Salvavidas para Izar
El acuerdo entre los sindicatos y la SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales), propietaria de los astilleros p¨²blicos, para solucionar los problemas del grupo naval Izar pone fin a cuatro meses de negociaciones, tensi¨®n en la calle, declaraciones pol¨ªticas y alg¨²n malentendido grueso en torno a la reconversi¨®n del sector naval urgida desde la Comisi¨®n Europea. Los t¨¦rminos del acuerdo reconocen que el plan inicial de la SEPI era sustancialmente correcto, puesto que conducen a la segregaci¨®n de Izar en dos grupos (militar y civil), la privatizaci¨®n del segundo y la necesidad de un fuerte ajuste laboral, eufemismo que esconde 4.100 prejubilaciones obligatorias a partir de los 52 a?os. El sentido ¨²ltimo del plan y del acuerdo adoptado es salvar al menos la construcci¨®n naval militar de la amenaza de quiebra que implica la exigencia imperativa comunitaria para que devuelva los 1.100 millones en ayudas concedidas ilegalmente a los astilleros por los Gobiernos del PP.
As¨ª que la l¨®gica empresarial se ha impuesto a la pretensi¨®n de los sindicatos -jaleados a distancia por el Partido Popular, responsable de conceder ayudas ilegales a cambio de comprar la paz social en el sector- de mantener el empleo por encima de cualquier otra consideraci¨®n, incluida la amenaza de quiebra. A cambio, las organizaciones sindicales han conseguido que no se cierren empresas, logro nada desde?able si se tiene en cuenta la delicada situaci¨®n de Izar. El acuerdo debe darse por muy bueno, sobre todo porque permite aplicar desde este momento las soluciones pactadas para reflotar el grupo y termina la incertidumbre sobre el futuro.
El portavoz de la comisaria europea de Competencia ha expresado "ciertas inquietudes" sobre el acuerdo. Est¨¢ en su derecho. Sin duda le queda al Gobierno la tarea importante de convencer a las autoridades de Bruselas de que Izar es viable bajo las condiciones acordadas y que ¨¦stas se ajustan a la legalidad comunitaria. Ahora ya es asunto de negociaci¨®n; hasta el jueves era de grave desentendimiento.
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