Los otros 'inquilinos' de la plaza Mayor
El Museo Municipal de Arte Contempor¨¢neo explica las pinturas de la fachada de la Casa de la Panader¨ªa
Madrile?os y forasteros tienen ya v¨ªa libre para interpretar las pinturas que decoran la fachada de la Casa de la Panader¨ªa, principal emblema de la plaza Mayor. El Museo Municipal de Arte Contempor¨¢neo, que dirige Eduardo Alaminos, expone hasta el pr¨®ximo mes de febrero los detalles del gran tel¨®n pintado por el artista y estudioso de la mitolog¨ªa cl¨¢sica Carlos Franco (Madrid, 1951), y los bocetos que llevaron a ¨¦ste, junto con su equipo de ocho colaboradores, a estampar sus figuras y colores sobre el amplio retablo madrile?o entre los a?os 1988 y 1992 con s¨ªmbolos e iconos madrile?os.
En el lienzo asentado en once arcos que componen su basamento, y por hasta 25 ventanales de vidrios emplomados, salpicados por fraileros blancos, Carlos Franco y su equipo desplegaron todo un relato iconogr¨¢fico.
Este inventario pl¨¢stico, estudiado por Mar¨ªa Dolores Gallardo, se ve articulado en torno a las figuras de Cibeles, la diosa de la diadema en castillete defensora de la ciudad, y Acu¨¢tico, personaje inventado por el pintor, que ornamentan la segunda y central planta de las tres que, jalonadas por dos torres de sendos chapiteles de pizarrra, perfilan la m¨¢s pict¨®rica de las fachadas de Madrid.
A la diosa, y al dios cuyo nombre evoca la masa de aguas subterr¨¢neas sobre las que Madrid, seg¨²n la leyenda, se asienta, acompa?an respectivamente las figuras, en tres cuartos, de un sabio -con un le¨®n similar al que representa a San Jer¨®nimo- acompa?ado por un ovidiano Cupido adolescente, m¨¢s Isidra Mayo, desnuda y en torsi¨®n, flanqueada a su vez por Abundia, otra diosa con numerosas mamas sobre su pecho, que porta en su mano la copa de un madro?o por la que asoman estrellas codiciadas por un oso.
En el pa?o inferior, de cuerpo entero y en la zona izquierda, Baco tributa con sus uvas el car¨¢cter festivo de los madriles e indica el impuesto sobre el vino, recaudado en la Casa de la Panader¨ªa para reconstruir la plaza de un incendio en 1672; se ve acompa?ado por un Majo -embozado como los amotinados que se encararon contra el marqu¨¦s de Esquilache- detr¨¢s de cuya figura rodeada de ni?os se alza la propia planta de la Casa de la Panader¨ªa, tributo al Barroco, tan amigo de los espejos, m¨¢s la aleda?a figura de Panderico. A ¨¦ste, junto a la barra de pan que sujeta bajo su brazo, Carlos Franco ha a?adido un churro, como testimonio de la gastronom¨ªa madrile?a.
En el lado derecho del mismo pa?o inferior, Lagunilla homenajea a las charcas desecadas sobre las que la plaza fuera edificada en 1619 por Juan G¨®mez de Mora, heredero de Juan de Herrera, construcci¨®n que cost¨® 200.000 ducados. Un incendio la devast¨® en 1672, pero fue reconstruida por el pintor y arquitecto Jos¨¦ Xim¨¦nez Donoso.
Sujetando el friso superior de la fachada, sobre el que vuelan palomas no lejos de figuras de gatos, cuatro cari¨¢tides desnudas, blancas y negras, dan escolta a dos sim¨¦tricas Proserpinas, Vida y Muerte, que comen granadas y se miran a los lados del eje tachonado por el escudo de los Austrias.
Entre los colores predominan los ocres y, en sus siluetas, azules y verdes, que esmaltan este retablo ¨²nico en Espa?a y cuyo trasunto mitol¨®gico y festivo puede ya ser interpretado por cuantos cruzan la Plaza Mayor gracias a la iniciativa del museo municipal que rige Eduardo Alaminos.
Realza el escenario madrile?o la estatua ecuestre de Felipe III, que domina el centro de la plaza y que es obra del italiano Juan de Bolonia. Su disc¨ªpulo, Pedro Tacca, ser¨ªa el autor de la efigie a caballo y en corveta de Felipe IV, hoy en la plaza de Oriente.
El tel¨®n de la Casa de la Panader¨ªa y los dibujos preparatorios. Museo Municipal de Arte Contempor¨¢neo. Conde Duque, 9.
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