Las patrias de Mar¨ªa Zambrano
Roma, donde vivi¨® parte de su exilio, acoge un homenaje a la pensadora organizado por el Instituto Cervantes
Los camareros m¨¢s ancianos del Caf¨¦ Greco de Roma, un lugar tan antiguo que es ya una atracci¨®n tur¨ªstica, se acuerdan muy bien de ella. Mar¨ªa Zambrano entraba cada ma?ana, se sentaba en su mesa (segundo sal¨®n, a mano derecha, en el ¨¢ngulo m¨¢s cercano), ped¨ªa un capuchino que le duraba horas y escrib¨ªa en un cuaderno. Zambrano vivi¨® en Roma entre 1953 y 1964 y lleg¨® a considerar, pese a la pureza casi absoluta de su exilio, que en Roma hab¨ªa encontrado una patria. Esta semana, con ocasi¨®n del centenario del nacimiento de la fil¨®sofa espa?ola, el Instituto Cervantes ha celebrado en la capital italiana un simposio sobre su vida y su obra.
Mar¨ªa Zambrano (V¨¦lez-M¨¢laga, 1904- Madrid, 1991) fue una rareza en su tiempo: una mujer fil¨®sofa, alumna de Jos¨¦ Ortega y Gasset y Xavier Zubiri, profesora en la Universidad Central de Madrid y despu¨¦s, empujada al extranjero por la guerra y la represi¨®n, un paradigma de lo que la Espa?a del siglo XX hizo con sus talentos. El circuito de su exilio se hizo tan interminable que asumi¨®, al fin, la condici¨®n de "patria": Valencia y Barcelona hasta 1939, y despu¨¦s Par¨ªs, Nueva York, La Habana, M¨¦xico, San Juan de Puerto Rico, Roma, el Jura franc¨¦s y Ginebra hasta que, en 1984, regres¨® a Madrid, donde falleci¨® en 1991.
Se publica en espa?ol e italiano 'Fragmentos de los cuadernos del Caf¨¦ Greco'
Carlo Ferrucci, su traductor, record¨® el martes en el Caf¨¦ Greco que Zambrano hab¨ªa escrito que Roma era su patria. Rogelio Blanco, director general del Libro, consider¨®, sin embargo, que la patria de Zambrano "fue siempre el exilio". El simposio sobre la fil¨®sofa se abri¨® con un acto de presentaci¨®n en el caf¨¦ que durante una d¨¦cada la acogi¨® como clienta cotidiana. El Greco era, entonces, un lugar especial. En una ma?ana cualquiera pod¨ªan congregarse en el local Elsa Morante (muy amiga de Araceli, la hermana de Mar¨ªa), Alberto Moravia y Federico Fellini, cada uno en su mesa, cada uno con sus peri¨®dicos y sus papeles. El Greco fue un templo de divinidades laicas en el que escribieron, o tomaron caf¨¦ pensando en las musara?as, Giacomo Leopardi, Hans Christian Andersen, Josep Pla y muchos otros. Desde esta semana, unos manuscritos enmarcados recuerdan que tambi¨¦n Mar¨ªa Zambrano traz¨® en el Greco parte de su obra.
El Instituto Cervantes ha publicado, como acompa?amiento al simposio romano, un librito en espa?ol e italiano titulado Fragmentos de los cuadernos del Caf¨¦ Greco. Contiene precisamente eso, p¨¢rrafos de los cuadernos que Zambrano rellenaba ante un capuchino de larga duraci¨®n. Son fragmentos en bruto de su pensamiento. Como el siguiente, del 22 de abril de 1958: "La primera idea de la muerte es lo que queda o lo que hay si la vida se retira. No la nada".
Mar¨ªa Zambrano fue muy cr¨ªtica con el pensamiento europeo de los siglos XVIII y XIX, el cartesianismo y el racionalismo que, seg¨²n ella, condujeron a los desastres del XX. Pensaba, por ejemplo, que si Giordano Bruno, ante cuya estatua de Campo di Fiori pas¨® cientos de veces, no hubiera sido quemado como hereje, no habr¨ªa existido Robespierre y el mundo no habr¨ªa erigido la terrible historia como divinidad m¨¢xima.
La profesora Mercedes G¨®mez Blesa se refiri¨® en su conferencia, titulada Breve historia de la piedad, al ciclo parad¨®jico de la relaci¨®n entre el hombre y lo divino en el pensamiento zambraniano. En un principio, la divinidad fue desconocida, fue alguien que miraba sin ser visto, y generaba delirio persecutorio. S¨®lo la presencia de dioses identificables, como los del Olimpo griego, "otorg¨® una cierta tranquilidad al ¨¢nimo humano" y marc¨® la transici¨®n "de lo sagrado a lo divino". Ah¨ª naci¨® el individuo, que despu¨¦s intent¨® abordar la realidad sacra con la raz¨®n filos¨®fica: un proceso reduccionista que condujo al nihilismo de la cultura occidental. Con el racionalismo, que sepult¨® la realidad sagrada bajo el orden l¨®gico del sujeto, se lleg¨® a la "nueva religi¨®n sin Dios, a una religi¨®n de lo humano en la que el hombre se constituye en obrero de la Historia y en servidor de la misma". Y ante la historia, un nuevo "Dios desconocido" similar a las primeras deidades griegas, retornaron el delirio persecutorio y el terror.
El profesor Francisco Jos¨¦ Mart¨ªn, de la Universidad de Siena, explic¨® que la obra de Mar¨ªa Zambrano estaba vertebrada en art¨ªculos, que luego se convert¨ªan en libros, porque asumi¨® el modelo creativo de su maestro Ortega, pero tambi¨¦n porque "las penosas circunstancias del exilio" la obligaban a procurarse la retribuci¨®n inmediata del texto breve.
Joaqu¨ªn Verd¨² de Gregorio, que fue amigo de la fil¨®sofa, se centr¨® en la influencia de Roma e Italia en el estilo y la creaci¨®n de Zambrano, y en su cercan¨ªa a Dante Alighieri, en cuyo recorrido inici¨¢tico por el infierno y, de la mano de Beatriz, hacia el purgatorio y el para¨ªso, se reflej¨® para buscar el significado de su peregrinaje y de su exilio interior.
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