El comercio y sus horarios
La actividad comercial se desarrolla en un marco cada vez m¨¢s competitivo y din¨¢mico. Este hecho nos plantea la necesidad de dotar al sector de las herramientas adecuadas para desarrollar su actividad de forma m¨¢s razonable y a la vez m¨¢s competitiva. No olvidemos que en Catalu?a tenemos alrededor de 110.000 establecimientos comerciales donde trabajan del orden de 500.000 personas, que a su vez generan algo m¨¢s del 13% del PIB de nuestro pa¨ªs.
Por eso, entre otras razones, desde el primer momento el actual Gobierno de la Generalitat entendi¨® la necesidad de hacer una ley que regulara los horarios de la actividad comercial, anulando as¨ª la pretensi¨®n del Gobierno del PP, que pretend¨ªa que a partir del pr¨®ximo 1 de enero cada cual abriese seg¨²n su antojo y conveniencia. De esta forma se convertir¨ªa el mundo del comercio en una aut¨¦ntica selva donde al final no s¨®lo el m¨¢s fuerte, sino tambi¨¦n el m¨¢s depredador, hubiera podido sobrevivir.
El fin de la ley que regula la actividad comercial es que no se altere el h¨¢bito de consumo de los ciudadanos
Una ley, por cierto, con un fuerte contenido social porque en ning¨²n sector como en el de la distribuci¨®n comercial coexisten con tanta claridad los grandes y los peque?os operadores. En el mismo terreno y con el mismo reglamento juegan empresas multinacionales, medianas, peque?as, familiares y tambi¨¦n empresas de tipo unipersonal, es decir, aut¨®nomos. Tambi¨¦n al legislar se ha querido contribuir a conciliar la vida laboral con la familiar, a la vez que ayudar a preservar los leg¨ªtimos derechos de los trabajadores del sector, ya sean asalariados o por cuenta propia.
La pretensi¨®n de los que han hecho la ley y de los defensores de la misma ha sido fijar unas reglas que sean v¨¢lidas para todos. Preservando, eso s¨ª, un hecho que para nosotros es incuestionable: por encima de cualquier consideraci¨®n est¨¢ el inter¨¦s de los consumidores en cuanto ciudadanos.
No me extender¨¦ aqu¨ª con cifras sobre qu¨¦ es m¨¢s rentable o qu¨¦ genera m¨¢s inflaci¨®n, si abrir durante los festivos o no. Argumentos econ¨®mico-financieros los hay para todos los gustos y la verdad es que no son f¨¢ciles de rebatir ni los unos ni los otros. Ni los de aquellos que dicen que hay que abrir m¨¢s horas y sobre todo m¨¢s festivos, ni los de quienes que argumentan que no es necesario abrir los festivos.
Nadie cuestiona que en algunos festivos se produce una cierta demanda comercial determinada por la proximidad de las fiestas navide?as, inicio de rebajas o de vacaciones, por ejemplo. Pero, m¨¢s all¨¢ de eso, hoy por hoy y a medio plazo parece innecesario abrir m¨¢s de ocho festivos al a?o para dar cobertura a los consumidores.
La verdad es que el epicentro del problema se sit¨²a en otro ¨¢mbito. Lo que se quiere en realidad con este, digamos, falso debate de mayor apertura no es otra cosa que un cambio de h¨¢bitos. Se pretende pasar de la compra m¨¢s o menos apresurada de entre semana a la que se realiza en festivo y, a poder ser, en familia. Est¨¢ claro que nadie consumir¨¢ m¨¢s leche ni comer¨¢ m¨¢s yogurs porque la tienda de la esquina o el h¨ªper de la gran superficie comercial est¨¦n abiertos en festivo o no. Lo que s¨ª suceder¨¢ con la apertura indiscriminada en festivos es que un segmento del sector empezar¨¢ a comer cuota de mercado a otro.
Y desde mi punto de vista, eso es lo que hemos de evitar: que se ganen cuotas de mercado con elementos ajenos a lo que debemos entender por dinamismo, competitvidad y sana competencia.
No estamos en contra de nadie. Estamos a favor de los ciudadanos y justo por eso en el Parlament se aprueba una ley de horarios comerciales que es verdad que da una cierta cobertura al comercio de proximidad, al comercio en trama urbana. Pero es que ese modelo comercial adem¨¢s de configurar nuestros pueblos y nuestras ciudades, adem¨¢s de ser genuinamente mediterr¨¢neo y por tanto catal¨¢n, da cohesi¨®n a nuestro entramado social, da seguridad a nuestras calles y facilita la compra, ya sea cotidiana o de cualquier otro tipo, de aquellos que por edad o cualquier otro motivo tienen problemas para desplazarse.
En definitiva, tambi¨¦n con leyes como ¨¦sta se hacen pol¨ªticas sociales porque cohesionamos la sociedad y ofrecemos m¨¢s bienestar, entre otros, a aquellos que tienen m¨¢s dificultad de desplazamiento. A todos nos conviene no olvidar que ¨¦sas, las pol¨ªticas sociales, son la raz¨®n de ser de la verdadera izquierda.
Bernardo Fern¨¢ndez es diputado del PSC en el Parlament.
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