Las calenturas del 'Tolo'
Gallego, t¨¦cnico de '?ul', campe¨®n argentino, va al psicoanalista para revisar sus desmesuras
El se?or Am¨¦rico Rub¨¦n Gallego va al psicoanalista. A sus 49 a?os, el hombre que acaba de conseguir su cuarto t¨ªtulo de Liga como entrenador, ahora con el Newell's Old Boys y antes dos veces con el River y una con el Independiente, revisa cada semana el origen de sus conductas desmesuradas en una terapia individual a la que se somete una vez por semana desde que la tarea de conducir plantillas le provocara peri¨®dicos picos de depresi¨®n. Pero... Tolo, ?eres t¨²? ?Quien te ha visto y quien te ve!
Moreno, de pelo negro -ahora blanco de canas- enrulado, feo, boc¨®n, era un t¨ªpico chaval cabecita negra, como llaman los blancos ricos de Buenos Aires a los pobres mestizos del resto del pa¨ªs. Uno m¨¢s de los millones de pibes que nacen en Argentina predestinados a la oscuridad. Salvo que el f¨²tbol, un milagro, o alguna otra combinaci¨®n del azar, les toque con su varita m¨¢gica.
Nacido en Morteros, provincia de C¨®rdoba, el 25 de abril de 1955, la madre se lo llev¨® a la ciudad de Rosario cuando se fue a buscar la vida all¨ª. El impredecible rebote de un bal¨®n, en este cuento cl¨¢sico, lleg¨® a sus pies despu¨¦s de trabajar de ni?o en oficios diversos para ayudar su madre, empleada en el servicio dom¨¦stico. Fue repartidor de hielo en barra, vendedor de churros, ayudante en un puesto de verduras y, ya adolescente, operario en una f¨¢brica de ventiladores. Para entonces jugaba al f¨²tbol en la cantera del Newell?s, pero no ten¨ªa tiempo para dedicarse por completo. Hasta que se declar¨® una huelga en la f¨¢brica y decidi¨® aprovechar la oportunidad de entrenarse por la ma?ana y por la tarde. El esfuerzo dio resultado. A los 19 a?os, el 15 de diciembre de 1974, debut¨® en la primera del ?ul.
Gallego, el menor de cinco hermanos, es el ¨²nico que lleva el apellido de su madre, Carmen, porque no lleg¨® a tener relaci¨®n con el padre, Pascual Tagliotti. Ese detalle revela algo m¨¢s que la an¨¦cdota. Es parte de su car¨¢cter arisco, rebelde, fuerte y digno que le distingui¨® como jugador.
Su ficha de futbolista es extraordinaria. Jug¨® 267 partidos en el Newell's, otros 293 en el River y 73 en la Selecci¨®n. Fue campe¨®n del Mundo con Argentina en 1978 y conquist¨® otros seis t¨ªtulos, entre Liga, Libertadores e Intercontinental con el River. Pero a pesar de ser considerado uno de los mejores medios centros de los ¨²ltimos cuarenta a?os en Argentina, Gallego no fue traspasado al extranjero. Decidi¨® retirarse en 1988 cuando todav¨ªa jugaba en el River. El Tolo siempre estuvo ah¨ª, en la mitad del campo, a la sombra de los ¨ªdolos y de las figuras destacadas, corriendo y quitando para ellos como un fiel colaborador permanente, un escudero, un Sancho cada vez con m¨¢s panza, fuerte, morrudo y hambriento, siempre hambriento.
Su carrera de entrenador se inici¨® como ayudante de Passarella, compa?ero suyo en el equipo argentino de 1978 y en el River. A Passarella le convocaron para dirigir la selecci¨®n y el Tolo se qued¨® con el equipo para conducirlo hasta el t¨ªtulo en 1994. Con esa bocaza de buz¨®n por la que se traga los nervios, las eses y de la que salen insultos y frases memorables, Gallego necesit¨® de diez a?os y de otros tres t¨ªtulos como entrenador, con el River en 2000, el Independiente en 2002 y con el Newell's en 2004 para que al fin le consideraran entre los m¨¢s capaces.
Su forma de conducir es a la vez autoritaria y complaciente. A sus plantillas les hace apuestas o les promete premios, como una camioneta 4 x 4, que luego paga con gusto si se consiguen los resultados. Es exigente, nervioso, parece siempre enojado, le sube la presi¨®n. Utiliza el c¨®digo y los lenguajes de futbolista para hacerse entender. "Si no hac¨¦s lo que te digo, te saco y no te pongo m¨¢s", les grita a sus jugadores en los partidos.
Hace un tiempo le recomendaron que revisara su car¨¢cter con un psic¨®logo. El se r¨ªe cuando habla de eso. Nunca se imagin¨® sentado all¨ª cada semana. Pero admite que le hace "muy bien". Y, a?ade: "Puteo igual por todo, pero ya no me caliento como antes". Dice que ahora se tomar¨¢ "como seis meses de vacaciones" hasta tener una oferta de M¨¦xico o Europa, porque le gustar¨ªa entrenar un equipo en el exterior para probarse "entre los mejores". De la fe en si mismo, de sus ganas, de su esfuerzo, de su pasi¨®n, no hay dudas. De otro modo no habr¨ªa salido a la luz ni nadie habr¨ªa reparado en ¨¦l.
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