Pandiani regresa al socorrismo

Cualquier delantero se apaga sin el gol, y m¨¢s uno como Pandiani, un jugador en el que no se encontrar¨¢ m¨¢s virtud futbol¨ªstica que el remate. El uruguayo, perdido en el laberinto en el que deambula todo su equipo, no marcaba en la Liga desde el mes de septiembre. Tras muchas semanas de amargura, Pandiani apareci¨® ayer en Santander en ese papel breve y decisivo que le resulta tan familiar. Entr¨® con el tiempo justo y cumpli¨® su cometido de socorrista para rescatar al Deportivo en el ¨²ltimo aliento. Lo curioso es que Pandiani no resolvi¨® con una embestida, como suele ser habitual, sino por un toque de cierta sutileza agrandado por la pifia del portero Aoute. De ese modo bastante at¨ªpico cerr¨® el uruguayo un partido de poco f¨²tbol que acumul¨® todas sus emociones en el tramo final, con dos goles en diez minutos, demasiado para el sistema nervioso del banquillo del Racing, que acab¨® cosido a expulsiones.

El Racing se hab¨ªa visto ganador en el minuto 86 con el bello gol de Javi Guerrero, tras una perfecta maniobra de control y remate ante Manuel Pablo. Era el ¨²ltimo de una serie de contragolpes del Racing, que hasta entonces se hab¨ªa estrellado siempre ante la puntual solvencia de Molina, uno de los pocos que no fallan.

Sin hacer nada del otro mundo, los locales hab¨ªan estado ligeramente por encima de un Depor que no ofreci¨® el menor s¨ªntoma de mejor¨ªa. El Racing no pas¨® grandes apuros en su ¨¢rea, combin¨® con m¨¢s rapidez y criterio en el campo rival y hasta ten¨ªa motivos de queja contra el ¨¢rbitro, que regal¨® el empate al Deportivo con un penalti, al comienzo de la segunda parte, que ni pareci¨® mano de Regueiro ni tampoco que se produjese dentro del ¨¢rea.

Con esos antecedentes, el tanto de Javi Guerrero, apenas sin tiempo por delante, pod¨ªa interpretarse como un acto final de justicia. Lo impidi¨® Pandiani cuando ya se jugaba el tercer minuto del tiempo suplementario. Fue una falta a Duscher, junto al pico del ¨¢rea, que el uruguayo elev¨® con suavidad para que cayese en el primer palo. La barrera salt¨® a destiempo y la respuesta del portero fue torpe y tard¨ªa, aunque ¨¦l se empe?ara en echar la culpa de la pifia a sus compa?eros.

Con el empate final el Depor tiene bastante para seguir tirando en su estado de convalecencia, a la espera de que alg¨²n d¨ªa acierte con la medicaci¨®n adecuada. Aunque su juego contin¨²a bajo m¨ªnimos, fuera de casa s¨®lo ha perdido en el Camp Nou. Tiene su gracia, porque el grupo de Irureta tampoco es un dechado de eficacia defensiva. Y tras la marcha de Naybet, nadie sabe ofrecer una salida decente a la pelota desde la primera l¨ªnea. El primer gol del Racing, que naci¨® de un infame despeje de C¨¦sar por el centro, fue un ejemplo clamoroso. Con ese lastre a cuestas, el Depor se enred¨® en un partido atropellado y descosido, el tipo de escenario donde el protagonismo lo acapara gente como Scaloni y del que s¨®lo se puede escapar con la aparici¨®n proverbial de alg¨²n socorrista como Pandiania.