Coherencia roja
Es cierto que la Conferencia Episcopal no deja mucho margen para la continencia verbal, pero si no les ayud¨¢ramos tanto a difundir su mensaje, si no lo jale¨¢ramos a todas horas; si nos comport¨¢ramos de facto como una sociedad con voluntad laica, minimizar¨ªamos el impacto de esos (des)prop¨®sitos y podr¨ªamos dedicar m¨¢s energ¨ªa y debate a lo que de verdad importa. Porque el sida no aumenta en nuestro pa¨ªs por la permeabilidad de los copulantes a la doctrina de la Iglesia, sino porque se sigue practicando mucho sexo sin la debida informaci¨®n o protecci¨®n o posibilidad de elecci¨®n. Hoy coinciden todas las fuentes en se?alar que los nuevos rasgos de esta epidemia que no cesa son, en todas partes, la sexualizaci¨®n (aqu¨ª s¨®lo el 30% de los nuevos casos deriva del consumo de drogas), y la feminizaci¨®n: progresa el virus entre las mujeres por la doble raz¨®n de que son m¨¢s vulnerables al contagio y menos libres de decidir sobre c¨®mo, en qu¨¦ condiciones mantener relaciones sexuales.
El sida es una de las met¨¢foras m¨¢s implacables de nuestro tiempo, como un l¨ªquido revelador de su verdadera imagen: codicias, miedos, injusticias, abismos de protecci¨®n y tratamiento seg¨²n los pa¨ªses y los continentes. Como un espejo: todo lo que pasa en la realidad tiene su reflejo en esta enfermedad que desprotege m¨¢s a los que ya eran los m¨¢s desprotegidos, que se ceba discriminadamente en las m¨¢s discriminadas. Lo que sabemos, ahora mejor que nunca, es que el sida no podr¨¢ atajarse sin un aut¨¦ntico revolc¨®n ¨¦tico, econ¨®mico y cultural del mundo. Y sobre todo sabemos que ir en contra del sida supone, en primer, lugar ir en contra de las discriminaciones y de las violencias de g¨¦nero. Que no hay instrumento de lucha m¨¢s eficaz que la libertad de las mujeres, que su capacidad para decir el qui¨¦n, cuando y c¨®mo de su sexualidad.
En Euskadi las mujeres (28% de los nuevos afectados) tambi¨¦n est¨¢n en el centro de las campa?as de la Consejer¨ªa de Sanidad, que insisten en la importancia de que sean ellas quienes tomen la iniciativa en el uso del cond¨®n: la ¨²ltima, la de este verano (con el lema P¨®nselo claro) y la del pasado diciembre que preguntaba ?Te lo pones t¨² o me lo pongo yo?, invitando as¨ª al uso del preservativo femenino. En general, no soy partidaria de las campa?as puntuales (convenidas con el calendario), de esas intervenciones-kit con rueda de prensa, pegado de carteles y abundante reparto de folletos o material ef¨ªmero. Las considero un derroche (justificador o propagand¨ªstico ) por su obvia insuficiencia en ¨¢mbitos como el de las enfermedades de transmisi¨®n sexual, donde lo que se requiere son cambios profundos en los comportamientos, es decir, una energ¨ªa de intervenci¨®n p¨²blica constante, cruzada de departamentos, y extremadamente coherente en su planteamiento, desarrollo y evaluaci¨®n.
Insistir¨¦ en esto. Hace un a?o califiqu¨¦ aqu¨ª mismo de ciencia ficci¨®n esa campa?a alentadora de un preservativo femenino entonces car¨ªsimo, de dif¨ªcil acceso y pr¨¢cticamente desconocido. El coordinador del Plan del Sida de Osakidetza respondi¨® que "a medio plazo" dicho preservativo ser¨ªa "una de las armas m¨¢s eficaces contra la diseminaci¨®n del VIH". Lo que dejaba pensar, y por eso no insist¨ª, que su departamento ten¨ªa la voluntad de hacer del cond¨®n femenino -y de la radical autonom¨ªa sexual que podr¨ªa suponer para las mujeres- el eje de su programa de intervenci¨®n. Me equivoqu¨¦. S¨®lo era un titular de campa?a. El tema sigue en igual medio plazo.
Un a?o despu¨¦s, he visitado las mismas farmacias y centros y me he encontrado con id¨¦ntico panorama: ausencia de material informativo, demanda cuasi inexistente, precios altos. En la Unidad del Sida de Osakidetza de mi ciudad me han indicado telef¨®nicamente que no hay folletos, s¨ª "algo" de informaci¨®n que, si ten¨ªa la intenci¨®n de pasar, podr¨ªan "buscar y sacar". Por estas y otras (sin)razones no creo en ciertas campa?as de propaganda, ni en los lazos rojos para la tele. S¨®lo en los datos alarmantes y para combatirlos en la coherencia roja, dicho sea en todos los sentidos y tejidos el¨¢sticos.
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