Cr¨¦ditos, no limosna
M¨¢s de 80 millones de familias han escapado de la pobreza en 2004 gracias a peque?os pr¨¦stamos que no exigen avales
Cr¨¦ditos, no limosna. Es la idea fuerza que ha dado origen a los microcr¨¦ditos, una herramienta que ha revolucionado el mundo de la ayuda al desarrollo y que el a?o pasado sac¨® del c¨ªrculo vicioso de la pobreza a m¨¢s de 80 millones de familias, seg¨²n los datos de 3.000 instituciones de microcr¨¦dito de todo el mundo que se har¨¢n p¨²blicos hoy. Los llamados bancos de los pobres -que invierten los principios de la banca al establecer que lo que hay que demostrar para recibir un pr¨¦stamo es no tener recursos para devolverlo- conceden cr¨¦ditos de peque?as sumas (entre 50 y 100 d¨®lares) sin exigir ni garant¨ªas ni avales, a una tasa de inter¨¦s similar a la de los bancos comerciales.
Esos pocos d¨®lares bastan para comprar una m¨¢quina de coser, un tel¨¦fono m¨®vil que se convierte en locutorio ambulante o una vaca lechera; lo suficiente para montar un peque?o negocio y entrar a formar parte del engranaje de la econom¨ªa de mercado. Lo que en 1976 empez¨® siendo un experimento del economista banglades¨ª Mohamad Yunus, que decidi¨® demostrar que los pobres pagan antes y mejor, ha acabado funcionando.
Las mujeres "pagan mejor y se preocupan m¨¢s por su familia", dice una gerente de microfinanzas
En 2004, los microcr¨¦ditos han sacado de la pobreza a 274 millones de despose¨ªdos, cerca del 68% de ellos con ingresos inferiores a un d¨®lar diario. Una cifra que iguala las poblaciones de Francia, Reino Unido, Alemania, Italia, Irlanda y Suecia juntas. La mortalidad infantil entre los beneficiarios ha descendido en un 37% y la tasa de recuperaci¨®n del cr¨¦dito ha alcanzado el 98%. Una de las claves del ¨¦xito ha sido prestar preferentemente a mujeres. El 82% de los clientes de estos bancos son mujeres, "porque ellas son mejores pagadoras, se preocupan m¨¢s por el futuro de su familia y por la educaci¨®n de sus hijos, son clave en el desarrollo de sus pa¨ªses", asegura Carmen Velasco, directora de Promujer, una de las experiencias de microcr¨¦ditos m¨¢s exitosas de Am¨¦rica Latina.
Las historias de las clientas de estos bancos bien podr¨ªan ser un cuento con final feliz en el que el c¨¢ntaro milagrosamente acaba por no romperse. Es el caso de Nancy G¨®mez, que apenas sacaba beneficio con la venta de pasteles que horneaba en su casa de El Alto, en Bolivia. Era pobre y por eso nadie le prestaba dinero. Como no ten¨ªa acceso a un cr¨¦dito, pens¨® que nunca saldr¨ªa de la miseria. Pero un buen d¨ªa una entidad de microcr¨¦dito le prest¨® 100 d¨®lares. Con ese dinero compr¨® unas cuantas cintas de v¨ªdeo. "Fue mi primer videoclub". Despu¨¦s vino el segundo pr¨¦stamo y con ¨¦l el segundo videoclub. Las ganancias le dieron para comprar unos amplificadores y con ellos mont¨® un negocio de sonorizaci¨®n para bodas, bautizos y comuniones. Los r¨¦ditos le dieron para montar la discoteca que hoy a sus 48 a?os regenta y en la que trabajan porteros, camareros y guardarropas, adem¨¢s de sus dos hijos, "cuando la universidad les deja tiempo libre". Sus compa?eras del grupo de cr¨¦dito tampoco se quedan atr¨¢s. El negocio de papeler¨ªa de Marcela Calle va viento en popa desde que compr¨® una guillotina para papel que le permite cortar 2.000 folios a un mismo tiempo. "Antes los cortaba en casa de 50 en 50", explica. Y Herminia Medrano tiene un puesto de comidas en el mercado de El Alto y una casa en alquiler cerca del trabajo.
