Miedo a volar
La mayor¨ªa de los autores presentados por el CDMC en su sesi¨®n del lunes eran j¨®venes. Al menos los presentes en la sala. Casi todos, tambi¨¦n, explican demasiado sus obras en las notas al programa, como si fuera necesario tener un buen pretexto te¨®rico para poner en marcha la pr¨¢ctica compositiva, como si a eso que llamamos inspiraci¨®n o arrebato le hubiera sustituido en su caso un planteamiento previo que a veces se presenta como un ejercicio ciertamente complejo.
El problema es que, adem¨¢s, ese planteamiento te¨®rico responde a una pr¨¢ctica que nos deja un poco con la miel en los labios y que, en algunos casos, trasluce un cierto miedo a volar, a dejarse llevar por eso que llamamos riesgo. Es el caso, por ejemplo, del madrile?o Iv¨¢n Solano y sus Sept structures cristalines, donde el af¨¢n por la esencia acaba dejando las ideas -que las hay- demasiado en el hueso, o del argentino Sebasti¨¢n Rivas, cuya Entre se queda corta. En Primera aproximaci¨®n a dimun, el venezolano David Nu?ez¨¢?ez suma excelentes sensaciones aisladas, pero se echa en falta el hilo que las una convenientemente. El italiano Giacomo Platini result¨® el m¨¢s rom¨¢ntico del muestrario, con Yll, una pieza delicada sobre Venus, la estrella de la ma?ana y de la tarde, con sus tensiones, sus luces y sus sombras. La americana Patricia Alessandrini hace en Soliloque un ejercicio para violonchelo un tanto est¨¦ril salvo en algunos hallazgos sonoros.
Centro para la Difusi¨®n de la M¨²sica Contempor¨¢nea
Black Jackets Company. La Pluma de Hu. Obras de Platini, Alessandrini, Rivas, Nu?ez¨¢?ez, Kolp, Solano y Fiszbein. Museo Reina Sof¨ªa. Madrid, 29 de noviembre.
Lo mejor del concierto apareci¨® con claridad meridiana. Por un lado, Wet, wet, wedding, del belga Pierre Kolp, para violonchelo y tambor, bienhumorada y directa. Del otro, y muy por encima de todas, El entrevero y el brillo, del argentino Fernando Fiszbein, decidida, rotunda, asumiendo lo que podr¨ªamos llamar la gran tradici¨®n de la modernidad, ¨¦sa que sus compa?eros, felices en Liliput, parecen temer.
A pesar de sus nombres perfectamente rockeros, Black Jackets Company y La Pluma de Hu son dos estupendos grupos dedicados a estas m¨²sicas que trabajan en Bruselas y en Par¨ªs. Los de La Pluma de Hu son, adem¨¢s, alumnos de Jos¨¦ Manuel L¨®pez L¨®pez, uno de nuestros grandes compositores de hoy. Todos estuvieron muy bien.
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