"En los pa¨ªses desarrollados la censura entra de puntillas"
Apenas le dieron la noticia de que este a?o hab¨ªa sido elegida para el Premio Nobel de Literatura de 2004, Elfriede Jelinek (M¨¹rzzuschlag, 1946) advirti¨® que no ir¨ªa a recoger el premio personalmente a Suecia, y que intentar¨ªa esconderse para escapar al asedio medi¨¢tico. Y as¨ª lo hizo. La escritora austriaca ha reiterado con profusi¨®n que viajar en avi¨®n y exponerse al p¨²blico le causa un miedo casi patol¨®gico. Al parecer, se ha refugiado en M¨²nich en casa de su esposo, Gottfried H¨¹ngsberg. Ahora se comunica hasta con sus amigos m¨¢s cercanos a trav¨¦s del correo electr¨®nico. Y fue tambi¨¦n a trav¨¦s de este medio como concedi¨® a EL PA?S la siguiente entrevista.
PREGUNTA. En Espa?a se publica en estos d¨ªas por primera vez su novela Las amantes.]]>?Qu¨¦ lugar le confiere en el marco de su obra?
"Si tuviera una hija le dir¨ªa que se independizara del hombre. Eso me dijo mi madre. Y tuvo ¨¦xito"
"Austria corre siempre el riesgo de volcarse hacia la ultraderecha porque se ha escabullido de su propia historia, reprimi¨¦ndola"
RESPUESTA. Hay que tener en cuenta que escrib¨ª el libro hace treinta a?os. Adem¨¢s lo situ¨¦ a prop¨®sito en su mayor parte en el ¨¢mbito rural, donde pod¨ªa construir mi "campo de pruebas", por as¨ª decirlo, dado que all¨ª la gente tiene pocas posibilidades de escapar de sus vidas. Por tanto pude desvelar mecanismos sociales en su estado puro. El objetivo de mi texto fue lo que yo llamar¨ªa "esqueletar", una forma de destilar la estructura del capitalismo para mostrar el efecto que surte en los m¨¢s d¨¦biles, en las mujeres. Creo que algunas cosas han cambiado, pero por desgracia estructuralmente poco en lo que se refiere a la desigual valoraci¨®n de hombres y mujeres. Esto ocurre hasta en los puestos dirigentes de empresas, donde apenas se encuentran mujeres. Carly Fiorina, la empresaria mejor pagada de Estados Unidos, gana todav¨ªa mucho menos que sus colegas hombres. No s¨¦ si en Espa?a esto es diferente.
P. En La pianista]]> describe una relaci¨®n sadomasoquista entre una madre y una hija. Usted ha reiterado que esta obra incluye elementos autobiogr¨¢ficos y se ha referido a la casi insoportable presi¨®n que ejerci¨® su madre sobre usted, hija ¨²nica. No ha tenido hijos, pero si hubiera tenido una hija, ?qu¨¦ consejo le dar¨ªa?
R. Le dir¨ªa que se independizara del hombre. Y es lo que me dijo mi madre. En esto tuvo ¨¦xito.
P. ?Le parece que la presi¨®n social en la regi¨®n de los Alpes es m¨¢s fuerte que en otras partes? ?C¨®mo se explica sus causas?
R. Yo dir¨ªa que el ¨¢mbito alpino, con la estrechez y el aislamiento de sus valles, resulta un paradigma natural de las estrechas fronteras que el capitalismo impone a la gente (e insisto, mediante el reparto sexual de papeles). Es necesario literalmente superar monta?as para poder realizarse. A esto hay que sumarle el catolicismo que, como bien es sabido, mantiene en retraso a las sociedades y perpet¨²a los roles tradicionales de hombres y mujeres. Yo dir¨ªa que la Contrarreforma en Austria todav¨ªa sigue en marcha, con paso firme.
P. ?Es posible hacer algo contra esa situaci¨®n? ?Qu¨¦ puede hacer usted con su escritura?
R. No se puede hacer nada en contra, en todo caso no con el arte. ?nicamente se puede contribuir al esclarecimiento de las cosas o a deformarlas mediante la s¨¢tira para que as¨ª resulten m¨¢s reconocibles. Para ello cada autor y cada autora ha desarrollado un estilo est¨¦tico propio.
