Otro tost¨®n del Valencia

Partido insufrible en Mestalla, sin emoci¨®n ni ritmo ni un rival que pudiera plantar cara a un Valencia deprimente. Advirti¨® Claudio Ranieri hace unas semanas que el buen juego llegar¨ªa despu¨¦s de los resultados, pero, cuatro victorias consecutivas despu¨¦s, su equipo sigue ofreciendo el mismo f¨²tbol bochornoso, impropio del gran nombre que se ha forjado el club en Europa. Un tost¨®n que el p¨²blico, cada vez menos en Mestalla, eso s¨ª, decidi¨® encajar con una mezcla de resignaci¨®n, indiferencia y de bronca, pues de todo hubo. Mestalla despidi¨® a sus jugadores con pa?uelos, pero pocos: fue una bronca atemperada, como si la mansedumbre acabara venciendo a la ira.

El propio Ranieri, muy abatido tras el encuentro, admiti¨® que a la hinchada no le quedaba m¨¢s remedio que "aguantarnos". "Ha sido un partido muy feo. Estoy muy dolido", reconoci¨®. Y eso que al menos ayer hubo una buena noticia para el valencianismo: el que parece el regreso definitivo de Vicente, fuera de forma y a¨²n con molestias en un tobillo, pero due?o de un toque de distinci¨®n que el Valencia necesita como el respirar. Sobre todo, para visitar el pr¨®ximo s¨¢bado al l¨ªder en el Camp Nou. Junto a Baraja y Marchena, Vicente fue el mejor del Valencia. O el menos flojo.

Por mucho que se enfadara M¨¢ximo Hern¨¢ndez en la conferencia de prensa, exigiendo respeto para el Numancia y afirmando de mala manera que su equipo hab¨ªa merecido ganar, por muy meritorio que sea que el club de menor presupuesto de la Liga se marchara con un solo gol en contra de Mestalla, el Numancia nunca dio sensaci¨®n de poder aprovechar la crisis local. El conjunto soriano ha perdido todos los encuentros que ha disputado fuera de casa. Y los seguir¨¢ perdiendo si sigue con la misma inocencia tanto en el ataque -casi todos sus disparos se fueron a las gradas- como en la defensa -Juanma regal¨® varios goles: el primero lo anot¨® Marchena de cabeza tras un rechace del guardameta y el segundo Xisco, aunque ¨¦ste lo anul¨® el ¨¢rbitro sin motivo alguno-.

Nadie como Di Vaio para simbolizar la decepci¨®n de Ranieri con sus jugadores. Tras un inicio fulgurante en la Liga, el delantero italiano ha entrado en un pozo sin fondo. Nadie sabe por qu¨¦. Ayer dilapid¨® goles a troche y moche, propios y de sus compa?eros, siempre inoportuno para molestar. Su hundimiento en el partido fue progresivo y el empecinamiento de Ranieri en mantenerlo en el campo hasta el minuto 72 jug¨® en su contra. Si trataba de darle confianza, logr¨® lo contrario. Su ¨²ltima acci¨®n fue resbalarse en la en¨¦sima ocasi¨®n de gol de que dispuso, un resumen de un variad¨ªsimo cat¨¢logo de errores. Y, si Di Vaio parece hundido an¨ªmicamente, su compatriota y compa?ero en el ataque, Corradi, le saca al menos cierto partido a su esp¨ªritu batallador para participar en casi todas los ataques de su equipo. Y disimular como puede sus limitaciones t¨¦cnicas.

Claro que toda la confianza que trata de infundirle Ranieri a Di Vaio se la quita a Aimar, ayer en el banquillo despu¨¦s de que el t¨¦cnico lo hubiera sustituido el mi¨¦rcoles ante el Bremen, cuando la eliminatoria estaba m¨¢s caliente, porque "el ¨¢rbitro le ten¨ªa man¨ªa". Justo cuando el argentino le coge el hilo a la competici¨®n, Ranieri lo manda al banquillo. Y espera el Bar?a, a a?os luz futbol¨ªsticos de este Valencia en plena crisis de personalidad.