La alpargata
En el invierno de 1998, durante las excavaciones llevadas a cabo en la villa romana de los Ba?os de la Reina, en Calpe, se hall¨® en el fondo de una noria una alpargata romana del siglo III d.c. El objeto fue extra¨ªdo del lecho arcilloso con la pertinente cautela y la pericia cient¨ªfica que aconsejan estos hallazgos. Una vez trasladada al laboratorio para proceder a su restauraci¨®n, la alpargata cruji¨® como un panecillo reci¨¦n horneado y se desintegr¨® en mol¨¦culas de polvo ante los ojos de los expertos. Apenas qued¨® de ella un fragmento calcinado y fibroso. Pero no es la p¨¦rdida arqueol¨®gica de una pieza que hab¨ªa sobrevivido a dos mil a?os lo que me conmueve del caso, sino la sensaci¨®n que provoca el fen¨®meno de esa desintegraci¨®n f¨ªsica apenas calculada.
Si me remonto a la infancia, puede que localice esa misma emoci¨®n en el aciago segundo en que se me escap¨® de los dedos el cordel de un globo que me hab¨ªan comprado en la Feria de Navidad. Lo vi ascender con toda la impotencia de este mundo y me pas¨¦ la tarde llorando. En otro momento, jugando con un cowboy de miniatura, por torpeza o descuido, lo dej¨¦ caer por el desag¨¹e del patio y me sent¨ª morir. Es una sensaci¨®n que me ha salido muchas veces al encuentro a lo largo de la vida. Esta ma?ana, sin ir m¨¢s lejos, al leer la noticia de que el Gran Hotel de Salamanca, situado junto a la Plaza Mayor, y al que acud¨ª tantas veces en mi ¨¦poca de estudiante, acaba de cerrar sus puertas, he sentido ese viejo crujido ¨ªntimo. Me ha ocurrido con muchos lugares de Alicante y con seres que se marcharon de s¨²bito. Tambi¨¦n hoy, mientras dorm¨ªa, he so?ado que estaba escribiendo esta columna. Ten¨ªa el t¨ªtulo, la idea, los nombres y las frases en su orden exacto. S¨®lo deb¨ªa o¨ªr el despertador, ducharme con cierta premura y bajar a la cafeter¨ªa de la esquina con el folio dispuesto. Sin embargo, contra todo pron¨®stico, al abrir los ojos, la columna de mi sue?o ha estallado como una alpargata arqueol¨®gica y no ha quedado de ella m¨¢s que esto, fibras de polvo y una sensaci¨®n honda y est¨¦ril, tan antigua y fr¨¢gil como el mundo.
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