Por una universidad con la mirada puesta en Europa
En estos ¨²ltimos a?os, el conjunto del sistema universitario de la UE se halla inmerso en el ambicioso proyecto de configuraci¨®n del Espacio Europeo de Educaci¨®n Superior. Con distintos ritmos cada pa¨ªs ha procedido o est¨¢ procediendo a adaptar su legislaci¨®n interna a las exigencias de dicho Espacio. En el nuestro, la LOU se limita a sentar unas m¨ªnimas medidas para posibilitar las modificaciones que han de realizarse en la estructura de los estudios, y falta pr¨¢cticamente toda la normativa de desarrollo para hacer frente a ese proceso en sus distintas dimensiones: titulaciones de grado y de postgrado, incluido el doctorado; nuevo mapa de titulaciones; directrices generales y propias de cada titulaci¨®n, etc. Es de suponer que a lo largo de 2005 podamos estar en condiciones de aplicarla y que el horizonte del 2007 que siempre se ha manejado para la efectiva implantaci¨®n de este nuevo sistema, no sufra retrasos, en principio, aunque es m¨¢s que probable que no todas las titulaciones puedan lograr dicho objetivo en esas fechas. Ser¨ªa deseable no s¨®lo alcanzar el objetivo sino adem¨¢s hacerlo plena y satisfactoriamente, pero para ello resulta preciso, adem¨¢s de normas, conocimiento y valoraci¨®n de la trascendencia de esta reforma. Presumiblemente, conllevar¨¢ la necesidad de incrementar la inversi¨®n p¨²blica en materia universitaria; tambi¨¦n previsi¨®n por parte tanto de los poderes p¨²blicos como de las universidades para contar con los recursos humanos, las infraestructuras y los equipamientos adecuados; y, asimismo, convencimiento por parte de la comunidad universitaria y, en particular, del profesorado, de mejorar la formaci¨®n conforme a los nuevos planteamientos y metodolog¨ªa docentes que deben incorporarse. Esto ¨²ltimo es algo que al parecer no ha calado a¨²n, como lo demuestran encuestas realizadas recientemente cuyos resultados y an¨¢lisis aparec¨ªan en este mismo medio (EL PA?S, 1 de noviembre).
Las universidades, en coordinaci¨®n con los poderes p¨²blicos, tienen que comprometerse a emprender una intensa labor de concienciaci¨®n, estimulando con ayudas todas aquellas acciones que individual o colectivamente favorezcan la progresiva preparaci¨®n, sobre todo del profesorado. De lo contrario, ser¨¢ dif¨ªcil que la convergencia europea supere el estadio puramente nominal.
Desaprovechar¨¢ la Universidad la oportunidad de ofrecer respuestas acordes a las necesidades de este tiempo, si no se adelanta a las demandas sociales, demostrando tener la capacidad de conocer la realidad sociol¨®gica e integrarla en sus planes de estudio. En la formulaci¨®n de ¨¦stos, ya sea de grado o de postgrado -si bien especialmente en los ¨²ltimos en tanto puedan al final elaborarse por las propias universidades y aprobarse por las comunidades aut¨®nomas-, es exigible que tengan en cuenta las necesidades de su entorno para ofrecer a los egresados posibilidades reales de inserci¨®n laboral. No se trata de plegarse a las condiciones del mercado ni de limitar la formaci¨®n a la especializaci¨®n de tipo profesional. Esta restrictiva concepci¨®n de la educaci¨®n universitaria ya ha sido abandonada incluso en aquellas universidades que la ten¨ªan a gala (Harvard, por ejemplo) y con mayor raz¨®n no es la que debe defenderse en sistemas como el universitario europeo que, en general, han impregnado su ense?anza de una fuerte impronta humanista y cultural. Lo que debemos proponernos es, sin olvidar esta premisa, reforzar la vinculaci¨®n con el mundo profesional, empresarial, econ¨®mico y social, para elaborar titulaciones y estudios que respondan a las exigencias -din¨¢micas y cambiantes-, de la sociedad actual.
En este escenario, cualquier Universidad tendr¨¢ que demostrar con claridad predisposici¨®n para relacionarse con aquellos interlocutores y, asimismo, tanto una actitud receptiva a sus planteamientos, como la aptitud para articular curricula acordes a los requerimientos de garant¨ªa de la calidad que impone el servicio p¨²blico universitario.
Otro tanto, bien que con variables diferentes, requiere la pol¨ªtica cient¨ªfica universitaria, que ha de incrementar su compromiso social y adem¨¢s responder a las exigencias del tejido industrial, productivo o tecnol¨®gico. El conjunto del sistema espa?ol de I+D+I debe definir una estrategia, identificar sus prioridades, estimular el esfuerzo de la inversi¨®n p¨²blica y la privada y mejorar los mecanismos de informaci¨®n en torno a sus potencialidades cient¨ªficas. La futura Estrategia 2010 anunciaba hace unos d¨ªas por el Gobierno, parece apostar con medidas firmes en esta direcci¨®n.
La Universidad tendr¨¢ que hacer otro tanto para incrementar cuantitativa y cualitativamente su actividad investigadora, b¨¢sica y aplicada, en los distintos campos del saber. A ella corresponder¨¢, en buena medida, corregir la debilidad estructural de aquel sistema, lograr la confianza del sector privado y demostrar que es una instituci¨®n capital para avanzar en el conocimiento, la innovaci¨®n, la competitividad y la mejora de la calidad de vida. Ambas ideas constituyen ejes centrales del programa que he presentado como candidato a rector de la Universidad de Alicante. El reto de promover y garantizar la calidad de la docencia y contribuir a desarrollar una investigaci¨®n de excelencia, me parece el mejor compromiso a compartir con la comunidad universitaria en pro de asegurar el futuro de la Universidad de Alicante.
Juan Jos¨¦ D¨ªez es catedr¨¢tico de Derecho Administrativo de la Universidad de Alicante y candidato a rector.
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