P. Pero podr¨ªa ocurrir que su estilo no provoque m¨¢s que el rechazo de sus compatriotas.
R. Claro que hay reacciones de rechazo. Pero mucho peor es tener un estigma, y alguna culpa tengo yo, si tenemos en cuenta mis propias declaraciones, tambi¨¦n en las entrevistas. Yo misma he contribuido a limitar demasiado la recepci¨®n que se tiene de m¨ª. Cada palabra que digo cae en la indiferencia, porque se opina que de todas formas ya se sabe por adelantado lo que voy a decir. O sea que no puedo salirme de mi rol. Desgraciadamente.
P. ?Por qu¨¦ evita en Las amantes]]> el uso de may¨²sculas, incluso al inicio de las frases, y ¨²nicamente escribe determinadas palabras con may¨²sculas?
R. En aquel entonces, inspirada por los textos de lenguaje experimental del Grupo de Viena [que reun¨ªa a poetas de vanguardia], quise subrayar la igualdad del valor de las palabras. Todas las palabras tienen tanto o tan poco valor como las dem¨¢s. Adem¨¢s quisimos en aquella ¨¦poca acabar con la receptividad inconsciente y para ello dificultamos la lectura a fin de obligar al lector a leer con m¨¢s exactitud.
P. Usted, que estudi¨® m¨²sica en el conservatorio, se?ala que tiene un acceso musical al lenguaje. ?C¨®mo compone sus textos?
R. La composici¨®n musical no siempre est¨¢ "construida", muchas veces est¨¢ sometida a la inspiraci¨®n, que hace que "todo est¨¦ all¨ª de repente". Por ejemplo, as¨ª trabaja Olga Neuwirth [compositora contempor¨¢nea austriaca, con la que Jelinek ha creado ¨®peras]. Ella tiene toda la obra en la cabeza. Pero para realizarla necesita un proceso de transmisi¨®n mucho m¨¢s dif¨ªcil y m¨¢s trabajoso porque sobrepasa la notaci¨®n musical. Yo opt¨¦ por el lenguaje porque con ¨¦l puedo componer de forma directa. Por as¨ª decirlo, puedo vomitar m¨¢s directamente el sonido del lenguaje, sin ese mecanismo de transmisi¨®n complicado que me obstaculizar¨ªa y me plantear¨ªa problemas terribles. O sea que no tengo que traducirlo a un sistema abstracto de signos como en la m¨²sica. Escribir es para m¨ª un proceso completamente natural y de hecho lo puedo hacer muy r¨¢pido. Adem¨¢s puedo teclear a gran velocidad porque estudi¨¦ m¨²sica. Entonces el lenguaje me arrastra, el texto se escribe a s¨ª mismo, por as¨ª decirlo. No soy una autora planetaria, s¨®lo son fijos los trazos b¨¢sicos de un texto, mientras que todo lo dem¨¢s lo hace el lenguaje en mi lugar. Un proceso casi de trance. Tambi¨¦n en mi vida cotidiana tengo esta obsesi¨®n por asociar, siempre estoy jugando con palabras.
P. ?Cu¨¢les son sus piezas y sus compositores preferidos?
R. Mi compositor favorito es Schubert, sus ciclos de Lieder y tambi¨¦n algunas de sus canciones sueltas. No encuentro en nadie m¨¢s esa penetrante intensidad de contenido y m¨²sica.
P. Su obra es muy notoria e impactante en el teatro, y ha trabajado con los m¨¢s famosos directores de teatro alemanes [Einar Schleef, George Tabori, Frank Castorf, Claus Peymann, Christoph Marthaler o Schlingensief]. En 1991 el Festival de Salzburgo le concedi¨® a su obra un gran espacio, casi un festival de Jelinek dentro del festival. Tambi¨¦n las obras de Bernhard, Handke y otros escritores de prosa tienen fuerte presencia en el mundo teatral. ?C¨®mo explica que el teatro tenga tanta importancia en Austria?
