Placas solares
Me llamo Montse y vivo en el barrio barcelon¨¦s de Gr¨¤cia. Un d¨ªa, al volver de trabajar y a medida que iba avanzando por el pasillo, ya las divis¨¦ a todas all¨ª, plantadas desafiantes sobre la terraza del geri¨¢trico que est¨¢n construyendo frente a mi casa: monstruosas placas solares de pie en hileras interminables, como gigantescas tostadas que se han quemado, volviendo repentinamente negro mi horizonte.
Ahora, mientras como sentada a la mesa, en el comedor, no tengo otra visi¨®n. Tambi¨¦n es para ellas mi primer saludo cuando por la ma?ana me levanto de la cama y elevo la persiana del dormitorio. Entonces, los moais instalados a menos de ocho metros de mis narices entonan con burla la canci¨®n de Chanquete: "No nos mover¨¢n...".
Se supone que todo ello se ha hecho para integrar este tipo de instalaciones en edificios nuevos, pero, evidentemente, esta integraci¨®n no se ha dado.
?Qu¨¦ soluci¨®n dar¨¢ el Ayuntamiento a nuestra denuncia por impacto visual inadmisible? ?Me tocar¨¢ a m¨ª pagar los platos rotos por una falta de inter¨¦s en hacer las cosas como es debido.
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