La Administraci¨®n rechaza negociar otra subida en las tarifas del taxi a pesar de la huelga
El segundo paro en Barcelona en dos semanas fue seguido tambi¨¦n de forma mayoritaria
La segunda huelga masiva de taxistas vivida en Barcelona en 15 d¨ªas tampoco empujar¨¢ a la Administraci¨®n a la mesa de negociaci¨®n. La negativa del Instituto Metropolitano del Taxi (Imet) a aumentar las tarifas aprobadas recientemente es "inamovible". Los tres sindicatos convocantes, minoritarios en funci¨®n de las elecciones celebradas hace cuatro a?os, anunciaron m¨¢s paros en 2005, que coincidir¨¢n con importantes ferias. Los piquetes informativos volvieron a impedir el servicio en el aeropuerto de El Prat y en las estaciones del Norte y de Sants.
Como el del pasado 17 de noviembre, el paro convocado ayer por tres sindicatos de taxistas tuvo un seguimiento masivo. En eso, con matizaciones acerca de la motivaci¨®n, est¨¢n de acuerdo la Administraci¨®n y las fuentes sindicales. Lo que no suscribe el Imet es que el ¨¦xito del paro le fuerce a renegociar al alza la subida de tarifas del 5,1%, aprobada en noviembre en el pleno de la Entidad Metropolitana del Transporte, tras haber sido aceptada por los sindicatos mayoritarios. Las centrales que votaron a favor de aquel acuerdo tambi¨¦n se opusieron a la huelga de ayer. Francesc Narv¨¢ez, presidente del Imet, repiti¨® en el mediod¨ªa de ayer, cuando los datos del seguimiento ya se conoc¨ªan, que su postura era "inamovible". "No podemos caer en un chantaje como ¨¦ste", precis¨®, y adelant¨® que no aceptar¨¢ tarifas "que no se justifican con el coste del taxi".
El Gremio Uni¨®n de Taxistas (GUT), Avant-Taxi y el Grupo de Taxistas Independientes (GTI) piden una subida del 9% en las tarifas de 2004, m¨¢s otra del 4% en los dos a?os siguientes, que alcanzar¨ªa el 19%, y que compensar¨ªa la subida de los costes de explotaci¨®n, seg¨²n sus c¨¢lculos. Adem¨¢s, piden beneficios en la compra del gas¨®leo y la rebaja de los seguros.
Mediaci¨®n rehusada
En opini¨®n de Miguel ?ngel Mart¨ªn, gerente del Imet, estas dos reivindicaciones corresponden a la Administraci¨®n central, y sostiene que los sindicatos rehusaron la mediaci¨®n que les ofreci¨® el Ayuntamiento. "Lo ¨²nico que les interesa es subir las tarifas", afirma. Mart¨ªn repite que los precios para 2005 ya est¨¢n cerrados, pero invita a los sindicatos discrepantes a reunirse "ya mismo" para discutir los siguientes.
Carlos Soto, presidente del GTI, anunci¨® un nuevo paro el 16 de diciembre. Ese d¨ªa confeccionar¨¢n un calendario de huelgas para los primeros meses de 2005 que coincidir¨¢ con las ferias que en esas fechas acoge Barcelona, como el Sal¨®n del Autom¨®vil o Construmat.
"La huelga se ha notado", concedi¨® Mart¨ªn, aunque matiz¨® que fue el miedo a destrozos en los veh¨ªculos el que dej¨® en casa a muchos taxistas. A juicio de los sindicatos convocantes, el seguimiento masivo es un s¨ªntoma de su fuerte implantaci¨®n en el sector. ?stos son minoritarios en funci¨®n de las ¨²ltimas elecciones a la mesa t¨¦cnica, hace cuatro a?os. La posterior Ley del Taxi la dej¨® sin efectos, y orden¨® crear un consejo consultivo, para el que a¨²n no se ha llamado a las urnas. Eso supone que numerosas agrupaciones se disputen a los escasos 2.000 afiliados de un gremio de 10.500 taxistas y se arroguen la representatividad mayoritaria.
Ya fuera por miedo o convicci¨®n, muy pocos taxistas circularon por el centro de Barcelona. Los piquetes informativos que hicieron guardia durante todo el d¨ªa en el aeropuerto y las estaciones del Norte y Sants impidieron el servicio. Los principales incidentes se produjeron por la ma?ana en El Prat, cuando los piquetes lanzaron huevos y pintura contra los taxis que se aventuraron hasta las terminales. Durante el resto del d¨ªa, los mismos piquetes informaron a los turistas sobre las alternativas de transporte para llegar al centro. Decenas de ellos, con sus respectivos equipajes, esperaban resignados en las estaciones de autob¨²s y tren.
El paro tuvo un seguimiento del 95%, es decir, el total de la flota de aut¨®nomos, seg¨²n fuentes sindicales. El 5% restante son asalariados a los que las empresas obligaron a trabajar, a?adi¨® Soto. "Uno de ellos nos ha animado a que le di¨¦ramos patadas al coche", aseguraba un miembro de un piquete de la estaci¨®n de Sants. Los que rechazaron el paro repitieron artima?as para burlar a los piquetes: sentar a los pasajeros en el asiento de copiloto y desactivar el tax¨ªmetro.
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