R. En Alemania y en Austria afortunadamente el teatro sigue siendo subvencionado por el Estado. Incluso fan¨¢ticos neoliberales aceptan como un dogma que el fomento del teatro sea obligaci¨®n del Estado. Lamento que esto ya no exista en muchos pa¨ªses. Yo, de todas formas, lo tengo que aprovechar mientras exista; porque me temo que en escenarios privados no habr¨ªa oportunidad para representar mis piezas, por estar tan centradas en el lenguaje. En teatro yo no siempre puedo -he escrito algunas pocas piezas dialogadas- "empaquetar" mis contenidos en di¨¢logos porque, en mitad de una frase o de un p¨¢rrafo, el sujeto que habla pasa continuamente a otro. El espectador tiene que deducir el sujeto de lo que ¨¦ste dice. Tiene que "desmontarlo". Yo no quiero otorgar a nadie un car¨¢cter, dado que ya no existe el car¨¢cter en el sentido del drama burgu¨¦s del siglo XIX. Para m¨ª s¨®lo existe superficie de lenguaje, a partir de la cual construye su propia obra el director de teatro. Para m¨ª el director es siempre un coautor. Debido a lo compacto que es el sistema, ya no existe el sujeto. Ya no existe lo que podr¨ªamos llamar la primera naturaleza, la autenticidad de la experiencia. Cada uno es producto de la segunda naturaleza, de la avalancha de im¨¢genes de los medios de comunicaci¨®n, etc¨¦tera. Y hace tiempo que esa segunda naturaleza ha sobrepasado a la primera. El autor dram¨¢tico Ren¨¦ Polelsch, que pertenece a otra generaci¨®n que yo, consigue esto a trav¨¦s de di¨¢logos. Tambi¨¦n otros lo logran. En cuanto a los l¨ªmites de los di¨¢logos, para m¨ª fue decisiva Bildbeschreibung (1984), de Heiner M¨¹ller.
P. Usted estuvo durante 17 a?os afiliada al Partido Comunista Austriaco (KP?). ?Por qu¨¦ ingres¨® y por qu¨¦ lo dej¨® en 1991? ?Qu¨¦ significa para usted hoy el comunismo?
R. Yo quer¨ªa solidarizarme con la clase obrera en una sociedad que de todas formas siempre tendi¨® hacia la derecha. Entretanto, el gran Partido Popular
[?VP, partido democristiano que desde 2000 gobierna en Austria en coalici¨®n con el FP? de Haider] se ha ido tan a la derecha que ya no queda lugar para nada m¨¢s, ni siquiera para el FP? de extrema derecha, que est¨¢ asfixi¨¢ndose porque casi lo aplastan contra el muro de la derecha. Quise crear un contrapeso a esa evoluci¨®n social y no s¨®lo dentro de los grupos universitarios de la ¨¦lite comunista. Pero no se logr¨®. Sin duda en un pa¨ªs de socialismo real yo no hubiera estado en el partido comunista. Cuando todos corren por un lado, yo siempre quiero ir por el otro, para que el bote no se vuelque.
P. Como otros escritores de lengua alemana, usted se dedic¨® desde muy temprano al H?rspiel]]>
["obras audibles", literatura concebida especialmente para ser escuchada por radio]. Este tipo de radionovela es pr¨¢cticamente inexistente en Espa?a.
R. Todos o, por lo menos, muchos de mis colegas escritores y escritoras hemos podido vivir muchos a?os de las obras literarias radiof¨®nicas. Gracias a ¨¦stas me manten¨ªa viva. Sin la literatura radiof¨®nica no ser¨ªa escritora. En primer lugar, por el factor material. Pero tambi¨¦n me gustaba la ac¨²stica pura, sin la presi¨®n de la imagen. Parece que ¨²ltimamente el H?rspiel vuelve a interesar al p¨²blico joven. Yo crec¨ª sin televisi¨®n. Crec¨ª con las obras literarias radiof¨®nicas, junto al teatro y al cine, que eran para m¨ª expresiones importantes del arte.
P. ?C¨®mo ser¨ªa el lector ideal de la obra de Jelinek? ?Qu¨¦ consejos le dar¨ªa?
R. Yo recomendar¨ªa que se deje llevar totalmente por el lenguaje, al que obligo a despojarse de la falsa conciencia en favor del lenguaje mismo. Pero esto desgraciadamente s¨®lo funciona en alem¨¢n. En mi obra habr¨ªa que prestar atenci¨®n sobre todo al m¨¦todo est¨¦tico y a la forma que tengo de usarlo para transportar contenidos esclarecedores. No hay que tomarse todo en serio, sino tambi¨¦n considerar la iron¨ªa, el sarcasmo con el que escribo. Por tanto, el lector debiera tambi¨¦n ser capaz de distanciarse de s¨ª mismo.
