La construcci¨®n de la paz y el futuro de Naciones Unidas
Hace 15 a?os, el mundo se encontraba amargamente dividido por las estrategias para el desarrollo econ¨®mico. Los pa¨ªses ricos respaldaban el consenso de Washington y el ajuste estructural, pol¨ªticas que causaban un gran resentimiento en los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo y que eran acerbamente criticadas por los movimientos de la sociedad civil en el mundo industrializado. Se daba por supuesto que la ONU no contaba para nada en el asunto o, peor a¨²n, que interced¨ªa de forma especial a favor de los gobiernos corruptos y despilfarradores de los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo.
Hoy las cosas son ciertamente distintas. Las discusiones sobre la pol¨ªtica de desarrollo -incluidas las que mantienen los principales pa¨ªses industrializados- se basan en amplios acuerdos entre los donantes y los receptores de la ayuda respecto a lo que cada uno necesita hacer para alcanzar el desarrollo. Tres reuniones internacionales clave -la Cumbre del Milenio de la ONU en 2000 y las conferencias de la ONU sobre la financiaci¨®n del desarrollo en Monterrey y el desarrollo sostenible en Johannesburgo en 2002- han conducido a un memorable consenso internacional sobre la forma de hacer crecer las econom¨ªas, aliviar la pobreza y proteger el medio ambiente.
?Est¨¢ justificada a veces la 'guerra preventiva' o es una simple agresi¨®n con otro nombre?
Los Ocho Objetivos del Milenio para el Desarrollo, establecidos hace cuatro a?os, son los par¨¢metros para medir el progreso en el desarrollo en 2015. ?stos incluyen reducir a la mitad la proporci¨®n de personas que padecen extrema pobreza y hambre; alcanzar la escolarizaci¨®n primaria universal; incrementar el poder y mejorar la condici¨®n de las mujeres; reducir dr¨¢sticamente la mortalidad infantil y materna; detener la expansi¨®n del VIH / sida y la malaria; conseguir que todos los pa¨ªses adopten pol¨ªticas que sean sostenibles desde el punto de vista social y medioambiental, y -de importancia crucial para poder alcanzar los otros- una colaboraci¨®n global entre pa¨ªses pobres y ricos, basada en los mercados abiertos, la reducci¨®n de la deuda, la inversi¨®n y la ayuda financiera cuidadosamente orientada.
Sigue siendo muy incierto si lograremos alcanzar estos objetivos para 2015, especialmente en el ?frica subsahariana, donde sigue siendo necesario un esfuerzo mucho mayor, tanto por parte de los donantes como de muchos gobiernos africanos. Pero por lo menos ahora tenemos acuerdos sobre lo que es necesario hacer para convertir el mundo en un lugar m¨¢s justo y pr¨®spero. Lamentablemente, estamos a¨²n bastante lejos de alcanzar un consenso semejante acerca de la forma de convertir el mundo en un lugar m¨¢s seguro. En este tema las cosas en todo caso han ido a peor en los ¨²ltimos a?os. Un momento de solidaridad global contra el terrorismo en 2001 fue r¨¢pidamente reemplazado por enconadas discusiones sobre la guerra de Irak, que resultaron ser sintom¨¢ticas de divisiones m¨¢s profundas sobre cuestiones b¨¢sicas. ?C¨®mo podemos protegernos mejor los occidentales del terrorismo y de las armas de destrucci¨®n masiva? ?Cu¨¢ndo es permisible el uso de la fuerza y qui¨¦n debe decidirlo? ?Est¨¢ justificada a veces la guerra preventiva o es una simple agresi¨®n con otro nombre? Y en un mundo que ha pasado a ser unipolar ?qu¨¦ papel deber¨ªa desempe?ar la ONU?
Estos nuevos debates se superponen a otros que surgieron en los a?os noventa. ?Es la soberan¨ªa del Estado un principio absoluto o la comunidad internacional tiene la responsabilidad de impedir o resolver conflictos dentro de los Estados, especialmente cuando conllevan genocidio u otras atrocidades semejantes?
Hace un a?o design¨¦ un grupo de 16 distinguidos hombres y mujeres de todo el mundo con experiencia en distintos campos -pol¨ªtico, militar, diplom¨¢tico, econ¨®mico y social- para que sugiriesen respuestas a dichas preguntas. Les ped¨ª que evaluaran las amenazas que tiene hoy la humanidad y que hicieran recomendaciones sobre la forma en la que tenemos que cambiar tanto nuestras pol¨ªticas como nuestras instituciones para poder hacer frente a dichas amenazas.
Hoy entregan su informe, Un mundo m¨¢s seguro: una responsabilidad compartida. Sus 101 recomendaciones constituyen la serie de propuestas para alcanzar una respuesta com¨²n m¨¢s exhaustiva y coherente que yo haya visto jam¨¢s. Ofrece una clara explicaci¨®n y reafirmaci¨®n del derecho a la defensa propia; directrices sobre el uso de la fuerza para ayudar al Consejo de Seguridad a abordar de forma m¨¢s decisiva y din¨¢mica tanto las atrocidades en masa dentro de los Estados como con los "escenarios de pesadilla" (aquellos que combinan terroristas y armas de destrucci¨®n masiva); un acuerdo sobre la definici¨®n de terrorismo (que la comunidad internacional hab¨ªa esquivado hasta ahora), y propuestas para impedir un torrente de proliferaci¨®n nuclear y mejorar la bioseguridad. Tambi¨¦n contiene un surtido de propuestas pr¨¢cticas para actualizar los organismos de la ONU -incluyendo el Consejo de Seguridad- y hacer m¨¢s eficaz la Organizaci¨®n, especialmente en lo que respecta a la prevenci¨®n y las misiones de paz.Y sobre todo explica la interconexi¨®n de nuestra era, en la que los destinos de los pueblos est¨¢n entretejidos con las amenazas a las que se enfrentan. No solamente la amenaza contra una naci¨®n es una amenaza contra todas, sino que el hecho de no abordar una amenaza puede socavar nuestras defensas contra todas las dem¨¢s. Un grave atentado terrorista en el coraz¨®n del mundo industrial puede devastar la econom¨ªa mundial y arrojar de nuevo a millones de personas a la pobreza extrema. El desmoronamiento de un Estado en la zona m¨¢s pobre del mundo puede abrir un enorme agujero en nuestra defensa com¨²n contra el terrorismo y las enfermedades epid¨¦micas.
Pocos ser¨¢n los que puedan leer este informe y seguir dudando si hacer de este mundo un lugar m¨¢s seguro es una responsabilidad compartida, as¨ª como un inter¨¦s compartido. El informe nos dice c¨®mo hacerlo y por qu¨¦ tenemos que actuar ahora mismo. Lanza firmemente la pelota al tejado de los l¨ªderes pol¨ªticos. Yo les exhorto a que la recojan y hagan juego con ella. La oportunidad es demasiado importante para perderla.
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