ortega se volvi¨® a lucir con los palitroques. Marcando los tres tiempos cuaj¨® una emotiva faena, premiada ben¨¦volamente con el rabo 117 -en la historia del coso-, y ante las protestas lo deposit¨® en el callej¨®n dando la vuelta s¨®lo con las orejas.

Eulalio L¨®pez, Zotoluco, brill¨® como un torero poderoso toda la tarde. Con el primero, que desarroll¨® sentido, dio una c¨¢tedra de buen lidiador. De hinojos salud¨® con larga cambiada al tercero. Llevando muy embebido al rajado y peligroso enemigo, traz¨® lentos pases en una faena en la que se jug¨® la vida.

Con t¨¦cnica y aguante, Zotoluco le tap¨® la cara al inv¨¢lido quinto hasta lograr que hiciera el recorrido completo, y as¨ª enhebr¨® sus r¨ªtmicos redondos y naturales.