P. Cuando el partido del ultraderechista J?rg Haider entr¨® en el Gobierno en el a?o 2000, usted prohibi¨® que sus obras de teatro se representaran en Austria. Luego cambi¨® de opini¨®n. De forma similar, Thomas Bernhard prohibi¨® en su testamento que se llevaran al escenario sus piezas teatrales en territorio austriaco, si bien sus herederos anularon esta ¨²ltima voluntad del autor. ?C¨®mo explica semejante negativa de los artistas precisamente bajo constelaciones pol¨ªticas en las que m¨¢s que nunca har¨ªa falta ofrecer al p¨²blico obras cr¨ªticas?
R. De hecho, mis obras se han representado durante muchos a?os y tanto yo como mis colegas escritores hemos estado siempre advirtiendo del peligro de que la sociedad austriaca se volcara alguna vez hacia la derecha. Y esto ocurre porque Austria se ha escabullido de su propia historia del siglo XX, reprimi¨¦ndola. Pero lo reprimido vuelve a aflorar una y otra vez, siempre en mayores dimensiones y de forma m¨¢s endemoniada. O como farsa, tal y como escribi¨® Karl Marx en El 18 Brumario de Luis Bonaparte. As¨ª que ahora tenemos la farsa, que como tal llega a transformar intensamente la vida social de Austria. Cuando se form¨® la coalici¨®n (entre FP? y ?VP, en 2000) pens¨¦ que yo tendr¨ªa que hacer lo contrario de lo que ven¨ªa haciendo hasta ese momento. O sea que ten¨ªa que prohibir la representaci¨®n de mis obras teatrales. Pero esto a la larga resultaba kitsch, algo cursi, un gesto sin sentido. As¨ª que lo dej¨¦.
P. ?Qu¨¦ asocia a los t¨¦rminos "censura" y "disidencia"?
R. En los pa¨ªses desarrollados la censura entra de puntillas. Nunca se les puede probar nada a los censores. En el fascismo espa?ol, por ejemplo, la censura era abierta y se efectuaba con brutalidad. Naturalmente, esto ya no es posible en los pa¨ªses occidentales, por lo menos no en aqu¨¦llos donde la prensa act¨²a como cuarto poder, como corrector. En Austria esto no funciona porque la prensa es monocrom¨¢tica. La mitad de los lectores leen el diario Kronenzeitung, que no es un peri¨®dico sino una agencia para la "sana conciencia de la gente decente". Pero por ejemplo en las elecciones regionales de Francia, en las que la derecha aument¨® sus votos, se vio que la censura avanza poquito a poco. En alg¨²n sitio cierran una librer¨ªa de homosexuales, en otro un cine cr¨ªtico. Ocurre sin que se note. Por tanto hay que estar alerta, como siempre lo estuvieron los intelectuales en Francia. Aqu¨ª en Austria, desgraciadamente, los intelectuales muchas veces se han dedicado a hacerse trizas entre ellos en lugar de ser solidarios.
P. Por ¨²ltimo, la pregunta con la que normalmente habr¨ªa que empezar: ?el Premio Nobel le ha cambiado mucho la vida? ?Se siente ahora m¨¢s comprendida o malentendida?
R. S¨ª, mi vida ha cambiado, y es que todo lo que digo adquiere un peso que antes no ten¨ªa. Por eso tengo que tomar el doble de precauciones, y eso no me va nada. Tengo que controlarme permanentemente, y en realidad no me gusta. Por otro lado, ahora ya no tengo problemas econ¨®micos y eso lo compensa todo. Puedo escribir, que es lo que quiero, sin pensar en ganar dinero. Noto que esto me da una nueva ligereza. Yo no tengo la sensaci¨®n de merecerme el premio. Pero la decisi¨®n no fue m¨ªa, as¨ª que acepto el premio con alegr¨ªa.
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