Las tres coinciden en que un banco convencional jam¨¢s les habr¨ªa concedido un pr¨¦stamo. "Te piden que alguien que tenga una casa en propiedad te avale y eso era imposible", explica Calle. "Aqu¨ª, nosotras 20 somos el aval". El grupo como garant¨ªa es otro de los inventos de este sistema de cr¨¦dito. "Si una no paga, las dem¨¢s responden de la deuda", explica desde Washington John Hatch, el inventor de estos bancos comunales, similares a los que puso en marcha Yunus. "Me dediqu¨¦ a implantar estos bancos por todo el mundo y hoy tenemos 400". Hatch defiende que estas entidades no est¨¦n "impuestas por la burocracia estatal" y arremete contra el Banco Mundial y los organismos internacionales porque "prefieren gastarse el dinero en grandes proyectos como puentes y carreteras". Elizabeth Littlefield, director ejecutiva del Grupo Consultivo de Ayuda a la Poblacion Pobre del Banco Mundial, considera sin embargo que aunque pueden ser un mecanismo eficaz los peque?os pr¨¦stamos no son siempre la soluci¨®n para los m¨¢s pobres. "La deuda les hace m¨¢s vulnerables y hay gente a la que le hace m¨¢s falta comida, educaci¨®n y salud que un cr¨¦dito. Si no tienen unos m¨ªnimos ingresos, de nada les sirve un cr¨¦dito", apunta. El Banco Mundial invierte algo menos del !% de su presupuesto en peque?os cr¨¦ditos.
Las agencias de cooperaci¨®n internacional de medio mundo se han dado cuenta de que los microcr¨¦ditos son una de las herramientas que mejor funcionan para erradicar la pobreza porque, al igual que las remesas de los inmigrantes, son los propios beneficiarios los que deciden d¨®nde y c¨®mo invertir el dinero, salt¨¢ndose intermediarios y la frecuente inoperancia de las ayudas oficiales. Las instituciones de microcr¨¦dito operan adem¨¢s bajo la asunci¨®n de que escapar de la pobreza no es s¨®lo tener algo que llevarse a la boca, sino tambi¨¦n cortar la dependencia de las ayudas. "Las mujeres de nuestro programa recib¨ªan alimentos donados. Ahora son un modelo para sus hijos, ya no son la imagen de la caridad, de la mujer que s¨®lo puede extender la mano para pedir limosna", sentencia Velasco. Parad¨®jicamente, estas experiencias demuestran que una vez que se cierra el grifo de la asistencia, empieza el verdadero desarrollo.
Por eso, el Informe sobre el estado de los microcr¨¦ditos de 2004 se propone llegar a los 1.200 millones de personas que viven con menos de un d¨®lar diario para poder alcanzar el objetivo del desarrollo del milenio por el que m¨¢s de 100 jefes de Estado se comprometieron a reducir en un 50% la pobreza mundial para el a?o 2015. Unos 700 parlamentarios de Reino Unido, Canad¨¢, Jap¨®n, Australia, India y M¨¦xico ya han pedido a las instituciones multilaterales que incrementen su gasto en proyectos de microcr¨¦dito. De momento, la ONU ha declarado 2005 el a?o internacional del microcr¨¦dito en un intento de que los despose¨ªdos pasen de luchar contra la globalizaci¨®n a pelear por hacerse con un trozo del pastel.
Dinero en Espa?a para inmigrantes
Los microcr¨¦ditos se han convertido en "la prioridad" de la Agencia Espa?ola de Cooperaci¨®n Internacional, con una inversi¨®n de 220 millones de euros. Pero tambi¨¦n de puertas para adentro la peque?a financiaci¨®n empieza a hacerse su hueco, con los inmigrantes como principales beneficiarios. El Instituto de Cr¨¦dito Oficial tiene una l¨ªnea abierta de 12.500.000 euros para este a?o, en la que mujeres e inmigrantes tienen preferencia. Por su parte, algunas Cajas de Ahorro tambi¨¦n han empezado a probar suerte con los microcr¨¦ditos. Es el caso de Unsolmon, de Caixa Catalunya que ha concedido 1.400 pr¨¦stamos.
Uno de ellos a Nubia Elena Fl¨®rez, una economista colombiana de 41 a?os que lleg¨® a Espa?a en 2001 y harta de buscar trabajo decidi¨® abrir una tienda en Madrid. "Me ped¨ªan un aval que no ten¨ªa, hasta que consegu¨ª uno de estos cr¨¦ditos. Ahora vendemos comida y productos latinos. Nos va muy bien", asegura.
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